Para otros… Formas de contratación de fuerza de trabajo en la producción primaria de leche

en El Aromo nº 56

lecheSebastián Cominiello – TES

Varias actividades productivas en el ámbito agrario cuentan con la particularidad de contratar fuerza de trabajo bajo modalidades distintas. En el caso de la producción primaria de leche, por lo menos desde mediados del siglo XX, se caracterizó por tener como forma de remuneración un porcentaje de la producción de leche. Así el tambero-mediero o tambero a porcentaje fue el personaje predominante en los tambos argentinos. Esta particularidad ha sido objeto de estudio y de disputa, a la hora de caracterizar a los tamberos en términos de clase. Hagamos un recorrido por las formas de contratación en los tambos para entender mejor esta situación.

La evolución de las formas de contrato

La forma de contratación de mano de obra se vincula con el tipo de trabajo que se debe efectuar. A mediados del siglo XX, las tareas productivas que requería un tambo podían ser llevadas a cabo por una sola persona. El proceso implicaba, sintéticamente, ordeñar las vacas a la madrugada, llevar la leche a la ruta, luego limpiar tarros y baldes, al mediodía largar las vacas a pastorear y, a la noche, encerrar las vacas y los terneros hasta el día siguiente. (1)Este proceso cambió fuertemente hacia fines de la década de 1970 y principios de 1980. Se amplió la utilización del rollo de pasturas como reserva forrajera, se extendió el uso del silo de maíz y se generalizó el ordeñe mecánico. (2)Estos cambios alteraron la organización del trabajo duplicando el ordeñe de los animales por día y aumentando la producción de leche. Ello implicó más tareas para desarrollar dentro de tambo. Por lo tanto, requirió que por lo menos una persona más trabajara en conjunto con el tambero. (3)

La mediaría, históricamente fue la forma dominante de contrato entre el propietario del tambo y el tambero. Recibe el nombre de mediería debido a que el acuerdo constaba en un 50% de la producción de leche para el dueño del tambo y el otro 50% para el tambero. Como vemos, la remuneración destinada al tambero equivale al porcentaje de la cantidad de leche producida por el precio en que se encontraba en ese momento. Que el porcentaje de la negociación pueda llegar a la mitad de la producción, se debía a dos factores, uno formal y el otro estructural. Por un lado, existía una limitación estipulada por el Estatuto del tambero-mediero de 1946, establecido por el decreto nº 3750. Dicho Estatuto disponía que el tambero-mediero debía recibir como mínimo una retribución el 40% de lo producido (art. 3º hasta art. 11º). Por otra parte, podemos considerar que dicha negociación se remitía a la posibilidad concreta que tenía el tambero de ser propietario de cierto capital, una cierta cantidad de animales o equipos mecánicos, que le permitiesen una negociación de ese porcentaje o mayor.(4)

Desde fines de la década de 1970 hasta la actualidad, la situación fue en detrimento de la remuneración del tambero. En efecto, el porcentaje de negociación fue disminuyendo desde el 40%-50%, que mencionábamos, a un 10%-20%, según el caso. En la actualidad, el porcentaje acordado en el contrato no se estipula sólo por la cantidad de la leche que se produce, sino también por su calidad. Una vez en la usina láctea, la leche se analiza para conocer el nivel de bacterias que posee y otros métodos por los cuales se controla la calidad de la leche que otorga el tambero. De esta forma, la remuneración puede disminuir por la mala calidad de la leche, lo cual presupone un manejo deficiente del rodeo en la alimentación, cuidado sanitario, etc. No obstante, en el contrato también se pueden estipular objetivos, como por ejemplo en lo referente a la recría de animales (puede ser que se le otorgue al tambero un porcentaje de la venta por cada ternero que cría).

De este modo, podemos ver que la remuneración del tambero en gran medida depende del nivel de producción de leche que tenga el tambo. Puede variar, pero en menor medida, cumpliendo objetivos o aumentando la calidad de la leche. Este tipo de contrato a porcentaje beneficia mucho más al propietario que una relación de dependencia con salario fijo. En este último caso, el propietario del tambo debe garantizar una remuneración fija más allá de la producción de leche que resulte. Como el tambero no posee sindicato alguno, ni una ley laboral que a la que pueda apelar, queda a merced de los propietarios que sí cuentan con organizaciones corporativas que defiendan sus intereses, entre ellos el de una relación asociativa a porcentaje.

El salario tambero

La forma de contrato a porcentaje en la producción de leche, llevó a algunos investigadores a pensar que se trata de una situación particular y distinta a la de cualquier trabajador asalariado.(5) Esta posición argumenta que la mediería no puede entenderse como un salario a destajo, ya que no depende exclusivamente de la cantidad producida ni de la intensificación del trabajo que se circunscribe a una única tarea. En el caso tambero, se afirma, además de retribuir el conjunto de las labores realizadas incluye factores referidos a la calidad final del producto.(6) Por lo tanto, debe entenderse como relación “no típicamente salarial”.

