Trece rosas. Cuarentena y violencia doméstica hacia las mujeres

en La Hoja Socialista 18/Novedades

Hace ya unas semanas que el Coronavirus se convirtió en el tema central en todas partes del mundo. Se habló de sus síntomas, de su rápida circulación y hasta surgieron las teorías más variadas y conspiranoicas sobre sus orígenes, que discutimos en su lugar. Pero hay un aspecto del problema poco informado. Tiene que con la principal respuesta que se ha ido dando en muchos países –el aislamiento social preventivo y obligatorio- y la violencia doméstica hacia las mujeres.

Respecto a esto, lo primero que hay que decir es que la violencia hacia las mujeres y los femicidios son una verdadera pandemia. Según un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud, para 2013, el 35% de las mujeres del mundo habían sido víctimas de violencia física y/o sexual. En su mayor parte, se trataba de casos de violencia conyugal. En todo el mundo, casi un tercio (el 30%) de todas las mujeres que han mantenido una relación de pareja, fueron víctimas de violencia física y/o sexual. En algunas regiones, esta cifra puede llegar a ser de hasta el 38%.

A todo esto se suma que las mujeres víctimas de abusos por parte de su pareja corren mayor riesgo de padecer una serie de problemas de salud. Así, por ejemplo, tienen un 16% más de probabilidades de dar a luz a bebés con problemas de salud y más del doble de probabilidades de sufrir un aborto, o casi el doble de probabilidades de caer en depresión. En algunas regiones, son 1,5 veces más propensas a contraer Sida, en comparación con las mujeres que no han sido víctimas de violencia conyugal.

A su vez, a nivel mundial, el 38% del número total de muertes de mujeres se debe a la violencia conyugal, una cifra muy alarmante. Por dar solo algunos ejemplos, en España ya van registrados 30 femicidios en lo que va del año. En América Latina y el Caribe, al menos 3529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género. En la Argentina se registraron, desde enero hasta el 8 de marzo de este año, 69 femicidios.

¿Cómo impacta sobre esto la cuarentena? Para las mujeres, la cuarentena puede transformarse en cautiverio cuando las somete al peligro de convertirse en prisioneras dentro de sus propios hogares. Cuando ya hay violencia machista en una casa, la cuarentena agrava tanto los roces de la convivencia como la frecuencia de las agresiones sexuales y violaciones. También, el estar encerradas permite que los signos de violencia física y tortura se oculten. En China, Corea, Francia, Italia y España, las denuncias por violencia doméstica aumentaron en febrero y marzo, justo cuando las ciudades entraron en cuarentena obligatoria, según la ONU. En nuestro país, en 10 días de cuarentena ya tuvimos 11 femicidios.

El coronavirus hace más evidente algo que ya sabemos: que el capitalismo es parte de la epidemia y no de su solución. Si bien varios gobiernos del mundo han tomado nota de la situación delicada a la que se exponen las mujeres en una cuarentena, la única solución que pueden brindarnos es la misma de siempre: líneas telefónicas, otros medios de contacto para denunciar.

Sin embargo, una solución real sería la exclusión del hogar inmediata de los violentos y que pasen la cuarentena en instituciones como hoteles o clubes de fútbol donde se respeten las medidas de aislamiento. Pero la realidad es que los gobiernos patronales no están en condiciones materiales ni políticas de resolver los problemas de las mujeres, en especial los de las obreras, ya que el capitalismo adopta al patriarcado para sostener de manera más eficiente la dominación de clase.

Las feministas socialistas no decimos esto ahora, solo por la emergencia, es lo que proponemos siempre. Sucede que en estas situaciones de emergencia, las cosas aparecen más claras. Mientras tanto, seguiremos exigiendo una lucha sistemática contra la violencia hacia las mujeres, educación contra el sexismo y la violencia de género desde la infancia, un fuero especial para la resolución rápida de los casos, un sistema de alerta y búsqueda temprana de las mujeres desaparecidas y una policía especialmente dedicada al tema y por último, una “CONADEP” que estudie el fenómeno de femicidios y desapariciones y pueda ofrecernos una idea de su magnitud real.

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