Hace unos días, se volvió a poner sobre la mesa el retorno a las aulas. Tal como le anticipó Massa al Frente Renovador, hace rato se estaba cocinando el retorno a clases. Antes Kicillof nos dio pistas con sus docentes “a domicilio” y su protocolo para la vuelta gradual elevado casi en paralelo a los nuevos indicadores para la vuelta que presentaría Nación. Cabe destacar que esta gente tiene los mismos razonamientos que Rodríguez Larreta: la gradualidad es una escalera ascendente que promete nos encuentre pronto en un retorno generalizado. El regreso no es más que el fracaso por parte del gobierno de cuidar la salud de la población garantizando con recursos humanos y materiales la educación remota. Como todo, cuesta plata prefieren enviarnos al muere.
Ayer, todo el mundo esperaba un anuncio del ministro Trotta. Sin embargo, muchos quedaron perplejos ante las palabras del ministro, quien argumentó que “lo habían malinterpretado”. A esta altura, ya nos acostumbramos a estos virajes. Hace unos meses sostenía férreamente que no se iba a volver a la escuela hasta que no existiera la vacuna. Hasta ayer nos llamó a “aprender a convivir con el COVID” porque “no hace falta una vacuna para volver a las clases”. Ahora debemos esperar hasta el jueves para tener novedades.
Ya sospechamos cómo resolverán el anuncio. El método será el de Alberto y la cuarentena: vociferar que nada se abre y abrir todo escalonadamente. Así, las escuelas arrancarán por los años de fin de ciclo, se sumarán los desconectados, los que necesiten apoyo y pronto nos encontraremos todos en las escuelas. Claro, para convencernos, señalan que se iniciará la vuelta con actividades artísticas, deportivas y recreativas y que construyeron un nuevo índice epidemiológico para que nos sintamos seguros. También que son conscientes que hay que “acelerar” el regreso. Después se quejaban de Rodríguez Larreta y su uso de personal técnico para la vuelta o sobre sus ideas del uso de espacios abiertos para revincular emocionalmente a los desertores con la escuela.
No en vano, el viernes pasado se conoció el visto bueno para el regreso en San Luis, proceso que contó con el mismísimo Trotta haciendo la reapertura. En sintonía con la culpabilización de la propia población por la situación epidemiológica, Trotta destacó que si se podía volver en 12 escuelas rurales era gracias “al compromiso de cada una y cada uno de los puntanos en la administración de la pandemia”. Por su parte, Rodríguez Saa destacó que si salía todo bien la provincia sería un ejemplo a seguir para el resto del país. Lo cierto es que el protocolo puntano sigue pie juntillas el nacional: ingreso escalonado para que no se crucen alumnos de distintos años/divisiones, sanitización de manos al ingresar, aislamiento si hay fiebre o síntomas respiratorios, distancia de 1,5metros entre los participantes, limpieza de la escuela al ingreso, durante y al egreso, uso de tapabocas y no mucho más.
Cabe destacar que ya el 29 de septiembre y con la presencia de los sindicatos docentes CTERA, UDA, CEA, SADOP, AMET, FEDUN, CONADU, CONADU histórica, FATUN y FAGDUT se dieron a conocer los protocolos que hoy se pusieron a consideración de los Ministros de Educación de las provincias para la vuelta en los aglomerados de más de 500.000 personas. Entre otros puntos, establecían jornadas de 2hs para el nivel inicial con no más de 8 alumnos por docente, vuelta en las escuelas técnicas con jornadas de no más de 4hs privilegiando 1º y 6º año para el aprendizaje de las prácticas del perfil profesional. El mismo visto bueno tuvo Axel Kicillof con sus docentes a domicilio: fue María Laura Torre quien salió a defender la iniciativa del docente delivery. Las consecuencias de este proceso ya las explicamos anteriormente. No en vano, hoy también Capitanich anunció la vuelta a clases presenciales en Chaco privilegiando un grupo prioritario de 4.000 alumnos.
