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Los indeseables – Marina Kabat

en El Aromo nº 94
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Los indeseables. Xenofobia, antisemitismo y anticomunismo en las políticas migratorias del peronismo 

Los obreros que abandonaban su país por persecuciones raciales o políticas no eran migrantes deseables, pero se debía controlar la prensa para generar un clima de opinión propicio para recibir a los jerarcas nazis.

Marina Kabat

Grupo de Investigación sobre el Peronismo-CEICS


 ¿Quién dijo? ¿quién dijo? Te desafiamos a leer el epígrafe y descubrir el personal político detrás  de estas bonitas frases. ¡Cuidado! La respuesta puede no ser la que esperas.

“Como no hay hasta ahora un registro de extranjeros, las inversiones destinadas a la asistencia social aumentan…, a la vez que con ella se beneficia una gran parte de población extranjera, sin sentido de nacionalidad que no tiene arraigo… y que resta los beneficios de la ayuda social a la población nativa ”1

Muchos han referido a comentarios o campañas xenófobas de Lanata, Macri y su elenco como si la xenofobia fuera una privativa de su arco político. Lo cierto es que la burguesía argentina en pleno es xenófoba, como lo prueba la política migratoria del peronismo y del gobierno militar que lo antecede.

La cuestión judía

El gobierno militar de 1943 estaba decidido a recristianizar la Argentina. Esto era incompatible con el ingreso de migrantes judíos. Por ello, “La política de admisión de inmigrantes adquirió explícitos criterios étnicos.”2 Expedientes Secretos del Ministerio del Interior nos muestran la preocupación por la infiltración “ilegal” de  judíos. Estos eran “reintegrados” a los países vecinos por los que habían ingresado. Incluso, empleados públicos que permitieron algunos de estos ingresos fueron cesanteados.3

La problemática fue tomada por el Consejo Nacional de Posguerra, y recuperada por el primer Plan Quinquenal:

“que nuestro país sea un magnífico crisol en el que se pueden fundir todas las nacionalidades de origen, no puede eximirnos del hecho indubitado de preferir como más apta para esa fusión integradora a los que por su procedencia, usos y costumbres e idiomas se hallan más cercanos a nuestras características y personalidad nacionales”.4

En 1943 se crea el Consejo de Inmigración, que aplica con rigor las restricciones decretadas por los gobiernos anteriores. En el decreto que da vida al consejo se establecía “que quien abandona el país de origen o de residencia anterior inmediata, voluntariamente o constreñido por razones políticas, raciales, sociales o de otra índole, sea o no él sin patria, no es ciertamente el ‘inmigrante’ a que se refieren nuestras leyes”.5 Como contrapartida, los documentos del GOU justifican la censura de alusiones a la guerra en los medios porque: “debe prepararse la opinión pública argentina para que se disponga, sin odios, a recibir a todos los hombres del mundo que quieran, honesta y pacíficamente, contribuir a su engrandecimiento.”6

Los obreros que abandonaban su país por persecuciones raciales o políticas no eran migrantes deseables, pero se debía controlar la prensa para generar un clima de opinión propicio para recibir a los jerarcas nazis.

Farrell crea una oficina etnográfica dependiente de la Dirección General de Migraciones. A su mando estuvo Santiago Peralta, antropólogo antisemita y profacista. Peralta, quien quería fundar la política migratoria en criterios antropológicos supuestamente científicos mantuvo su cargo hasta julio de 1947 cuando, movido por las presiones de la colectividad judía y denuncias internacionales, Perón lo remueve. Sin embargo, sus directrices siguen guiando el accionar de la Dirección General de Migraciones y del Instituto Étnico Nacional. Perón mantiene la política discriminatoria con la “Ley de Bases acerca de Inmigración y Colonización” de octubre de 1946, que discrimina a los potenciales inmigrantes a favor de italianos y españoles. Incluso, Perón crea la Delegación Argentina de Inmigración en Europa (DAIE),  que selecciona a los candidatos a inmigrar en Italia y España. La primera comisión enviada a Europa incluye a un cura, para garantizar que los migrantes fueran verdaderos católicos. El ingreso de migrantes no latinos era excepcional y estuvo restringido a sectores católicos de militancia anticomunista provenientes de países eslavos, “refugiados de posguerra”, es decir ex colaboradores nazis.7  De nuevo, a los obreros víctimas de la guerra se les cerraban las puertas que se abrían a los cuadros burgueses responsables de la misma.

Cuando no eran discriminados directamente por su origen religioso, los judíos entraban en las generales de la ley que obstruían el ingreso de europeos del este sospechosos de comunistas. Lo único que la DAIA consiguió de Perón fue una amnistía para los inmigrantes judíos que habían ingresado “ilegalmente” durante las décadas previas.

Los hermanos bolivianos

Una nota del Interventor de Jujuy al entonces Ministro de Interior, Alberto Tessaire, de 1944, nos ilustra sobre cómo miraba el gobierno militar a la migración boliviana. El interventor señala que la población boliviana radicada en forma clandestina en la provincia ascendía a 25.000 o 30.000 personas. La considera una “inmigración étnica y socialmente poco deseable” y, al mejor estilo de Lanata, se queja de su incidencia sobre los gastos sociales:

“El 40% de los internados en Hospital San Roque de esta localidad es boliviano. Con esto se evidencia la manera en que incide esta población en el presupuesto general de gastos de la provincia por los recursos que deben destinarse a la asistencia social así acrecentada en sus servicios”.

