El campo, la UIA y el Foro de Convergencia ante las elecciones
No hay muchas diferencias entre Macri y Scioli. Ambos preparan un ajuste más o menos drástico. Por eso, las distintas fracciones de la burguesía pueden coincidir en el diagnostico pero diferir en los candidatos.
Por Gonzalo Sanz Cerbino y Maurice Figueredo (Grupo de Investigación sobre la Historia de la Burguesía-CEICS)
Si hay algo que a la burguesía le quita el sueño desde hace rato es cómo desmantelar la estructura bonapartista que el gobierno fue armando en estos 12 años. Los patrones, que hasta 2008 apoyaron al gobierno casi sin fisuras, vienen procesando desde ese año una fractura que ubica, de un lado, a los “defensores del modelo” y del otro a los opositores.
La primera en sacar los pies del plato fue la burguesía agropecuaria, que intentó poner un límite a las exacciones de renta que permitieron sostener el esquema económico. A ella se fueron sumando distintas fracciones de la burguesía industrial y financiera, reclamando la implementación de un ajuste abierto que se viene postergando. La burguesía industrial se dividió, y ello encontró expresión en las internas de la Unión Industrial Argentina (UIA). Los capitales más concentrados, nucleados en la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), abandonaron su bajo perfil para comenzar a exigir el fin del “populismo”. Desde principios de 2014 los opositores intentaron reagruparse en el Foro de Convergencia Empresarial (FCE), que viene impulsando una salida por derecha del bonapartismo. Entre sus demandas se encuentra la liberación de tarifas y el fin de los subsidios, la reducción del gasto y de la emisión monetaria, devaluación y eliminación del cepo, y contención de los reclamos salariales. Un ajuste en toda la línea, que suelte la mano a los capitales menos eficientes y descargue sobre las espaldas obreras los costos de la crisis. Las demandas de la burguesía “oficialista” no son muy distintas: las diferencias entre ambos sectores, hoy por hoy, se han reducido apenas a la velocidad con la que se avanza con este esquema.[1] Por eso se ha aquietado la conflictividad en el seno de la clase dominante: que la contienda electoral se dirima entre Macri y Scioli es, para la burguesía, una tranquilidad. Eso no impide, como veremos en este artículo, que cada sector tenga su candidato.
El campo, entre Macri y Scioli
La fracción de la burguesía que más decididamente intervino en estas elecciones fue la agropecuaria. Con el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, como vocero, el sector se encargó de dejar en claro que no había que votar a Scioli. Ya desde fines de junio, Etchevehere cuestionaba la “continuidad” encarnada por Scioli y Zannini: “En la medida en que no propongan algo distinto va a ser una política anti-campo la de los candidatos oficialistas”. A fines de julio, en la apertura de la exposición de Palermo, el presidente de la SRA volvió a la carga denunciando la continuidad entre la política agropecuaria kirchnerista y la del candidato oficial. Allí exigió a Scioli definiciones y señaló que “sería más que una mala noticia” que siga con las mismas políticas. En el acto se encontraba presente Rodríguez Larreta, que aprovechó la ocasión para pronunciarse a favor de eliminar las retenciones: “[es necesario] sacarle el pie que le pusieron en la cabeza al campo en estos diez años”.[2]
Algunos días después, cuando se realizó el acto formal de inauguración de la exposición de Palermo, Etchevehere fue mucho más duro. Allí, sin demasiados eufemismos, llamó a no votar por Scioli:
“Si sospecha que aquellos que usted está por votar mienten [en] las cifras que cuentan la inflación, la pobreza o el costo que tiene alimentarse siendo pobre, no los vote […] Si el candidato participó o participa de algún proyecto político hegemónico que pretende terminar de llevarse por delante las instituciones de la Constitución […] no los vote. No vote dirigentes que pueden cometer actos de corrupción. Si alguno de ellos multiplicó su fortuna desde el ejercicio del poder, no los vote. Si usted cree que la lista que está por votar no respeta la libertad de expresión, no los vote. […] Hay una segunda oportunidad, todavía es posible construir un país muy distinto al actual, donde las estadísticas no sean alteradas, los fiscales suicidados y dónde el vice no tenga su domicilio en un médano.”[3]
En el acto estuvieron presentes Macri y Rodríguez Larreta en primera fila. También se encontraban dirigentes massistas y delasotistas, y algún radical. Estos candidatos han sabido nutrir sus listas con dirigentes agropecuarios. Massa postuló a Eduardo Buzzi, ex presidente de Federación Agraria Argentina (FAA), como precandidato a gobernador de Santa Fe, que terminó perdiendo la interna contra Oscar Martínes. En las PASO, De la Sota llevó a Carlos Garetto, ex presidente de Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), como candidato a diputado. Macri, por su parte, llevó a Néstor Roulet, ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), como primer candidato al Parlasur por Córdoba. El dirigente de FAA, Alfredo de Ángelis, fue el candidato a gobernador del PRO en Entre Ríos, e incluso el actual presidente de SRA, Etchevehere, sonó como candidato macrista en la misma provincia. El público en “La Rural”, sin embargo, entendió que el candidato del campo era uno solo. Movilizados por un discurso decididamente antikirchnerista, desde las tribunas cantaron “se siente, se siente, Mauricio presidente”. La dirigencia de Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), CRA y CONINAGRO, presente también en el acto, respaldó el discurso de Etchevehere, mostrando su alineamiento opositor.