Llegado a este punto hay que decir que el sindicalismo peronista aceptará (con suerte pataleando algo) la vuelta. En realidad, ya lo hicieron: estuvieron en la reunión en Pizzurno y no pusieron sobre alerta a la docencia. Exigirle a esta gente que haga otra cosa es, por lo menos inútil. Por si hiciera falta recordamos: aceptaron la propuesta de Kicillof de docentes taxi, aceptaron la vuelta en la primera provincia que lo hizo allá por junio (Jujuy), aceptaron en San Luis, en Formosa, en La Pampa y de seguro las firmas sigan. Por eso conviene ver qué está en juego e insistir sobre la única alternativa para no poner en juego nuestra vida y nuestra salud, la de nuestros alumnos y la de sus familias.
¿Por qué volver en pandemia no es alternativa?
Los protocolos del gobierno muestran un profundo desconocimiento del estado de las escuelas, del personal disponible en ellas, de las condiciones de trabajo de los docentes. Este último aspecto incluye la realidad del docente taxi de la escuela secundaria, del docente de primaria que trabaja doble turno en dos escuelas distintas (dado que las doble turno o jornada extendida son una excepción) y de cómo esos docentes llegan a sus escuelas. Obviamente, también se elude la forma en la que millones de alumnos llegan a sus escuelas.
- Infraestructura a marzo
Ya hemos escrito mucho sobre el estado de las escuelas en Argentina. Solo recordar algunos indicadores elementales. Todavía hoy en Argentina hay escuelas con letrinas. Según el último Censo de Infraestructura Escolar (que data de 2014; es solo un muestreo), la realidad edilicia misma deja mucho que desear. En la provincia de Buenos Aires el 25% de las escuelas encuestadas no disponían de provisión de agua a través de servicio de red y el 34% no contaba con desagüe pluvial. Sanitizarse las manos tres veces durante la jornada será una odisea, ya ni hablemos de toallitas de papel y jabón que llevaría a las escuelas hoy al nivel Finlandia. Si pensamos en el distanciamiento social que nos exige la pandemia, y que el gobierno habla de entre 1,5 y 2 metros de distancia, de uso de espacios abiertos, bien poco más de la mitad (52%) contaba con un patio exterior. Los resultados son peores si examinamos la situación del NEA. En Misiones el 80% no disponía de red cloacal y el 9% no tiene agua de red. En Chaco, más del 20% no tiene agua corriente, el 60% de las escuelas no tiene desagües pluviales, el 60% no dispone de desagüe de cloacas. Podríamos seguir hasta el cansancio. Lo cierto es que el dato disponible sobre espacio data de 1998: solo en la provincia de Buenos Aires el 68% de las escuelas fueron consideradas como muy pequeñas. Problema que dado el cambio de estructura organizativa y de aumento de la obligatoriedad que impuso la LEN no hizo más que agravarse.
Además, por ejemplo, el protocolo de la provincia de Buenos Aires prevé un detallado proceso de limpieza y desinfección de las escuelas (Protocolo de limpieza y desinfección para establecimientos educativos en contexto COVID-19) que consta de tres momentos: limpieza, desinfección, ventilación. Lo cierto es que de seguir a pie juntillas implica higienizar todos los días y de forma permanente: pisos, paredes, mosaicos y azulejos, pupitres, sillas, mesadas, escritorios, baños, picaportes, barandas. Con doble sistema de limpieza y desinfección. Lo que hay que indicar es que la realidad no está de su lado. No solo porque las escuelas ni disponen de insumos necesarios o reciben cifras irrisorias para abastecerse de esas herramientas sino porque, además, no cuentan con personal auxiliar suficiente para garantizar tal tarea. Entonces ¿con qué recursos humanos y materiales van a garantizar esos protocolos? Escribirlos en un papel, es fácil. Cumplirlos, es otra cosa.
