En lugar de aclarar el panorama, la conferencia de prensa del presidente de ayer dejó más dudas que certezas. Los anuncios del gobierno nacional lejos estuvieron de despejar las dudas de la comunidad educativa, en particular de los docentes, equipos directivos y auxiliares. Tampoco de millones de padres que recibieron una indicación tan dudosa de ir a trabajar, pero tratar de quedarse en casa y no al cuidado de los abuelos. Si esos trabajadores eran docentes, el cuadro fue aún más confuso al deber entender el sentido de la consigna “sin alumnos con escuelas funcionando”. Terminada la conferencia se inició una catarata de mensajes con información diversa que circulaba por redes sociales y Whatsapp sin que nadie pudiera dilucidar qué era cierto y qué no. Lo único certero fue que los alumnos no debían concurrir a las escuelas hasta el 31 de marzo. Para el resto, la decisión sobre asistir o no, cayó principalmente sobre los directivos y los supervisores. Algunos docentes fueron a cumplir horarios, otros no. Algunos se presentaron para armar clases de contingencia, abrir una cuenta de Gmail, classroom o armar un cuadernillo. Mientras tanto, nadie sabe bien que va a pasar mañana. En Buenos Aires, provincia gobernada por Kicillof, el personal docente, directivo y auxiliar debe asistir a clases normalmente. Aquí la conducción Celeste solo se limitó a exigir licencias para mayores de 65 años, exenciones para personas en situación de riesgo y guardias docentes, algo que el mismo Larreta propuso en CABA. Entre Ríos siguió el modelo de la capital y el gobierno de Bordet dispuso la asistencia de personal mínimo, estrategia algo más audaz pero igual de innecesaria. Solamente algunas provincias como Chaco, Río Negro y Chubut, algunos sindicatos llamaron a parar. En el caso de Chubut la acción se definió siguiendo un plan de lucha que incluye paro de 144hs.
El día de hoy nos trajo una nueva serie de delirios. El Ministro de Educación, Nicolás Trotta, junto a otros funcionarios, dio una conferencia de prensa que aportó poco pero enfatizó una idea: “queremos que los maestros concurran a las escuelas”. ¿Para qué? Para desarrollar los lazos con los alumnos y para darles de comer. Parece increíble, pero no ¿Cómo pretenden desarrollar los lazos con los alumnos si los mismos no van a concurrir? El gobierno de científicos parece no recordar lo que dijo unas horas atrás. Ahora bien ¿cuál es el sentido de cumplir la jornada escolar si solo vamos a darles de comer? Dicho sea de paso, esa aglomeración en la escuela de alumnos comensales provocaría el mismo efecto que el que la suspensión busca combatir. Por eso, hoy Trotta señaló que se implementará un sistema de viandas para tratar de evitar la circulación de alumnos: cómo y quién lo hará no lo sabemos. Descartado entonces que el cumplimiento de la jornada tenga que ver con el servicio de comedor, persiste la pregunta ¿para qué ir? Maxime cuando la mayoría de los docentes nos movemos en transporte público cuya frecuencia acaban de reducir. El resultado: mayor aglomeración de personas para viajar. El cruce de las distintas medidas tomadas no resiste la más mínima lógica.
