Según un estudio realizado por una entidad no gubernamental, actualmente alrededor de 6 millones de personas viven en zonas inundables, lo que se traduce entre un 12 y un 16 por ciento de habitantes que en los últimos 12 años, por distintos motivos, y con el agravamiento de las inundaciones, son afectadas por este problema.
El estudio, al que accedió DIARIO POPULAR, fue realizado por elCentro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS), y en el cual, un especialista en el tema, Nicolás Villanova, del Observatorio de Estadística Social, explica que «las últimas inundaciones afectaron a decenas de miles de personas en varias provincias. Tanto las lluvias como la crecida de los ríos Uruguay y Paraná -aseveró- provocaron al menos 30 mil evacuados. Incluso hubo muertos y personas que aún permanecen desaparecidas».
Villanova remarcó que «esto no es nuevo. Aunque todavía no existen cifras oficiales que contabilicen la cantidad de muertes provocadas por inundaciones, un somero repaso de los últimos tres años por los principales periódicos de tirada nacional señala la existencia de 89 muertos como consecuencia de la inundación en La Plata, durante el 2013; 2 y 10 decesos en Santiago del Estero y Córdoba, en marzo de 2015, y 5 fallecimientos por las inundaciones de diciembre de 2015 en Entre Ríos, Corrientes, Salta y Tucumán«.
El especialista hizo hincapié en que, como siempre ocurre en estos casos, se trata sólo de las cifras conocidas, las cuales tienden a sub-representar la cantidad real de muertes.
En ese sentido reflexiona que «nadie puede negar que las lluvias y crecidas de los ríos son fenómenos de la naturaleza y que existen desde los orígenes de nuestro planeta. Pero los daños que provocan a los seres humanos son producto de la sociedad en que vivimos» y remarca que «los pobres viven allí porque no pueden vivir en otro lado».
En su interpretación Vilanova asegura que «toda muerte por las inundaciones es evitable, como también, los desastres que producen las crecidas de los ríos en las economías familiares debido a la pérdida de colchones, heladeras, camas, electrodomésticos y hasta la vivienda misma, es decir, aquellos bienes que materializan el salario obtenido en una vida de trabajo. Bastaría con vivir lejos de esas zonas anegables para salvaguardar la integridad física y los bienes materiales».
La solución, dijo Vilanova, pasa por relocalizar a la población más afectada y ejecutar obras para prevenir inundaciones.
El CEICS, citando informes extractados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). dice que «entre 2003 y 2015, el promedio de personas cuyas viviendas se ubicaban en zonas inundables constituyó entre un 12 y un 16% en todo el país. Al 2015, esta cifra constituía estimativamente más de 6 millones de personas. Este dato surge de la EPH la cual registra este fenómeno según aquellas personas que dicen al encuestador si se encuentran o no en una zona inundable, al menos en los 12 meses previos a la encuesta».
Así, advirtió que «la información recogida por el INDEC queda supeditada al grado de conciencia y voluntad de la persona encuestada. Es decir, la cifra probablemente se encuentre sub-representada ya sea porque puede haber personas que residen en zonas inundables y que no lo saben hasta que efectivamente su vivienda queda bajo el agua; o bien, porque los encuestadores no llegan a espacios anegables».
«Un ejemplo es la población residente en los alrededores de la Basílica de Luján. A ninguno de sus vecinos se le hubiera ocurrido decir que se hallaban en zona inundable hasta hace dos o tres años atrás» cuando quedaron cubiertos por la crecida del río homónimo», concluyó.