La clase obrera bajo el peronismo. Una mirada desde el POR

en Revista RyR n˚ 10

Por Fernando Castelo

Introducción

            En trabajos anteriores habíamos desplegado  dos hipótesis sobre el morenismo.[1] Una, la acción política que dice llevar a cabo la organización  responde a una concepción profunda de la realidad: su táctica[2] no era más que expresión de una “teoría”. Y, dos, que esta idea se debe entender desde lo que llamamos tendencia al subdesarrollo de la función de dirección intelectual de la organización. La perpetuación de estas formas nos estaría mostrando la existencia de una estrategia que actúa de guía para las acciones que se puede incluir en lo que Lenin denominó seguidismo.

            El morenismo se somete a la espontaneidad de las masas y precisa sólo algunos lineamientos mínimos para su intervención. En términos estrictos no formulan un programa. Por tanto, se niegan a constituirse como dirección.[3] Ya anteriormente, por estas razones, habíamos arriesgado que en verdad se trataba de un anti-partido.[4] La concepción que elabora el morenismo lo conduce a pensar que toda lucha  de manera directa llevará a la ruptura con el peronismo. La organización que encabeza Nahuel Moreno, el GOM (Grupo Obrero Marxista), se da a la tarea de constituir un “partido” pero con esa concepción de la realidad de la clase:

            “Cuando el GOM se empalme a la vanguardia proletaria, al haber acercado a la vanguardia a los principios fundamentales del marxismo y a su programa nacional e internacional, estará constituido en Argentina el Partido Obrero Revolucionario”.[5]

A fines de 1948 Moreno considera que están dadas aquellas condiciones para “convertirse” en partido. De acuerdo con lo que ellos expresan, esta vanguardia manifestaría su madurez en un movimiento de ruptura con el peronismo. Leen las medidas de protesta que se desarrollan desde 1947 como el comienzo de la ruptura de la clase obrera y no como la profundización a nivel sindical de las reivindicaciones políticas que se expresaron en el apoyo a Perón. No diferencian la acción política de la sindical y por eso, la vanguardia sindical será también política.[6] Con estas ideas fundan el POR (Partido Obrero Revolucionario).

Una aproximación a las acciones de protesta obreras bajo el peronismo

Muy poco se ha escrito sobre la protesta de la clase obrera bajo el peronismo. Existe cierto consenso en diferenciar las acciones de lucha de 1945/46 con las posteriores. Las primeras, serían alentadas o toleradas por el propio Perón. Con ellas la Secretaría de Trabajo y Previsión presionaría sobre los empleadores para el cumplimiento de la legislación impulsada desde ese organismo. En cambio los movimientos de protesta que se inician desde mediados de 1946 se  caracterizan por un enfrentamiento entre las bases y las burocracias o simplemente como respuesta a reclamos no satisfechos por el gobierno peronista. Por otra parte, con su llegada al gobierno se gestó un reordenamiento de las cúpulas sindicales y políticas.[7] Ese recambio afectaría particularmente a las viejas direcciones sindicales.[8] En consecuencia, según algunos autores, la clase obrera perdería su autonomía,[9] entregaría sus organizaciones y se subordinaría al líder.[10]

Otra lectura posible es que la clase obrera se acercaría a Perón con el fin de contrapesar a la nueva élite sindical originada por el descabezamiento de los viejos dirigentes. Si bien, a largo plazo, renunciarían a toda autonomía política, harían uso de su “conciencia sindical” en defensa de sus intereses inmediatos. De todos modos, la consecuencia sería la misma.[11] Sin embargo, se puede pensar que las acciones de fuerza que se originan a partir de 1946 hasta 1948 tienen por función profundizar las reivindicaciones conseguidas (aguinaldo, vacaciones pagas y, sobre todo, los convenios colectivos de trabajo). Mostraría, así, que a pesar del apoyo político al peronismo el proletariado no perdería toda su autonomía.[12]

Durante el año 1948 hay un aumento de las huelgas en relación con el año anterior (ver cuadro 1). Sin embargo, el número de huelguistas y la cantidad de jornadas de trabajo perdidas desciende considerablemente. Se puede sostener que el grueso de los reclamos de la clase va siendo saldado y los conflictos comienzan a estar circunscriptos a determinadas patronales o a reclamos específicos de cada  rama. También se puede observar que durante 1949 hay un descenso de las medidas de fuerza en todas sus formas (ver cuadro 2).