Por esto propone permitir solo la permanencia de los bolivianos socialmente útiles (los que tienen negocio asentado y propiedad) y repatriar al resto.8

En otro informe, se planteaba que el ingreso de esta población se debía tanto a los precarios controles fronterizos como al ingreso masivo de jornaleros bolivianos para la zafra del azúcar, que luego se “se han desparramado por la provincia libres de todo contralor”.9 Por distintos documentos, sabemos que en los años siguientes Gendarmería nacional tendría gran injerencia en controlar el ingreso (y egreso) de migrantes limítrofes para la zafra. Bien entrado el gobierno peronista, cuando especialistas debaten la aplicación del Plan agrario, acuerdan la necesidad de gestionar con Gendarmería el ingreso de jornaleros bolivianos y paraguayos para garantizar la zafra del azúcar, de modo de poder expandir el área cultivada.10 Es decir, no querían que se queden, pero se los requería para sostener la producción agraria nacional.

Las aguas bajan turbias

El estreno del film de Hugo del Carril dio lugar en Misiones a un suceso ilustrativo. El cónsul de Paraguay en Posadas publica, en el periódico El Territorio, una crítica al film: se queja de que no se denomine por su nacionalidad a ninguno de los mensú, que en su mayoría son paraguayos y que, en cambio, se apoda “la paraguaya” a una prostituta. Plantea que “el paraguayo es sin duda el elemento que más contribuye al adelanto de esta zona, pero es el más despreciado y el eternamente vilipendiado”.

Mientras que el film contextualiza toda su trama antes del peronismo, como hechos del pasado ya superados en la nueva era social, el cónsul paraguayo plantea abiertamente que: “lo que antes hacían los patrones o sus secuaces se repite ahora y constantemente por intermedio de la gendarmería”. El cónsul aclara que la explotación retratada en la película sigue ocurriendo y que los patrones despachan al interior de Paraguay  conchabadores que reclutan familias y las dirigen al Alto Paraná. Una vez en la Argentina, son víctimas de las peores explotaciones: no se les paga, se los humilla y, si reclaman, se los calumnia ante las autoridades que, obsecuentes, accionan despiadadamente contra las víctimas: interrogatorios, mofa por su nacionalidad, detenciones en calabozos y hasta trabajos forzosos, todo supuestamente por haber entrado en forma clandestina.11

Tras la publicación de esta nota, el cónsul paraguayo debió retornar de inmediato Asunción, mientras que el director del diario fue detenido e incomunicado. Más tarde, el periódico mismo sería clausurado.

 Los sospechosos de siempre

En un artículo reciente, hemos mostrado la sistemática vigilancia sobre trabajadores extranjeros, en especial transitorios. La sección especial de la Policía en Catamarca lleva un registro de comunistas y un prontuario de extranjeros. Algo similar ocurre en Santa Cruz. En el Alto Valle, para prevenir huelgas, la Policía vigila y toma huellas dactilares de extranjeros en especial chilenos, entre quienes se estimaba abundaban los comunistas.12

Dos motivos políticos hay para esta xenofobia. Uno, al igual que a los judíos, a los migrantes limítrofes se los asocia con el comunismo y, segundo, son los trabajadores que sostienen las actividades agrarias, con los peores salarios y condiciones laborales. Esta marginación e, incluso persecución política, era necesaria para mantener estas condiciones laborales y que las economías regionales de la nación fructificasen.

El peronismo no fue una época idílica para el trabajador rural y la peor parte recayó sobre los migrantes limítrofes y los trabajadores de origen indígena. Si sus pesares no fueron conocidos es por la fragmentación que se logró sobre la clase en base al discurso nacionalista y a la fuerte represión y censura oficial.  Quizás esta sea la raíz de la xenofobia propia de la burocracia sindical.

NOTAS

1Interventor Forche: Nota al Ministro del Interior, Tessaire, AGN AI FMI Exptes S,C.yR, expte. 477, fs. 89

2Herzcovich, Enrique: Historia de la comunidad judía argentina. Su aporte y participación en el país, DAIA, CES.

3AGN AI FMI Exptes S,C.yR, Expte. 477, fs. 87 y 88.

4Plan de Gobierno 1946-51 (t. I, p. 275): tomado de Senkmzan, Leonardo: “Etnicidad e inmigración durante el primer peronismo.” Estudios interdisciplinarios de América Latina y el Caribe 3.2, 2015.

5Cit. en Senkman, op. cit.

6GOU: “Memorándum”, en Potash, Robert (comp.): Perón y el G.O.U. Los documentos de una logia secreta, Sudamericana, Buenos Aires, 1984, doc. 7.1, p. 462.

7Argentina habría recibido más de 32000 colaboradores nazis. En cambio, de 71.000 refugiados de guerra que llegaron hasta 1949, solo 3000 eran judíos. Senkman, op. cit.

8Interventor Forche: Nota 282I al Ministro del Interior, Tessaire, 27/12/1944, AGN AI FMI Exptes S,C.yR, expte. 477, fs. 112-114.

9Interventor Forche: Nota al Ministro del Interior, Tessaire, AGN AI FMI Exptes S,C.yR, expte. 477, fs. 71 y 72.

10Reuniones del plan agrario, Quinta reunión plan agrario, 7/2/1952. AGN AI Fondo Sria. Legal y técnica, caja 628.

11El territorio, 25/2/1953, p. 2. En AGN AI FMI, exptes S.C yR, CAJA 123, carpeta 37. Todas las citas del párrafo corresponden a este expediente.

12Kabat, Marina: “El peronismo, los orígenes de la SIDE y de la “maldita policía” Razón y Revolución, nº 29, 2016, disponible en: goo.gl/4OigMo

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