Misiones | Contra la degradación salarial y la desocupación

Comenzó febrero y la docencia aún no fue llamada discutir paritarias. La patronal dilata la convocatoria porque sabe que el tiempo está a su favor. Ahora bien, conviene hacer un breve repaso de cómo llegamos a esta situación, de cara a la próxima asamblea provincial de trabajadores de la educación en lucha que se desarrollará el 11/02 en Oberá.
Desde principios de 2020 se desarrolla un proceso de lucha por recomposición salarial que nos mantuvo movilizados en las calles, llevando adelante cortes de ruta y jornadas de paro. Cuando comenzó ese proceso, el salario de bolsillo de un maestro de grado sin antigüedad ni zona –cargo testigo- era de $23.000 y cubría apenas un 34% de la canasta básica medida por la Junta Interna de ATE INDEC para el mes de marzo 2020. Dos años después, el salario de bolsillo del docente sin antigüedad ni zona alcanzó el monto de $48.000 mientras que, según el relevamiento de ATE INDEC, una familia tipo necesito $123.598 para cubrir sus gastos mínimos en el mes de enero 2022. Esto quiere decir que, actualmente, un maestro de grado cubre apenas un 38.8% de los gastos mínimos para sobrevivir al tiempo que otro colega, con 10 años de antigüedad –con un salario de $50.000- alcanza un 40.45% y una colega con 25 años de antigüedad -$66.669- apenas un 54% de la canasta. Ahora bien ¿hay forma de llegar a cubrir esos gastos mínimos? Solo en algunas en determinadas ocasiones. Por ejemplo, contando dos cargos en primaria y 25 años de antigüedad, o bien, con 40 horas cátedra en secundaria y 10 años de antigüedad.
Hasta aquí podemos sacar algunas conclusiones. Por un lado, queda claro que la lucha paga, en tanto se recuperó algo de poder adquisitivo. Por otro, el problema histórico persiste: el grueso de la docencia misionera se encuentra, por lejos, bajo la línea de pobreza. A su vez, el salario no reconoce nuestro trabajo intelectual. Hay que señalar también que van dos años seguidos en los que se traza como horizonte de lucha una propuesta salarial que ratifica un piso muy bajo para el docente sin antigüedad y que, tras el último acuerdo, la patronal logró achatar la pirámide salarial en los 15 años de antigüedad.
Otro problema importante que emergió en los últimos años es el adicional conocido popularmente como “garantía salarial”. Este ítem que en 2020 se liquidaba en negro, pasó a ser remunerativo en 2021 y esto fue interpretado como una conquista por algún sector de la docencia en lucha. A nuestro juicio, no fue una conquista sino un movimiento de la patronal que le permitió insertar algo de dinero en el bolsillo, mantener achatada la antigüedad y licuar adicionales como el de conectividad –que, como el incentivo, no es remunerativo-. La fragmentación del salario opera dividiendo a la docencia. Mientras un docente con mayor antigüedad –especialmente aquellos que superen los 15 años- estará preocupado por incrementar el básico, un colega que recién se inicia estará más atento, en lo inmediato, a cuánto sube la garantía. En realidad esto se podría corregir aumentando considerablemente el básico o transformando radicalmente la composición del salario, dos cosas que la patronal no está dispuesta a hacer porque el esquema actual le conviene, ya que le sale mucho más barato. Una lucha que unifique a la docencia tiene que darse contra la degradación y fragmentación de nuestro salario. Por eso planteamos que el salario del docente que recién se inicia tiene que ser equivalente a dos Canastas Básicas Totales y concentrarse en pocos componentes en blanco: salario básico, antigüedad y zona.
Otra cuestión, que afecta fundamentalmente al docente que recién se inicia, es la desocupación. Alguien que está en esta situación, se encuentra abiertamente desocupado y sólo consigue horas peleando desplazamiento por desplazamiento o entrando en el sistema punteril que maneja UDPM. Conseguir un cargo por padrón o cubrir suplencias resulta cada vez más difícil, en la medida en que no se crean cargos nuevos y, debido a los magros salarios, los docentes tienden a jubilarse con más de 30 años de trabajo. A su vez, anotarse en el padrón es prácticamente una lotería. En secundaria uno puede inscribirse en 6 escuelas mientras que en primaria solo en una secretaría escolar. Para completar este panorama hay que decir que un docente suplente cobra suplementarias, que suelen pagarse con retraso y con errores de liquidación –como sucedió en la última parte del 2021-, y que no tiene salario alguno en enero y febrero cuando debiera corresponderle. Para un docente con poca antigüedad, que cubre suplencias, el sistema de acceso a las horas y cargos es un juego macabro que bien podría haber salido de alguna serie retorcida de Netflix. La patronal y, muchos colegas, lo llaman “pagar derecho de piso” pero en realidad es otra forma de fracturar a la docencia, de punterizar el acceso a cargos, y de negar derechos a un sector.
Para empezar a transformar esta situación, tenemos que luchar por un acceso a cargos y horas cátedra a través de actos públicos con un padrón unificado y provincial. Por último, se debe desdoblar cursos creando los cargos necesarios para tal fin. Obviamente esto va de la mano con el reclamo por un salario inicial igual a dos Canastas Básicas Totales que permitiría también “liberar horas” puesto que con un cargo se podría vivir y cubrir los gastos necesarios en el desarrollo de la tarea docente. Una muestra más de que la consigna salarial que proponemos no es un mero porcentaje ni una adaptación a lo que la patronal considera posible, sino que forma parte de un proceso de transformación mayor que necesita la educación de la provincia y el país. Un camino hacia una educación socialista.

Exigimos la inmediata convocatoria a discusión salarial
Por un salario inicial igual a dos Canastas Básicas Totales
Por el pago inmediato a suplentes y el pago de una compensación económica por los errores de liquidación.
Por un padrón unificado provincial y el acceso a cargos por acto público

Corriente Nacional Docente Conti Santoro – Misiones 08/02/2022