            “Se pueden señalar algunos factores que determinaron la brusca disminución de huelgas después de 1948. La causa básica parece haber sido la satisfacción de las principales demandas económicas y profesionales de la mayoría de los trabajadores. Sin embargo, el aumento de los sindicatos y el desplazamiento de gran número de los dirigentes más combativos, la mayor capacidad del Estado de reglamentar y resolver los conflictos laborales, sumado a una mayor represión de las huelgas, son todos factores que sin duda jugaron un papel importante en el sentido de evitar el desencadenamiento de éstas”.[13]

El problema que podría plantearse es que en 1948 hay un crecimiento de las medidas de fuerza parciales: paros, trabajo a desgano y brazos caídos. Este fenómeno podría interpretarse como producto de la activación de las bases sin que las direcciones sindicales actúen o, incluso, contra esas direcciones que desoyen los reclamos.

Las huelgas y acciones de protesta en las principales ramas tienen comienzo hacia 1947 (momento de crecimiento) y se reiteran en la mayoría de los casos en 1948, pero como consecuencia, en general, de la falta de cumplimiento de las empresas de las reivindicaciones conseguidas.[14] Otro elemento a considerar en la baja de acciones de protesta es la crisis económica que ya empieza a evidenciarse hacia fines de 1948. Como vemos la explicación de este fenómeno supera en complejidad al argumento de la “masa domesticada” por el peronismo.

El origen del POR

A principios de 1949 se da a conocer la fundación del POR. En el número de marzo de ese año del periódico Frente Proletario (FP) aparece publicado su manifiesto de fundación.[15] En ese manifiesto sostiene el POR  la misma caracterización que había mantenido el GOM y que ya hemos expuesto en detalle en otro lado,[16] sin adicionar muchos datos más. En líneas generales consideran que no existe organización política que pueda expresar las necesidades de la clase obrera. Que las direcciones son burocráticas y están dominadas por la central obrera que funciona como una agencia al servicio del poder ejecutivo. Señala la existencia de una pugna entre dos imperialismos, el yanqui y el inglés, y que el gobierno tomó posición por el último.

En ese mismo documento se afirma que la clase ya está empezando a romper con el peronismo y con la CGT. Esta ruptura se expresa en acciones sindicales declaradas ilegales,  por la intervención de los gremios por la CGT o en el desconocimiento de los dirigentes que encabezan las medidas de fuerza. Por eso, proponen como política la creación de oposiciones sindicales que tiendan a romper con la central obrera y con las conducciones de sus respectivos gremios. Ahora bien, ¿esa tendencia a la ruptura implica un avance en la conciencia de la clase? Aunque perseveran en caracterizar a la clase obrera como “nueva” y sin conciencia de clase, creen que el enfrentamiento la conduce hacia un nuevo desarrollo. De la capitalización de la experiencia adquirida en la lucha nacerá la vanguardia:

            “Si una de las causas del éxito peronista ha sido la reciente proletarización de varios cientos de miles de trabajadores agrarios, esa será su tragedia. Si por el motivo ya señalado, el peronismo y la CGT han podido especular con el movimiento obrero, esto llega a su término; las nuevas camadas de obreros industriales en su choque continuo con los explotadores van adquiriendo la conciencia de clase de que carecen y enfrentando al mismo peronismo o más concretamente a sus manifestaciones en el terreno sindical, a la CGT y sus dirigentes”.[17]

En un principio, cabe resaltar que suponen que en la acción sindical se está expresando el avance de la conciencia de clase, hecho que se plasmaría en la creación de oposiciones sindicales de base. El POR con esta política no niega su principio de “ir donde estén” los obreros.[18] Como éstos están “rompiendo” con el peronismo hay que construir el partido revolucionario. La pura experiencia sindical por sí misma pondría a los obreros frente a la revolución. La función de la organización será demostrar a la clase su propia ruptura que se evidencia en la misma acción. Por ejemplo, en un recuadro en la primera plana aparece el título: “Masacre Obrera en Salta”. Junto a la información de los hechos que tuvieron como saldo tres obreros muertos y treinta más heridos de bala por la policía provincial, dice:

            “los obreros peronistas empiezan a comprender – pagando con sangre el aprendizaje- que no siempre son los ‘queridos descamisados’, sino que cuando quieren elevar su voz de protesta, por cualquier hecho concreto, pasan a ser automáticamente, la ‘chusma salvaje’”.[19]