La única ausencia notoria en el acto fue la de Omar Príncipe, presidente de FAA. Desde su asunción, la entidad se ha alejado de la Mesa de Enlace, a la que supo acompañar en 2008. En el último mes, brilló por su ausencia en todas las protestas encaradas por sus ex compañeros, incluido el paro de siete días iniciado el 24 de agosto. Según ha trascendido, el propio Kicillof encabezó las negociaciones para lograr acercar a FAA al gobierno, en las que se ofreció una política fiscal diferenciada para las pequeñas explotaciones. Príncipe estaría jugando con Scioli en las elecciones, que trata de diferenciarse del gobierno nacional proponiendo “revisar” las retenciones y eliminarlas para las “economías regionales”. Pero la jugada no le saldría barata al presidente de Federación Agraria, quien ya enfrenta cuestionamientos internos por su cercanía al oficialismo.[4]
La oposición copa la UIA
Aunque el Foro de Convergencia Empresarial (FCE) no se ha pronunciado en relación a las elecciones, sí ha vuelto a sentar posición a favor de la “institucionalización” del bonapartismo, con un documento en el que fustigaron contra la “concentración del poder”, el intento de imponer un “pensamiento único” y exigiendo “transparencia”. También reclamaron que se abandone la práctica de adjudicar los empleos públicos a “los militantes de la mayoría de turno” y, en la presentación pública del documento, demandaron el recorte del gasto público y denunciaron la “presión impositiva record” a la que se recurre para financiarlo.[5] Dejaban claro así que no votarían a ningún candidato que se postule como continuidad del kirchnerismo.
Los sectores de la burguesía industrial impulsores del Foro, que militan a su vez en AEA, han llevado la batalla por la sucesión política a su frente interno, la UIA. Allí se produjo una novedad de peso: por primera vez en años, los industriales de primera línea han dado un paso al frente y asumirán la presidencia de la entidad industrial. Luego de las PASO trascendió que, en un acuerdo a puertas cerradas, cinco dirigentes acordaron que Adrián Kaufmann Brea, el representante de Arcor, será ungido presidente en unas semanas. Además de Kaufmann, de la reunión participaron los representantes de Techint y Fiat (Betnaza y Rattazzi), que pertenecen a la agrupación interna “Industriales”, y los representantes de Aceitera General Deheza (AGD) y de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), Acevedo y Funes de Rioja, que militan en la lista opositora. El pacto de sucesión acordado no contó con el beneplácito de todos y algunos salieron a impugnar el “modo de selección”. En realidad, lo que preocupaba no eran las formas, sino el contenido político del acuerdo. Con él la dirección de la UIA quedará en mano de los grandes capitales que integran AEA (Techint, Arcor, AGD y Fiat, entre otros) y de aquellos dirigentes que impulsaron el FCE, como Rattazzi, Betnaza y Kaufmann, alineados claramente con Macri. Quienes salieron a quejarse fueron los industriales que van con Massa (De Mendiguren) o con Scioli (el bonaerense Osvaldo Rial y el rosarino Guillermo Moretti), que aspiraban a quedarse con la presidencia de la UIA para utilizar esa tribuna en la campaña. Más allá de las quejas, el acuerdo fue aprobado y la sucesión está definida, a diferencia de otros años en que las disputas se extendieron por meses. Es probable que los industriales hayan evaluado que no valía la pena dar batalla por candidatos que, en el fondo, no son muy distintos. Como señaló el dirigente de la UIA Juan Carlos Sacco, no esperan que haya “grandes diferencias” entre una gestión de Macri y una de Scioli.[6]
Los candidatos del ajuste
Queda claro que no hay muchas diferencias entre Macri y Scioli. Ambos candidatos preparan un ajuste más o menos drástico. Ello explica que las distintas fracciones de la burguesía pueden coincidir en el diagnostico pero diferir en los candidatos. Por eso, las disputas en su seno se han atenuado. Queda en nosotros, los explotados, decidir si aceptamos el hecho consumado y nos encaminamos a convertirnos, nuevamente, en la variable de ajuste. O si nos animamos a poner en pie una alternativa política propia que enfrente los planes de la burguesía.
Notas
[1]En El Aromo hemos trabajado el tema en los siguientes artículos: “Una crisis por arriba”, disponible en http://goo.gl/vvVmlH, “La columna opositora”, en http://goo.gl/ByhdLk y “Marcar la cancha”, en http://goo.gl/HByjsI.
[2]Ver http://goo.gl/h4TOA7 y http://goo.gl/dORNKv.
[3]La Nación, 1/8/2015.
[4]Ver Clarín, 20 y 24/8/2015, http://goo.gl/Jk9oHu y http://goo.gl/mUkdYR.
[5]La Nación, 8/6/2015.
[6]Ver Página/12, 6 y 12/8/2015, y http://goo.gl/RpVNkR.
Buzzi no perdió la interna con Del Sel, sino con Oscar Martínez, que era el que encabezaba la otra lista del massimo. El cómico iba en la única lista del PRO.
Es cierto Iván, en el apuro del cierre consignamos mal el dato. Ahora lo corregimos, muchas gracias!