Entre Ríos: los patrones anticuarentena

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El pasado domingo 5 de julio, un burgués citricultor de la localidad de Mocoretá, Corrientes, intimó al municipio de dicha localidad. ¿El motivo? Los controles en la frontera con la provincia de Entre Ríos impiden la llegada de los zafreros golondrinas de Concordia. En razón de ello, el patrón en cuestión exigió que se le pague una indemnización por sus pérdidas.

Este tipo de pedidos exponen el tipo de sociedad en el que vivimos. Los patrones privilegian la ganancia por sobre la vida. Sobre nuestra vida, claro. El citricultor se va a quedar cómodo en su casa, cumpliendo la cuarentena, mientras los laburantes golondrinas tendrán que viajar de un lado a otro, para ganarse el mango al tiempo que se exponen a un contagio probable. Esta es la realidad de muchos trabajadores temporarios: la cuarentena los deja sin ingresos y el dilema que se les plantea es el hambre o el contagio. Sobre ese chantaje es que acaban aceptando arriesgar su salud. Los gobiernos, en todos los niveles y sean del partido que sean, no hacen nada para garantizar la cuarentena de este sector. Ya hemos visto como varios peones rurales se quedaron varados en Río Negro debido a la cuarentena impuesta por el gobierno y a la falta de gestión tanto de los empleadores como de los sindicatos y el gobierno para proporcionarles un medio para retornar a sus hogares. Esto ha sucedido en diversas provincias.

Lo primero que los gobiernos debieran garantizar es un subsidio al desocupado y al trabajador en negro, que permita cumplir la cuarentena sin arriesgarse. Está claro que el IFE no es eso. En tres meses solo se han pagado dos cuotas de unos magros $10.000. Si la producción es esencial, como lo son las producciones de alimentos, se deben garantizar el cumplimiento de estrictos protocolos sanitarios, con la provisión de elementos seguridad en cantidad y calidad. Esas condiciones deben ser fiscalizadas por los trabajadores mismos, únicos interesados en defender su salud. Asimismo, las horas trabajadas en rubros esenciales deben pagarse como hora extra. El personal empleado debiera viajar lo menos posible, para evitar el riesgo de contagiarse y acelerar la circulación del virus. En realidad, nada obliga a tener que buscar zafreros en otras provincias, salvo la necesidad patronal de emplear trabajadores desesperados que aceptan salarios de miseria. Justamente, esa es la “virtud” de Concordia, ser la ciudad más pobre del país.

No podemos aceptar el chantaje de los patrones, avalado por los gobiernos que los defienden. Nuestra vida y nuestra salud está en juego.

-Garantía estricta de todas las condiciones de higiene y salud

-Pago de las horas trabajadas en todas las funciones realmente esenciales como horas extra.

– Fiscalización obrera de todas esas condiciones con comisiones elegidas por los trabajadores.

-Subsidio universal para la clase obrera desocupada y precarizada. Blanqueo y pase a relación de dependencia.

Corriente Clasista Goyo Flores – Razón y Revolución Entre Ríos

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