 Posteriormente se ocuparán de los conflictos internos en la provincia de Santa Fe.[20] Como consecuencia de las elecciones en esa provincia afirman:

            “Que el proletariado empieza a cansarse del peronismo no es una novedad para nadie. Ni para el propio Perón. Si bien es verdad que el peronismo como partido político nunca fue una cosa seria, fue en realidad una ‘fuerza política’. Día a día se suman en hechos que demuestran que esa fuerza comienza a mostrar fallas de peso. Su pilar fundamental, el proletariado, empieza a comprender y sentir en carne propia las dificultades con que tropieza Perón en el terreno económico”.[21]

Con esta perspectiva el POR afirma que está en curso la desperonización de la clase obrera. Eso sí, sin un cambio político. Ese fenómeno se estaría expresando en el ámbito sindical.[22] La política que alentará será crear comisiones internas de oposición allí donde surja una lucha reivindicativa. Ni una palabra sobre política, sólo acción sindical. La resolución vendrá de la construcción de una CGT antiburocrática.[23]

            “Varios conflictos y arreglos dictados desde arriba, y ahora este nuevo caso, han venido demostrando una y otra vez la apremiante necesidad de lo que nosotros estamos reclamando desde tiempo atrás: FORMACIÓN DE OPOSICIONES SINDICALES. Son siempre los dirigentes -la burocracia- los que bajo la tutela del Ministerio de Trabajo y Previsión, se esfuerzan por arreglar -y lo consiguen- por encima de la voluntad de los obreros, todos los reclamos de éstos, siguiendo la conveniencia de la patronal capitalista. Los obreros de Juan Ortiz, están dando un magnífico ejemplo de combatividad proletaria, al barrer a los dirigentes traidores de sus filas y luchar asimismo contra la policía y la patronal”.[24]

Habíamos dicho que hacia 1949 ya se estaba expresando un reflujo en la confrontación. Sin embargo, la intervención del gobierno y la burocracia, que en un momento de reflujo, puede conducir a un acuerdo, es leída como una intromisión. Razón por la que el POR propone la política de oposiciones sindicales y alienta la huelga. En el caso de la papelera Juan Ortiz la huelga es conducida por la Comisión Administrativa de la planta y la acción fue saludada por el POR. Sin embargo, después de la represión, en el número siguiente de FP sostiene que la derrota es producto que las bases van más allá:

            “Nosotros sostenemos que la huelga fue una aventura… Y ese es el planteo que debió hacerse, explicando a los obreros que espontáneamente querían la huelga, cómo la patronal contaba en su apoyo con los mismos dirigentes burocratizados del gremio, de la CGT y del Gobierno; cómo por el momento era imposible la solidaridad efectiva de otros gremios, dado el control y la represión brutal de la CGT y el Gobierno, etc.”[25]

Salta a la vista la deficiente lectura de las condiciones de lucha. Primero, cuando los obreros declaran la huelga van atrás, la alientan y proponen crear una oposición sindical contra las negociaciones del convenio colectivo que está conduciendo la burocracia. Una vez que fracasó la huelga, por quedar aislada, critican la acción espontánea.

Ahora bien, en vistas de todo lo anterior, el POR no dice cuáles son los instrumentos para ligarse a la vanguardia que se está “fogueando” en la lucha. No dice por qué el POR es necesario ni para qué. Lo que parece es que a la organización sólo le basta con estar ahí, ser testigo de la desperonización. Una vez más se formula la concepción economicista: la acción espontánea del proletariado debe expresarse a escala sindical, el “partido” no eleva esa experiencia a la forma de programa ya que no interviene, sólo le propone a los obreros una forma de organización.[26]

A modo de cierre

El POR se proclama la vanguardia de la clase ya hecha partido. Sin embargo, esa “vanguardia”, en este periodo,  sólo busca expresarse en  organismos y acciones sindicales. Es, entonces, una vanguardia de lucha sindical no una vanguardia política de la clase. Moreno, por el contrario, considera que la “vanguardia” sindical también es política. Esta idea nace directamente de la concepción teórica del morenismo y no de lo que podría leerse como una desviación oportunista. De allí se deduce que la estrategia de construcción del POR consiste simplemente en “estar ahí” donde la clase lucha. Pero como en ese momento la clase despliega su acción a nivel sindical, el POR está condenado al fracaso.