La forma de pago a porcentaje debe ser entendida como salario a destajo. En primer lugar, el salario del tambero es medido por la cantidad de litros y la calidad de leche que produce. Es decir, es una “forma trasmutada del salario por tiempo”.(7) En vez de medirse por tiempo, se calcula por la cantidad de productos (litros de leche) en que se condensa el trabajo durante un tiempo determinado y se le otorga el valor de esa producción. Ahora bien, el argumento central de quienes se oponen a caracterizar mediería como pago a destajo es que éste no incluiría la dimensión de la calidad. Sin embargo, el problema de la calidad aparece en el pago a destajo en otras industrias. Tal es el caso de las obreras domiciliarias en la industria del vestido o del calzado, donde el producto o la pieza deben alcanzar cierto parámetro de calidad para ser remunerado. De lo contrario, no es pagado por debajo de su precio o no aceptado.(8)Ya el mismo Marx señalaba que en el salario a destajo “la calidad del trabajo está controlada por la obra misma, que debe poseer la calidad media para que se pague íntegramente el precio de cada pieza”.(11)Si la leche tiene un nivel elevado de bacterias, a través del recuento de células somáticas, el precio de la leche que se le paga al tambero disminuye. Por lo tanto, el tambero cobra menos. A partir del pago a porcentaje, dice Marx, gran parte de la vigilancia del patrón se vuelve superflua. En efecto, el tambero controla todas las tareas a fin de poder producir leche de calidad. Por lo tanto, entre las características que señala Marx para el pago a destajo y lo que uno observa en los tambos, no encontramos diferencias.

Otra cuestión que se esgrime para no contemplar el pago a porcentaje como salario a destajo es la intensificación del trabajo que se circunscribe a una única tarea. Es falso identificar salario a destajo con el desarrollo de una sola tarea que se paga en función del rendimiento alcanzado. La cantidad de tareas a ejecutar, dependerá de la división de trabajo. En los ejemplos citados, confección, calzado, carruajes, etc., el pago a destajo no siempre se limitaba a la ejecución de una sola tarea. El tambo es otro ejemplo de cómo el pago a destajo puede contemplar varias tareas y se remunere por medio de la cantidad de litros que produzca.

¿Somos obreros o qué?

En la actualidad los tamberos se encuentran imposibilitados, salvo raras excepciones, de poder adquirir cierto capital con el cual no dependan de vender su fuerza de trabajo. En tanto él y su familia no tengan otra opción que la de emplearse en algún tambo, quedan incluidos dentro de la clase que reproduce su vida de la misma forma: buscando un patrón que los explote. La forma en que se acuerde esa explotación de fuerza de trabajo no debe confundirnos a la hora de caracterizar a esta fracción de trabajadores que ordeñan… para otros.

NOTAS
(1) Solé, Miguel: “Las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores rurales argentinos. Los ordeñadores.”, en AA.VV.: Condiciones y medio ambiente de trabajo en la Argentina. Aspectos teóricos y metodológicos, CEIL-HUMANITAS, 1987, Buenos Aires.
(2) Gutman, G. y Rebella, C: “Subsistema lácteo”, en Agroindustria en la Argentina. Cambios organizativos y productivos (1979-1990), CEAL, 1990, Buenos Aires.
(3) Nos estamos refiriendo, en general, a explotaciones de entre 100 y 400 animales que es la situación con que más casos cuenta la Argentina. Ver Gutman Graciela, Guiguet Edith y Rebolini Juan: Los ciclos en el complejo lácteo argentino. Análisis de políticas lecheras en países seleccionados, Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Buenos Aires, 2003.
(4) Ver Cominiello Sebastián: “Cambios recientes en los procesos de trabajo y condiciones laborales de los tamberos en Argentina”, en II Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2009
(5) Quaranta, German: “Reestructuración, organización del trabajo y mediería en la producción lechera de la pampa húmeda bonaerense”, Informe de Investigación, nº 13, CEIL-PIETTE, Buenos Aires, 2003 y Posada, Marcelo Germán: “La articulación entre formas capitalistas y no capitalistas de producción agrícola. El caso de la mediaría en América Latina”, en Ciclos, Vol VI, nº 11, Buenos Aires, 1996
(6) Ver Quaranta, op. cit. P. 75.
(7) Marx, Karl: El Capital, Siglo XXI, Bs. As., 2003, Tomo 1, Volumen 2, pág. 671.
(8)Kabat Marina: “Los primeros gobiernos radicales y la ‘cuestión social’: La ley 10.505 sobre trabajo a domicilio”, en Razón y Revolución, nº 11, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2003 y Del taller a la fábrica, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2005. También Pascucci, Silvina: Costureras, monjas y anarquistas, Ediciones ryr, Bs. As., 2007.
(11)Marx, op cit., p. 675.

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