NACIONAL: Carpas, saludos, ¿y después? – Maximiliano Alzogaray y Romina De Luca

en El Correo Docente 9/Entradas

carpaTras un marzo con paros, asambleas y cientos de miles de maestros volcados a las calles, la protesta docente se aquietó en el mes de abril. Como quien no quiere la cosa, muchos asimilaron lo que de hecho parece una derrota tácita. El gobierno -sea el nacional, el de Buenos Aires, de CABA o el de cada provincias- no cedió un ápice frente al reclamo de la docencia y jugó al desgaste. El conflicto se fue “pinchando” de a poco. Roberto Baradel y el resto de la cúpula de CTERA, cumplieron milimétricamente lo que el año electoral les exigía: mostrarse “luchadores” al inicio solo contra Macri y levantar al pie del acelerador cuando la huelga comenzaba a desgastarse. Fue esa “razonabilidad” la que los llevó a buscar otras estrategias. En ese contexto, CTERA decidió instalar una “carpa-escuela itinerante” frente al Congreso Nacional el domingo 9 de abril. Levantaron el paro pero decidieron mantener la iniciativa política. Por defecto o por virtud, cumplieron el cometido y la carpa se sostuvo frente al Congreso hasta el 5 de mayo. Que el gobierno nacional saliera a reprimir la instalación de la carpa y se llevara detenidos a cinco docentes evidencia también la intención oficial de avanzar hacia un país “normal” con las calles (y veredas) ordenadas.

 

La nueva fase en el Plan Macri

 

La represión en la carpa docente mostró el endurecimiento del gobierno y el pasaje a una fase abiertamente represiva. No se trató de un hecho nuevo o aislado: el desalojo de los trabajadores de AGR/Clarín y la represión de los cortes en el marco del paro nacional del 6 de abril anticiparon los hechos de la carpa. El gobierno nacional avanza porque se siente fortalecido. Ya negoció con distintos gremios, cerró paritarias por debajo de la inflación – petroleros, comercio, estatales de algunas provincias, construcción avanza en el mismo sentido- y logró incluir cláusulas de productividad y mayor tercerización en los contratos. Entiende que la calle es suya y quiere “limpiarla” de los que protestan para avanzar contra las organizaciones sindicales y contra el conjunto de los trabajadores. En ese esquema, la lucha docente es una lucha testigo. Pero la represión no es privativa del gobierno de Cambiemos. En la provincia de Santa Cruz, los docentes (junto a trabajadores estatales y desocupados) fueron reprimidos por la gobernadora Alicia Kirchner y en Tierra del Fuego, la gobernadora Bertone también amenaza, encarcela y exonera a dirigentes sindicales. Esa es la respuesta oficial en dos provincias al borde de la disolución social. Frente a este cuadro, la CTERA intervino en forma selectiva: convocó a un paro contra Macri y apenas emitió un comunicado frente a la represión en Santa Cruz.

 

El dilema de la carpa

 

La filiación K de la CTERA quedó clara en los personajes que circularon por la carpa hasta el 5 de mayo. Hugo Yasky, Hebe de Bonafini,  Anibal Fernández y Estela de Carlotto, entre otros, se hicieron presentes. Hubo una buena cantidad de actividades al aire libre, con grupos de música y otros artistas (El grupo de percusión La Chilinga y la banda de rock Bersuit Vergarabat, por ejemplo). También organizaron charlas-debate, con periodistas como Pedro Brieger; o actividades con escritores de literatura infantil, como Silvia Shujer y Margara Averbach. Esto demuestra el grado de compromiso que muchos personajes tienen con este tipo de manifestaciones y su unión a la estrategia electoral K.

Se puede ver a la carpa como un elemento de desmovilización, es cierto. Pero no puede desconocerse que generó un hecho político en manos de otros actores. La lucha nunca nos encuentra solos. Por eso, debemos reconocer los elementos utilizados por el enemigo (la burocracia) y estar dispuestos a dar la batalla también allí. Hay ocasiones en que con la denuncia no alcanza. Hay que animarse a disputar con nuestras reglas de juego y con las que otros nos imponen. La izquierda no logró disputar esa propaganda concentrada y se dispersó, en el mejor de los casos, en decenas de festivales distritales cediéndole el papel estelar a Baradel.

Hoy más que nunca necesitamos discutir cómo seguimos. La suerte de los docentes no puede estar atada a los movimientos que propone la CTERA. Por eso, lo que el conjunto de la docencia necesita es una izquierda decidida que pueda mostrarse como una fuerza capaz de disputarle terreno al kirchnerismo. Tiene que transformarse en una verdadera opción para el conjunto de la clase trabajadora. El tiempo juega a favor del gobierno. Estamos en el mes de mayo y seguimos con los salarios de 2016. Urge reorganizar el plan de lucha. La CTERA no parece dispuesta a pasar a la acción. No podemos seguir esperando. Tenemos que volver a las calles y mediante el paro rechazar el ajuste del gobierno. Organicemos cada una de las escuelas para pasar a la acción. No hay más tiempo que perder.

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