Ovular y gestar, segunda cuestión queer

en Novedades/Trece Rosas

Una de las claves del generismo queer es decir una cosa y hacer otra. O, como dice mi mamá, hacer pasar gato por liebre.

Rosana Lopez Rodríguez – Trece Rosas

El generismo considera que el sexo es una construcción social: «se asigna al nacer», nos dicen. De allí que la tecnología (lo cultural) sea lo único que importa. Fundándose en Foucault, la tecnología construye al individuo y el individuo se apropia de esa tecnología para enfrentarse al poder o «empoderarse». Entonces, si alguien es miope, el uso de anteojos (que formarán parte indisoluble de la persona), dará el poder de la vista. Este ejemplo, como se verá, es inapropiado, porque no involucra a terceros. Cuando el empoderamiento o resistencia al poder foucaultiano hace carne en Butler, Preciado y Haraway, todo se vuelve siniestro.

Nadie pondrá en duda que en el ejemplo de los anteojos existe una biología (con algunas dificultades, claro) que puede corregirse, sencillamente porque, para poder corregir algo, ese algo debe tener alguna existencia previa. Para poner algo adelante de mis ojos, debo tener ojos y unos particularmente miopes (bueno, menciono un diagnóstico que conozco de primera mano). Sin embargo, para el caso del sexo, no sucede así. El sexo no tiene existencia biológica, según el queerismo. Pero eso es lo que dicen y no lo que hacen, porque, de hecho, todo el tiempo viven apropiándose de ojos ajenos, para usarlos como anteojos.

Decía en el otro posteo que la teoría queer es biologista porque instrumentaliza el cuerpo y lo reduce a sus funciones estrictamente biológicas.

El queerismo considera que todo es tecnología y construcción social, pero esa tecnología y esa construcción social (o «asignaciones de sexo», según dicen) se sostienen en una base material biológica: ¿dónde van a implantar un huevo fecundado? ¿En cualquier cosa que ande caminando por ahí o en una mujer? ¿En alguien que se autoperciba mujer (y no lo sea) o en una mujer? ¿A quién le van a solicitar «donación» de óvulos para poner en práctica la tecnología que todo lo crea: a una transexual o a una mujer? ¿Se entiende ahora porqué los fundamentos queer no están en el aire, sino que se sostienen en la explotación y la expropiación de las autonomías de las mujeres?

Es por eso que es misoginia, porque una cosa es lo que dicen y otra, lo que hacen. Dicen que la tecnología es liberadora, pero solo libera a los nacidos hombres para explotar mujeres pobres. Cuando dicen que el generismo no subordina y borra a las mujeres es falso porque su «libertad» se funda en la repetición de la subordinación de las mujeres. Por eso, los fundamentos de las leyes de alquiler de vientres son: «para aquellas personas que no pueden gestar y quieren tener hijos». No vale decir que también pueden hacerlo mujeres, claro que pueden: lo que sucede es que la política generista no está pensada para ellas, sino para el sexo sin capacidad de gestar y para las mujeres alienadas (burguesas, en general, quienes adoptan con mayor facilidad los intereses del opresor).

Las mujeres hemos luchado siglos para lograr la autonomía de nuestra sexualidad y de nuestra capacidad reproductiva y ahora, en virtud del patriarcado y de los negocios capitalistas no solo no lo podemos lograr, sino que nos quieren convencer que «donar óvulos» es inocuo y empoderante y que «gestar solidariamente» para burgueses es otra de las formas (obligatorias, claro) de ser buenas, de cuidar, de ser madres de todo aquel que lo necesite.

El queerismo es una política que nos borra porque en la misma operación con que niega nuestro sexo, pretende que puede comprar algo que no existe, sino que se «asigna».

Lo sorprendente (por decirlo de alguna manera), más bien, lo que evidencia su biologismo, es con cuánta claridad reconocen las políticas queer a aquellas que dicen que no existimos o que, según dicen, nos autopercibimos «cismujeres». Allí vemos que no se trata entonces de una cuestión de autopercepción, sino de condición biológica sometida estructuralmente.

Basta de políticas generistas.

El queerismo borra a las mujeres

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