Otro de los puntos expuestos por Trotta fue la famosa continuidad pedagógica. La solución que halló el gobierno para enfrentar la situación fue apostar al portal «Seguimos educando». Para señalar sus beneficios explicó que el mismo no tiene costos de navegación y suministrará de todos los recursos necesarios para que los alumnos puedan continuar el ciclo lectivo a distancia. Sin embargo, aclararon que las redes deben usarse responsablemente ya que la cantidad de datos es limitada y no puede soportar demasiadas conexiones a la vez. Una paradoja si pensamos que están queriendo garantizar la continuidad pedagógica de más de diez millones de niños, adolescentes y adultos. La advertencia de Trotta debe ser ubicada en su contexto. Según la Encuesta Nacional de Integración de TIC en la educación básica, realizado por Unicef en 2015, el 50% de las escuelas no tiene conectividad y menos del 10%, una pizarra digital. Dentro del informe de TICS se incluían: TV’s, reproductores DVD. Solamente el 45% de las primarias estatales tenían acceso a internet para uso pedagógico y un 32% servidor escolar en las secundarias. En 2018, en la VII Asamblea de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL) se reconoció que: el 30% de los argentinos no tiene acceso a internet y el 40% que lo tiene no sabe cómo usar la red. Además, en el 70% del territorio, donde vive el 30% de los argentinos, no hay acceso a internet o el acceso es de mala calidad. Según los datos del 2019: 18 mil escuelas públicas de todo el país estaban conectadas a Internet sobre un total de 49 mil escuelas. En total, las cifras sostenían que el 62% de la matrícula estatal dispone de algún tipo de conectividad (vía fibra óptica, coaxil, radioenlaces o tecnología satelital). La mayoría tiene una conexión de tipo red local que sabemos colapsa. Para tener una medida, la provincia de Buenos Aires tiene 13mil escuelas. En este contexto, no queda clara la eficacia con la que contará la educación a distancia.
Además, la TV Pública y Radio Nacional contarán con una transmisión de 2hs con programas destinados a educación inicial y primaria, y 2hs por la tarde orientadas a la educación secundaria y de docentes. Lo que tampoco respondieron con exactitud es cómo distribuirán esos contenidos si contamos con un sistema educativo dividido en 24 jurisdicciones distintas, es decir, con 24 diseños curriculares diferentes entre sí. El ministro respondió que lo harán con un esquema de «plurigrados», una idea difusa que ni él mismo supo definir en qué consistía.
Frente a semejante cuadro de improvisación, la pregunta más interesante de la conferencia se hizo sentir: ¿qué pasa si la emergencia se extiende? Nuevamente, una respuesta que de científica tuvo poco. Solo se limitaron a decir que acordaron con los sindicatos estrategias educativas acordes a la situación socioeconómica de las familias para poder abordar la educación a distancia. Con los datos expuestos más arriba queda, claro que Trotta y todo el gobierno no tiene idea de la sociedad que gobierna. No tienen idea de los datos más elementales a la hora de pensar en un plan de emergencia, tampoco están evaluando cómo seguir el 1 de abril.
Los docentes debemos decir basta. La propagación de la epidemia no es un chiste, ni un invento de los medios de comunicación opositores. Todavía contamos con la ventaja de no contar con un brote mayor. Tanto el dengue como el Coronavirus pueden evitarse con políticas sanitarias acordes y precisas. Si el gobierno continúa haciendo oídos sordos, entonces el conjunto de la docencia debe desobedecer. A la no concurrencia del personal docente a los establecimientos educativos, debemos exigir un plan de emergencia acorde al problema: distribución de elementos de higiene, desinfecciones, desratizaciones, distribución efectiva de viandas, internet de calidad, etc. No podemos seguir exponiendo nuestras vidas por la locura de un gobierno de incapaces donde una medida anula el sentido de la anterior. Si los docentes tenemos que concurrir a trabajar, estaremos expuestos. Contagiaremos a nuestras familias y propagaremos el virus. Es hora de asumir que las escuelas deben cerrarse para todos porque la política del gobierno enfrenta trabajadores con trabajadores: los docentes con licencias, los docentes en guardia o concurriendo, los docentes directivos y auxiliares. Una cuenta con personal mínimo arroja que el gobierno está decidido exponer a una cifra de trabajadores que pronto alcanza el millón: a razón de 50.000 establecimientos, multiplique por jornada doble, por un auxiliar, por dos directivos, más un personal administrativo. Sume el grupo familiar de los afectados tendremos una pandemia nacional. Es hora de decir basta: licencia para todo el personal docente y no docente con goce de haberes hasta que las condiciones sanitarias permitan el regreso a las aulas de toda la comunidad educativa. Es nuestra vida la que está en juego.
Corriente Nacional Docente Conti-Santoro
16-3-2020