Sobre el frente Nuevo Mas y PO Tendencia

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Finalmente, lo que se venía rumeando hace meses se confirmó: el Nuevo MAS constituyó un frente electoral con la Tendencia del Partido Obrero. Un acuerdo que, acotado por ahora a la provincia de Salta, seguramente se refrende en unos meses a nivel nacional. La importancia de este acontecimiento no puede calibrarse en el terreno en el que sus protagonistas deciden jugar, el electoral, porque allí la izquierda electoralista argentina solo recibe migas de una torta que fagocitan otros. Lo que realmente revela el pacto Manuela-Jorge es la recurrente inutilidad histórica del trotskismo argentino.

Desde su conformación, la Tendencia jugó a presentarse como un retorno al trotskismo originario. Es decir, un imaginado legado de Trotski perdido en estas pampas, que se caracterizaría por el catastrofismo, el clasismo en los sindicatos y el desarrollo de una estrategia de poder. Lo dicho, sin embargo, no se correspondió con lo actuado. Toda la actividad política de la Tendencia se centralizó en la conquista de la personería electoral. En los gremios en los que intentó rivalizar con sus ex compañeros de partido pretendió correrse unos centímetros a la izquierda, pero sin sacar los pies del plato (pueden verse nuestros comunicados sobre AGD o Ademys).

El acuerdo que se dio a conocer en estas horas es un punto de llegada de esta política. El hecho de que se haya concretado con el MAS no es un dato menor. Recordemos que se trata del partido que deliberadamente fue dejado afuera del FIT cuando este se conformó, habiendo participado inicialmente de las discusiones. Castañeira, además, ha exacerbado notoriamente el electoralismo del trotskismo shampoo, que inició el PTS. Es también el partido que en forma más desvergonzada ha intentado movilizar a los jóvenes universitarios contra sus docentes bajo el reclamo de una presencialidad criminal en pandemia. De este modo, la Tendencia no solo arma un frente con el partido más reformista y electoralero de la izquierda argentina, sino con aquel que contra toda lógica brega por la presencialidad en medio de la segunda ola haciéndole el jugo al gobierno y la oposición que en todo el país nos mandan a contagiarnos a las aulas.

Pero lo central está en la coyuntura que engloba esta acción: en plena crisis capitalista, agravada por la crisis sanitaria de la pandemia, cuando la catástrofe está ante nuestros pies, los catastrofistas del trotskismo verdadero y puro juntan avales, firman papeles y construyen frentes sin programa.

En el marco de esta crisis capitalista que alcanza profundidades históricas, el proletariado necesita ponerse en pie. Parece de Perogrullo, pero evidentemente hay que recordarlo. Para esto no nos sirven las elecciones. Por eso mismo, Razón y Revolución junto a otras organizaciones iniciamos la reconstrucción de la Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, para estructurar un organismo de poder que desarrolle un programa socialista revolucionario y un plan de lucha para imponerlo. La Tendencia, como toda la izquierda, fue invitada a ser parte de la misma. Después de muchos idas y vueltas, de reuniones y cartas, la respuesta fue un no. Los motivos nunca habían quedado del todo claros, hasta ahora. Ahora resulta evidente que le dieron la espalda a la construcción de un órgano de poder de la clase obrera porque apuestan a las urnas.

La promesa de un retorno del trotskismo catastrofista, combativo y revolucionario acabó en un nuevo frente morenista. Como lo explicamos en varias oportunidades, no hay ningún lugar al que volver. El problema es el trotskismo.

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