Obreros en busca de un sindicato – Ianina Harari

en El Aromo nº 93


nota-sindicatoObreros en busca de un sindicato. 
Acerca de la organización gremial de los científicos

La conformación de un sindicato propio de los científicos es una alternativa que merece ser considerada, si no puede constituirse una organización propia dentro de los existentes. Los investigadores tenemos muchísimos reclamos gremiales por resolver, pero nos faltan las herramientas.

Ianina Harari

TES-CEICS


Este fue un año particularmente conflictivo en Conicet. No es que antes todo era un lecho de rosas, como quieren presentarlo los kirchneristas, sino que al calor de la profundización de la crisis, los problemas presupuestarios del organismo se agravaron. El primer indicio fue el retraso para incorporar a quienes fueron seleccionados para ingresar a carrera de investigador. Así, comenzó a motorizarse la organización de los trabajadores científicos. Muchos compañeros se empezaron a acercar a los organismos gremiales existentes y muchísimos otros a las organizaciones kirchneristas que empezaron a surgir por todos lados y a buscar encabezar el reclamo contra el ajuste (ocultando deliberadamente que se trata de la continuidad de una política que ellos mismos inauguraron). Esta situación evidenció un problema: los científicos no contamos con una herramienta gremial real.

Por un lado, la organización que mostró mayor dinamismo en las luchas fue Jóvenes Científicos Precarizados (JCP). A propuesta de Razón y Revolución se desarrolló el conflicto por los ingresantes. Pero el problema es que JCP no constituye un sindicato y busca organizar únicamente a becarios, es decir a los investigadores que deberían ser el primer escalafón de la carrera científica y son tratados como los pasantes de una empresa, donde con el verso de que están aprendiendo (“son estudiantes”) se los obliga a cumplir con casi todas las tareas de un investigador: investigar temas nuevos, crear nuevo conocimiento, publicar artículos y asistir a congresos. Lo que la patronal fragmenta bajo distintas formas de contratación, es también fragmentado organizativamente. Pero es evidente que su existencia es consecuencia de que los gremios no se preocupan por la lucha de los becarios. Cuando los investigadores dejan de ser becarios e ingresan a carrera, abandonan JCP y se enfrentan a dos opciones gremiales: ATE y UPCN.

ATE: Una estructura fragmentaria

A lo largo del año, ATE ha mostrado que está sumido en el inmovilismo. Varios compañeros defienden al sindicato como espacio de construcción gremial más apropiado para los investigadores, creyendo que si ganaran espacio –afiliándose y participando- se podría plantear la lucha por las reivindicaciones de la profesión. Pero el problema no se circunscribe solo a la estrategia de la actual conducción de la Junta Interna de Conicet, sino que la propia estructura de ATE no sirve para organizar a los científicos. Por el contrario, atenta contra ella, dada su estructuración de base territorial. ATE es un gremio que se estructura territorialmente. Tal como establece el estatuto en su artículo 39, la base del gremio la constituyen los Consejos Directivos Provinciales. Cada Consejo Directivo Provincial agrupa a los trabajadores estatales de cualquiera de los poderes del Estado Nacional, Provincial o Municipal (art. 40). O sea, la organización no es por dependencia estatal, mucho menos por oficio, sino que sigue un criterio meramente geográfico. Incluso cuando las patronales no son las mismas (municipio, provincia o nación). Esto ya es un primer escollo: los investigadores de Conicet se encuentran desperdigados por todas las provincias. Dentro de ATE, cada lugar de trabajo se encuentra dentro de un Consejo Provincial diferente.

En cada provincia, se pueden conformar seccionales locales, siempre con un criterio geográfico: un mínimo de 250 afiliados en un radio de 50 km (art. 50), lo cual fragmenta más el asunto. Dentro de cada Consejo Directivo Provincial o Seccional, se conforman juntas internas de delegados por repartición (art. 75). Así, ATE Conicet Capital tiene su propia junta interna.

Dentro de cada Junta Interna se pueden formar secciones, cada una con derecho a elegir delegados por establecimiento o sector. (art. 1 de la reglamentación del art. 75 votado en 1990). Las secciones pueden no ser por edificio, sino incluso por tipo de tareas que estén a cargo de un mismo jefe, o por servicio aunque no realicen su actividad en un mismo espacio físico (art. 4 de la reglamentación del art. 75, votado en 1990).