Los datos muestran claramente que hay un proceso de reflujo de las acciones de lucha del proletariado mientras el POR afirma sistemáticamente la desperonización, asumiendo que la confrontación sindical necesariamente implica la ruptura política. Por tanto hay una deficiente lectura de la realidad y de las relaciones de fuerza por parte de la organización. En definitiva, agitan una política para una lucha que no existe.

Se puede apreciar cómo el cambio en el nombre de la organización no señala un viraje político. La idea economicista, la caracterización sobre el movimiento obrero y sobre el peronismo permanece sin variaciones. Las tácticas y acciones que agita la organización expresan la tendencia al subdesarrollo de la función de dirección intelectual. Es posible sostener como hipótesis que el fracaso de esta experiencia convence a Moreno que el peronismo es imbatible. Invierte la idea que dio origen al POR, según la cual el peronismo era sólo un momento en la experiencia de los obreros. Hacia 1954 afirmaba:

“La clase obrera frente a los dos partidos capitalistas, se ha limitado a votar por uno de ellos, apáticamente, o por inercia la gran mayoría de votos peronistas;  por falta de claridad y conciencia de clase, los votos opositores. En suma, los obreros peronistas en general, han preferido seguir votando por las mejoras obtenidas bajo el peronismo”.[27]

Ese es el camino que lleva a su incorporación al PSRN (Partido Socialista de la Revolución Nacional) y al entrismo en el peronismo.

Apéndice:

Cuadro 1: Huelgas en Cap. Fed.[28]

Cuadro 2:

Conflictos obreros en Cap. Fed. (sin incluir huelgas).

En cantidad de obreros.[29]


Notas

[1] Ver: Barton, A.: “Para un análisis de la estrategia morenista sobre la construcción del partido. Apuntes en torno al primer documento del GOM”, en Razón y Revolución nº 9, otoño de 2002,y Castelo, F.: “Clase y partido bajo el peronismo. El GOM (1946-1948)”, en: ídem.

[2] “Se entiende por táctica de un partido su conducta política o el carácter, la orientación y los procedimientos de su actuación política”. Lenin, V I.: Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, Anteo, Bs. As., 1986, p. 15.

[3] Lenin. V. I: ¿Qué Hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento, Anteo, Bs. As, 1974, p. 93 y ss. (subr. en el original).

[4] “Un partido político puede abarcar sólo a una minoría de su clase, del mismo modo que los obreros verdaderamente con conciencia de clase de cualquier sociedad capitalista constituyen sólo una minoría de todos los obreros. Por eso nos vemos precisados a reconocer que sólo esta minoría con conciencia de clase puede dirigir y guiar a las grandes masas obreras (…) Si esta minoría tiene realmente conciencia de clase, si es capaz de guiar a las masas, si es capaz de dar respuestas a cada uno de los problemas que aparecen en la orden del día, entonces es, en realidad un partido. Si la minoría no sabe dirigir a las masas y vincularse estrechamente con ella, no es un partido”. Lenin, V. I. : “II Congreso de la Internacional Comunista. 19-VII a 7-VIII-1920: Discurso sobre el papel del Partido Comunista – 23-VII-1920”. En: Lenin, V. I.: Obras Completas, Cartago, Bs. As, 1960, t. XXXIII, pp. 358-362. Subrayado nuestro.

[5] Frente Proletario (en adelante: FP) año I, nº 4, febrero/ marzo 1947 (subrayado en el original).

[6] “El movimiento político de la clase obrera tiene como objetivo, desde luego, la conquista del poder político por la clase obrera, y para eso es naturalmente necesario que previamente se haya desarrollado hasta cierto punto una organización de la clase obrera surgida a su vez de las luchas económicas de la misma. Pero por otra parte, todo movimiento en que la clase obrera se presente como clase en contra de las clases dominantes e intente imponérsele por presión exterior, es un movimiento político. Por ejemplo, la tentativa en una fábrica particular o aún en una industria particular de obligar a los capitalistas a que establezcan una jornada de trabajo más corta, mediante huelgas, etc., es un movimiento puramente económico. En cambio el movimiento que se dirige a conquistar una ley de la jornada de ocho horas, etc., es un movimiento político”. Carta de Marx a Bolte. 23-XI-1871, en:  Engels, F. y Marx, K.: Correspondencia, Ed. Problemas, Bs. As., 1947, pp. 335 y 336 (subr. en el original).