- El Tetris de los grupos escalonados
Recordemos que la vuelta escalonada, el privilegiar a los alumnos de fin de ciclo y desconectados era una idea que el gobierno expuso allá lejos por el mes de junio. El mecanismo fijaba la vuelta rotativa de los grupos y alumnos para evitar concentraciones masivas. Bien. Pensemos cómo ello impacta en una familia tipo con dos niños escolarizados. Según el protocolo original, cada escuela podría fijar sus mecanismos y prioridades, seleccionar los grupos y armar sus propios esquemas de regreso, proceso que convive con la educación remota. No hay que ser un genio previsor para darse cuenta que, es muy probable, que una misma madre tenga que llevar a su hijo a la escuela en un turno y, en paralelo, continuar con la educación remota del otro de sus hijos. Ambas acciones pueden superponerse en el tiempo o no. ¿Cómo hará para conciliar ambas actividades? Seguramente, tendrá que elegir entre llevar a quien cursa presencial o mantener al otro en el sistema remoto si se superponen. ¿y si los grados de sus hijos cursan en franjas horarias distintas? Deberá ir y volver o ir con sus dos hijos y esperar. Obviamente, el proceso es imposible para los millones de madres obreras. Si costó siete meses organizar una rutina familiar que aúne el teletrabajo, la escuela remota, la vida familiar, en un suspiro habrá que empezar de nuevo con un caos mayor. Seguramente, el gobierno apele a eludir este punto de la vida real aduciendo las licencias para cuidado de menores de 14 años escolarizados. Le recordamos que hoy en Argentina, por lo menos el 40% del empleo es informal en promedio y para el caso de las mujeres ese número es aún mayor. Ya ni pensemos en el uso del tiempo “libre” que dejó un desempleo real de más del 29% que seguramente será aprovechado no en un itinere de locos para garantizar turnos escolares sino en la búsqueda de trabajo. Recordamos, además, que más del 65% de las docentes de secundario son mujeres que, probablemente, tienen hijos en edad escolar.
- ¿A pie?
El gobierno busca, por todos los medios, eludir el problema del transporte. En esto, todo el personal burgués está en una misma sintonía. Hablan de escuelas de cercanía, para alumnos y docentes. Esta idea fue iniciada por Gerardo Morales y su protocolo de regreso del docente a cualquier escuela para hacer acompañamiento a cualquier alumno como si se tratara de su propio grupo. Por cierto, esta tarea también tenía que convivir con el teletrabajo. Luego Axel Kicillof ideó otra fórmula: el docente y/o estudiante visitador a domicilio. Si viene al caso, el protocolo de Axel exceptuaría de la asistencia a los docentes que trabajen en jurisdicciones distintas de su domicilio. Es evidente que desconocen que esa es una de las realidades más extendidas del conjunto de la docencia. El gobierno alega que todos podrán llegar a la escuela caminando o que el escalonar los grupos evitará saturar el transporte. Si bien es cierto que algunos compañeros poseen automóviles propios para trabajar, muchos deciden no utilizarlo por los gastos que conlleva, gastos que el salario no cubre ni por asomo en el rubro ruralidad/zona. De más está recordar como viajamos los trabajadores, sea en horario pico o no. Si no se aumenta la frecuencia y se readecuan los medios de transporte, el distanciamiento social será imposible. Mientras el gobierno les exige a las empresas que garanticen combis para sus empleados (si bien está claro no lo controla) no asume lo propio en relación a sus propios empleados: los docentes y por qué no, sus alumnos.
- Docentes taxi
El sistema de turnos presenciales no solo afecta a millones de familias en su logística familiar sino que, además, hay que decirle es prácticamente irrealizable. El gobierno parece desconocer la realidad de cientos de miles de docentes. La mayoría de los docentes de todo el país trabaja en más de dos escuelas (incluso las maestras) ya ni hablemos de los docentes de secundaria donde esa cifra se multiplica. Según el Censo 2014, más del 45% de los docentes de la provincia de Buenos Aires trabajan en más de tres escuelas. Además, se establece que, en todo el país, esos docentes atienden en promedio a 190 alumnos en secundaria. Para la escuela primaria, lo hacen con, por lo menos, 50. Basta ver las Declaraciones Juradas de esos docentes para darse cuenta que, con salarios de pobreza, sus horarios son un Tetris. ¿Cuál es el margen, entonces, para adecuarse a un sistema presencial por turnos? Estamos hablando de coordinar horarios de cientos de docentes que pueden formar parte de una misma escuela para miles de alumnos. El sistema de turnos también hará que cientos de miles de docentes taxis irán de escuela en escuela. No hay que ser muy avezado para entender que, estamos antes un escenario similar al del pluriempleo en salud que mostró ser un vector de contagios. Lo mismo ocurrirá con los docentes y su largo peregrinar de escuela en escuela. Cabe aclarar que, además, como dijimos más arriba, el uso del transporte público elevará también la posibilidad de contagio en ese itinere.