Los científicos podrían conformarse como una sección, dentro de la Junta Interna de Delegados de Conicet, dentro del Consejo de Capital y así de cada provincia o seccional. Se trataría de una extrema fragmentación del colectivo de científicos dentro del Conicet, si dejamos de lado a aquellos compañeros empleados en otros organismos. Cada sección de cada Junta Interna de cada seccional de cada provincia tendría que estar dando una discusión en sus respectivas juntas internas, seccionales y consejos, porque sería imposible reunir en una misma asamblea al conjunto de las secciones de científicos de cada seccional, de cada Consejo… Es decir, la estructura propia del gremio fragmenta a los científicos, consolidando así su desorganización más que organizándolos. Una forma de sortear este problema es con una mesa de delegados nacional, como se ha hecho en el INTA.

UPCN: democracia cero

UPCN agrupa a los trabajadores estatales de todos los ámbitos (nacional, provincial y municipal), pero a diferencia de ATE, no se organiza sobre una base territorial sino jurisdiccional. Es decir que la división se realiza por patrón y no por ubicación geográfica (art. 1, 5 y 12 del Estatuto). Así, las seccionales de cada provincia aglutinan a los trabajadores estatales dependientes del estado provincial y de los municipales, mientras hay una seccional que corresponde a los trabajadores del ámbito del Estado Nacional, así trabajen para alguna dependencia ubicada en cualquier parte del país (art. 12). Esta estructura colabora un poco más que la de ATE para agrupar a los trabajadores de una misma patronal. A su vez, dentro de cada seccional se pueden crear delegaciones por organismo, o incluso Comisiones Auxiliares (art. 13 y art. 55, inc. b y e). Ahora bien el propio estatuto establece que los miembros de esas delegaciones o Comisiones serán designados por la Comisión Directiva de la Seccional (art. 13). Es decir, la dirección de una comisión auxiliar de científicos sería la que fijara los afiliados no científicos, dato relevante porque la Comisión Directiva de la Seccional es la que se sienta a firmar las paritarias y los Convenios Colectivos de Trabajo (CCT) de cada jurisdicción.

El problema para un organismo como Conicet, no solo es que carecemos de un CCT y de paritaria propias, por lo cual estamos atados a la paritaria nacional de UPCN, sino que incluso si se consiguiera esto, nada en UPCN garantiza que los afiliados pudieran elegir esa comisión paritaria. Además, se mantiene el problema de que se trata de una representación por actividad y no por oficio. Es decir, todos los que trabajan en Conicet, sin distinguir la profesión, por lo cual se dificulta que cada oficio pueda emprender un plan de lucha por sus problemas específicos, sin que éstos sean relegados a un segundo plano frente a los problemas más generales.

Y todo esto sin entrar a hablar del verticalismo, el matonismo y la falta de democracia propias de UPCN. Sin mencionar tampoco la política entreguista, conciliadora y desmovilizadora histórica del gremio. Su misma estructura restringe la participación de la base y la posibilidad de organización de trabajadores no alineados con la conducción. Por todo ello, tampoco UPCN es un gremio que favorezca la organización de los investigadores y con el que se pueda salir a luchar.

¿Paralelismo y fragmentación?

Entre los argumentos por los cuales se defiende la agremiación de los investigadores en ATE o UPCN se encuentra el que cualquier otra opción fragmentaría a los trabajadores e implicaría un paralelismo sindical.

El argumento consiste en que dada la existencia de otros sindicatos a los que afiliarnos, crear uno distinto generaría un paralelismo sindical. Más allá que se trata de un argumento principista del método, si todo el problema es el paralelismo sindical, ¿habría incluso que proponer la disolución de ATE porque es un sindicato paralelo a UPCN y que todos nos afiliemos a este?