[7] En 1946 se disuelve el partido Laborista, que había llevado a Perón como su candidato a presidente. El mismo Coronel Perón insta la creación del Partido Único de la Revolución Nacional (PURN) en reemplazo del laborismo y de la Unión Cívica Radical (Junta Renovadora). En 1947 renuncia Luis Gay (junto con todo el Comité Central Confederal) como secretario general  de la CGT y asume Aurelio Hernández, un dirigente de segunda línea. Finalmente, en 1950, se reforma la carta orgánica de la CGT para integrarla como rama del Movimiento Nacional Justicialista. Ver: Mackinnon, M.: Los años formativos del Partido Peronista (1946-1950), Siglo XXI Ed. Instituto Torcuato Di Tella, Bs. As., 2002. Y Torre, Juan Carlos: La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los orígenes del peronismo, Sudamericana/ Instituto Torcuato Di Tella, Bs. As., 1990.

[8] “(…)aunque el carácter revolucionario de la doctrina sindicalista se había ido aguando con el tiempo, nunca había perdido su contenido netamente clasista ni renunciado a defender, por sobre todas las cosas, la independencia del movimiento obrero. Y esta sería, precisamente, la que después del triunfo electoral irá desapareciendo entre las manos de un líder cada vez más autoritario y empeñado en la construcción de un movimiento policlasista”,delCampo, H: Sindicalismo y Peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable, CLACSO, Bs. As., 1983, p. 224.

[9] En esta pérdida de autonomía hace hincapié: Pont, Elena S.: Partido Laborista: Estado y sindicatos. CEAL, Bs. As., 1984, pp. 58 y ss.

[10] Esta es la posición, entre otros, de Baily, S.: Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina. Hyspamerica, Bs. As., 1985, pp. 137 y 138.

[11] Ver: Zorrilla, Rubén H.: El liderazgo sindical argentino. Desde sus orígenes hasta 1975, Siglo Veinte Ed., Bs. As., 1983.

[12] Doyon, L: “Conflictos obreros durante el régimen peronista (1946-1955)”, en: Desarrollo Económico nº 67,  v. 17, oct-dic 1977. La misma posición está expuesta en: del Campo, H., op. cit., p. 247.

[13] Doyon, L.: op. cit.,  p. 440.

[14] Véase: ibídem. También hay una síntesis de las principales acciones y se registra la misma tendencia en: Pont, Elena S., op. cit.

[15] FP año III nº 24, marzo de 1949.

[16] Castelo, F., op. cit.

[17] FP año III nº 24, marzo de 1949.

[18] Afirman: “militar donde estén los obreros, no mantener sindicatos libres sin trabajadores, no provocar divisiones sindicales sin la mayoría de los obreros”. FP, op. cit.

[19] FP año III nº 25, mayo de 1949.

[20] Habrá que aclarar que la provincia de Santa Fe fue un caso excepcional. Ese distrito fue intervenido en febrero de 1949 debido a las pugnas entre laboristas, radicales (JR) y los Centros Cívicos Argentinos Revolucionarios. Ver: Mackinnon, M., op. cit., p. 117.

[21] FP año III nº 26, junio de 1949.

[22] Ibídem.

[23] Ibídem.

[24] FP año III nº 28, agosto de 1949, subrayado en el original.

[25] FP año III nº 29, septiembre de 1949.

[26] “La primera tarea en este camino es conseguir sindicatos obreros de verdad en los que sea ley la voluntad de la mayoría, le agrade o no a los capitalistas y a los organismos gubernamentales. Unir a todos los obreros conscientes en oposiciones a los burócratas sindicales, organizar y dirigir el descontento creciente es la tarea de la hora”. FP año III nº 28, agosto de 1949.

[27] FP, año VIII, nº 153, 29-V-54. Las elecciones de 1954 fueron ganadas por el peronismo por un 62,95 % frente al 31,64 % de la UCR que quedó como segunda fuerza electoral. Cf. Cantón, D.: Materiales para el estudio de la sociología política de la Argentina, Ed del Instituto, Bs. As. 1969, t. I, pp. 153/155.

[28] Fuentes: Síntesis estadística mensual de la República Argentina, marzo-mayo de 1954 y junio-julio de 1955.

[29] Fuentes: ídem.

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