- ¿Solucionamos realmente el problema pedagógico?
Pocos hablan de la cuestión pedagógica. El gobierno mismo apela a lo lúdico y emocional para justificar el retorno. Nadie habla de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Todos los argumentos giran en torno a la necesidad de vinculación y lo importante que es para los alumnos la escuela como lugar de sociabilización. Como docentes, sabemos que esto es cierto y que la educación requiere de ciertos lazos. Pero esto no puede ser el principal argumento. No debemos permitir la naturalización de la escuela como un espacio de contención.
Ningún ministro de Educación diseñó estrategias pedagógicas concretas para la vuelta. Pensemos en aquellos sin conectividad ¿Cómo recuperarán todos los contenidos? Conociendo las políticas educativas de los últimos años, seguramente lo resuelvan con trabajos “integradores”, o sea, seguiremos rebajando la calidad de los contenidos ya degradados con los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios. Por otro lado, debemos pensar en cómo se distribuirán los horarios para cubrir todas las asignaturas. En el nivel primario, quizá sea más sencillo porque tienen una menor cantidad de docentes, no cuentan con tantas materias, aunque, de todas formas, las maestras deberán priorizar contenidos. Ahora bien, el nivel secundario tiene una currícula mayor. Dependiendo la provincia, un alumno del último año puede contar con hasta 11 asignaturas y si concurre a una escuela artística o técnica, casi el doble ¿Cómo se repartirán el tiempo entre tantas materias? ¿Alcanzará con dos horas un par de días a la semana? Atado a esto ¿Cómo reconfiguraremos nuestros horarios de docentes taxi para encajar en todas las escuelas cada franja presencial y virtual? Lo cierto es que la estrategia para del gobierno para todos los problemas es la misma: vamos viendo. Patear el problema para el 2021 y ya ni siquiera rezar por la vacuna.
Una solución es posible
Lo cierto es que tenemos la obligación de pensar una solución que no nos exponga y que pelee por defender la educación de millones de trabajadores que hoy se ve rifada. El gobierno no hace nada para garantizarla y atrapado en su propia encerrona propone hoy una “vuelta” que traerá más problemas que soluciones. La confesión de su renuncia es que todo esto se haga olvidando lo pedagógico. Quienes acusaron de convertir a las escuelas en bares o ciber hoy abren el mismo proceso con la justificación de lo recreativo, lúdico y emocional. Pero nosotros no podemos omitir el problema. En tiempos normales 5 de cada 10 alumnos no logran transitar normalmente por la escuela secundaria. Todos los indicadores anuncian que otro 40% más desertará si es que ya no lo hizo.
No existe una solución real si esta expone nuestras vidas, las vidas de todos los trabajadores. ¿Qué pasó en los países que abrieron sus escuelas? En Estados Unidos se registró un aumento del 40 por ciento de los casos de Covid-19 en niños en las dos últimas semanas de julio, con algo más de 97.000 nuevas infecciones, según un estudio de la Academia Estadounidense de Pediatría. Y los contagios en la universidad empiezan a multiplicarse. En Berlín a poco de abrir, el 5% de las escuelas registraba contagios en solo dos semanas. Francia e Inglaterra tienen que recurrir nuevamente a confinamientos. También en agosto, Corea del Sur decretó el cierre de escuelas y el regreso a las clases on line en la región metropolitana de la capital, Seúl por los rebrotes. Israel fue el primer ejemplo de este cuadro que a poco de abrir debió cerrar sus escuelas y cuarentena a 16.000 alumnos y docentes. A propósito, el país “solo” registraba: 17.783 casos y 297 muertes. A los países que les va bien, tienen una estrategia que Argentina se niega a usar producto de su descompuesto capitalismo: el testeo masivo. Así, la vuelta nos arroja a nuestra propia suerte cuando la discusión es otra.
