El partido de General Pueyrredon, cuya cabecera es nuestra ciudad, Mar del Plata, vive una crisis sanitaria compleja. En pocos días aumentó la cantidad de casos positivos exponencialmente. Entre marzo y junio hubo 49 casos, y del 13 al 24 de junio solo aparecieron casos importados. Pero en julio se contaron 164 casos en veinte días. Esto se debe a la política general que llevan adelante el gobernador de la provincia y el intendente. Kicillof y Montenegro no privilegian la salud, sino los bolsillos de los patrones.
Todo estaba en aparente calma hasta que la alarma se encendió nuevamente. Fue el 1 de julio cuando en Mar del Plata un trabajador de seguridad del Hospital Houssay dio positivo. Esto evidenció lo que buscaba ser ocultado: no se estaba aplicando el protocolo de seguridad tal como lo habían denunciado los trabajadores del área e ignorado las autoridades de PAMI. Algo que explica porque de los 164 casos 60 son trabajadores de la salud. Estamos hablando de que casi el 40% de los infectados, una situación gravísima. Hasta ese momento, no nos habían salvado las políticas del kirchnerismo y del macrismo, sino el simple azar.
La dramática situación no alteró en nada la política de Kicillof y Montenegro. Con las denuncias y los hechos concretos sobre la mesa, la estrategia fue la peor: seguir con la apertura gradual, no volver a fase 3. La continuidad en la fase 4 habilita la apertura de locales comerciales, shoppings y restaurantes. Ninguno de ellos de necesidad esencial, simplemente de interés patronal. Señalemos, además, que se trata de rubros que tienden a la concentración de gente en espacios cerrados. Un caldo de cultivo. Así la circulación en la calle aumenta con miles de trabajadores obligados a salir de sus casas y expuestos al virus. Esto no le interesa al gobierno municipal ni provincial. Cada uno se pasa la pelota.
El gobernador y el intendente no hacen más que demostrar que la vida se rige por la ganancia. No importa la salud de la clase obrera, importa el bolsillo del empresariado. El criterio de evaluación para la apertura de locales comerciales en toda la provincia apunta en esta dirección. El índice que se observa no es el real, el de la cantidad de casos, el de la salud de la gente. El índice que se mira es el económico. Si el mercado pide pista no interesa la salud. Y en esto coinciden kirchneristas y macristas como se puede observar en Mar del Plata. La decisión provincial kirchnerista en manos de Kicillof no es discutida por la intendencia de Juntos por el cambio que lidera Montenegro. Como en las políticas de ajuste, los dos partidos patronales coinciden: protección para la burguesía y sálvese quien pueda para la clase obrera.
El problema del respeto a la cuarentena por parte de la clase obrera no es difícil de descifrar. Con un ingreso fijo que alcance para vivir, nadie sale a exponerse a un virus mortal. Si hay circulación es porque enormes cantidades de laburantes no tienen esa opción. Un alto porcentaje de trabajo en negro y de trabajo por fuera de todo tipo de convenio hace que los trabajadores se desesperen por salir a “ganar un mango”. Esto es lo que dejan décadas de políticas de administración para los patrones. Salir a trabajar es algo que obligatoriamente hacemos para no morir de hambre. Si el estado municipal, provincial y nacional instrumentara un subsidio al desocupado, garantizara solo la actividad en rubros esenciales y no aplicara quitas a los salarios, esto no pasaría. Pero prefieren incentivar los subsidios patronales a costa de la salud de la clase obrera.
-Por una cuarentena estricta. No a las excepciones dispuestas según el criterio de la ganancia capitalista. Una actividad es esencial en función de las necesidades sociales
-Prohibición de despidos, suspensiones y recortes salariales
-Prohibición de ajustes patronales sobre el salario y avances sobre las condiciones de trabajo
-Garantía estricta de todas las condiciones de higiene y salud.
-Pago de las horas trabajadas en todas las funciones realmente esenciales como horas extra.
– Fiscalización obrera de todas esas condiciones con comisiones elegidas por los trabajadores.
-Subsidio universal para la clase obrera desocupada y precarizada. Blanqueo y pase a relación de dependencia. Con hambre, no hay cuarentena.
-Aumento urgente de presupuesto para la salud pública. Por una salud pública centralizada y controlada por los trabajadores.
Razón y Revolución Mar del Plata