Más allá de esta inconsistencia lógica, un sindicato de investigadores no constituiría un caso de paralelismo sindical por el simple hecho que se trataría de un sindicato de oficio y no de un sindicato de actividad. Tanto ATE como UPCN son sindicatos por rama de actividad, es decir, organizan trabajadores de una misma rama (el Estado). Un sindicato de investigadores, en cambio, organiza trabajadores de una misma profesión (científicos). La base material que justifica la existencia de un sindicato por rama es la desaparición del oficio. Esto ha sido así históricamente: cuando en una rama el avance de la mecanización del trabajo descalifica las tareas al punto que los oficios desaparecen, la división gremial por oficio pierde sustento real. En cambio, el sindicato de oficio permite la lucha por las reivindicaciones específicas de una determinada profesión sometida a un proceso de trabajo diferente del resto. Tal es así, que la propia ley de asociaciones gremiales contempla como fundamento para la creación de un sindicato la organización por oficio, incluso si existiera un sindicato por actividad. Es evidente que un sindicato por rama, los reclamos profesionales de una parte, los científicos, tienden a quedar relegados frente a los problemas más generales.

Por otro lado, hay cientos de empleados estatales que se organizan por fuera de ATE y UPCN tienen sus propios gremios. Hay gremios por oficios como los docentes (CTERA), los docentes universitarios (Conadu y Conaduh, que son federaciones de sindicatos por universidad), los profesionales de la salud (Fesprosa). También lo hay por organismos: AFIP (AEFIP) o Anses (que tiene dos gremios propios: Apops y Secasfpi), judiciales (FJA). Muchos de ellos tienen estatuto propio, como los investigadores, y no entran dentro de la normativa general de la ley de empleo estatal y firman paritarias propias, un reclamo que en Conicet se viene levantando hace mucho. Algunos compañeros creen que un sindicato de investigadores podría ser divisionista. Pero tal división gremial no es absoluta, en tanto que la pertenencia a una misma central sindical permite estar codo a codo con los compañeros en los reclamos más generales que afectan al conjunto de los trabajadores.

La creación de nuevos gremios ha demostrado ser un acierto que permitió hacer avanzar la lucha y las conquistas de muchos trabajadores. Un ejemplo es AGD, que se creó como gremio de los docentes universitarios cuando ya existía un sindicato con idénticas características (ADUBA). AGD es, además, un ejemplo de la potencia del sindicato por oficio. Los docentes de la UBA podrían estar en ATE (o en UPCN), o podrían crear un sindicato conjunto con los no docentes. Sin embargo, si AGD tiene la potencia que tiene, es en parte gracias a que es un sindicato de oficio dentro de la UBA y que se constituyó por fuera de una estructura inútil como la de ADUBA. Nada impide que si es necesario, la AGD se movilice con el resto de los trabajadores estatales o lleve adelante acciones conjuntas con los no docentes. Por fuera del ámbito estatal, nuevos sindicatos han permitido superar el inmovilismo y la política patronal de los ya existentes, como son los casos de Sitraic, Sipreba, AGTSyP.

Por una organización sindical de todos los investigadores

Un sindicato de investigadores no sería una excepción dentro del empleo estatal. Tendría como positivo que permitiría dinamizar la lucha por los reclamos propios de la profesión y favorecer la organización de todos los científicos a nivel nacional que se enfrentan a la misma patronal. Los problemas laborales de los científicos, en tanto obreros, se han hecho patentes en todo el mundo, en especial a partir del incremento de las becas de investigación que han creado una categoría de empleo precaria: el becario. Por ello han surgido colectivos de trabajadores científicos que buscan luchar por mejorar las condiciones laborales, sin constituirse en sindicatos. Por ejemplo, en España existe Ciencia con Futuro y Ciencia para el Pueblo. Este último toma el nombre de la organización Science for the People, una organización de científicos que surgió en los ‘60 en oposición a la guerra de Vietnam.

Solo la unidad gremial del conjunto de los investigadores (becarios y de planta) puede llevarnos a luchar en conjunto por los problemas particulares de nuestra profesión. Por todo ello, la conformación de un sindicato propio de los científicos es una alternativa que merece ser considerada, si no puede constituirse una organización propia dentro de los existentes. Los investigadores tenemos muchísimos reclamos gremiales por resolver, pero nos faltan las herramientas.

2 Comentarios

  1. el problema con los becarios es que no tienen una relacion laboral porque cobran un estipendio no un sueldo y nadie les asegura que van a entrar a la carrera,por otra parte el Organismo se maneja por castas,es mas las autoridades hablan de los investigadores,de los tecnicos CPA y de los becarios ignorando a los administrativos como si estos fueran empleados de otra institucion,ni ATE que se las da de revolucuionarios y son peores burocratas que los de UPCN son la solucion,el sindicato deberia involucrar a todos los empleados del Organismo que son 25.000 no a una parte

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