Lo dijimos desde el primer día oponiéndonos a quienes solo veían posible “un acompañamiento”. Necesitamos recursos materiales, humanos y la revisión completa del proceso pedagógico de manera integral. En primer lugar, no podemos volver a escuelas inseguras. El atraso en infraestructura arrastra décadas y los relevamientos oficiales brillan por su ausencia. Necesitamos urgente un censo de infraestructura con personal idóneo. La construcción en todo el país está paralizada y miles de profesionales y obreros sin empleo. El Estado podría contratarlos para iniciar un urgente plan de obras y de reparaciones. Una solución que también bien vale para resolver el problema Guernica. No hace falta acudir al voluntarismo de los docentes: personal idóneo hay. Tienen que ser ellos los que nos digan cómo garantizar el distanciamiento real, equipar salones, revisar el mobiliario y acondicionarlo, observar la disposición espacial, la circulación de aire, revisen instalaciones. No alcanza con hacer una cuenta teórica por metro cuadrado. Queremos un relevamiento serio y que concluya con un plan de acción a cumplir urgentemente para establecer condiciones de trabajo y de estudio seguras.
Por cierto, esas escuelas no se mantendrán seguras y limpias si no las dotamos del personal auxiliares necesario y suficiente. No podemos dejar librado al azar que una escuela se quede sin personal auxiliar o de maestranza sencillamente porque el compañero pidió licencia por enfermedad. Además, es hora de visibilizar que las escuelas cuentan con poco personal de limpieza, es momento, entonces de resolver un problema estructural.
También es hora de revisar la jornada de trabajo docente. Como dijimos a miles de docentes les cabe la figura del “pluriempleo” si lo entendemos como el trabajo en múltiples escuelas durante cada jornada de trabajo. Es hora de exigir una jornada laboral concentrada en un único establecimiento. El conocimiento del personal docente, de los alumnos y del barrio del que arriban los alumnos mejorará cualquier estrategia de trabajo. En este contexto, el docente taxi es un foco más de contagio y, por ende, de peligro para sí mismo y para toda la comunidad. El Estado podría garantizar un transporte exclusivo para la comunidad escolar en el caso de que haya lejanía entre el domicilio y la escuela en cuestión.
Es hora de exigir la conformación de grupos pequeños de alumnos con una pareja pedagógica de docentes por curso. El trabajo colaborativo, la mayor posibilidad de atención individual de los alumnos tiene impacto en el proceso pedagógico. En este caso, es además la única vía para evitar contagios garantizando el distanciamiento social. Si se trata de reparar la desigualdad que profundizó la pandemia, necesitamos también, personal de apoyo en gabinetes y equipos de orientación, en cantidad suficiente y con distintos profesionales para conformar un plan de acción personalizado para cada alumno, para atender el stress emocional de la pandemia, las formas de violencia. Hoy le exigimos a un equipo de, con suerte, tres personas que atiendan los destinos de cientos y miles de alumnos. Docentes sobran y profesionales para equipos también. A su vez, si las escuelas van a continuar con la modalidad remota es hora de que las escuelas cuenten con más referentes informáticos (en el caso de que ya tengan) para acompañar a docentes y alumnos. Y resulta todo un dato seguir exigiendo lo mínimo: wifi gratuita y de calidad, computadoras por cada alumno y docente para uso personal. Además, requerimos un bono especial por los gastos que la virtualidad nos exige.
Por último, un plan pedagógico requiere conocer el grado de situación actual. Hay que sacarse de la cabeza la idea de que evaluar es estigmatizar y que solo acompañamos: es nuestra responsabilidad elaborar un mapa real de la situación educativa de cada alumno para elaborar un plan de recuperación exigiendo los recursos necesarios para eso. Esta es nuestra oportunidad de mostrar donde estuvo el problema: en las políticas de degradación educativa implementada por todo el personal político hace décadas. Es responsabilidad de quienes descentralizaron el sistema educativo y nos convencieron que se podía educar en un árbol, de quiénes diseñaron la Ley Federal y la Ley Nacional de Educación. En esto no hay que escatimar, ni ir por lo “posible”. La educación requiere recursos que el mismo gobierno no está dispuesto a otorgar. La docencia y las familias debemos ir por todo y arrancarle a la burguesía lo que nos merecemos: educación de calidad para toda la clase obrera.