Por Osvaldo Regina – Desde la devaluación, he aquí a los campeones del modelo “No-Ne-o-li-be-ral” (perdón por el trabalenguas):
– petroleros
– fabricantes de maquinaria eléctrica
– dueños de acerías y metalúrgicas
– cierta “gente de campo”
– destiladores de petróleo
Con aumentos de precios de hasta el 518%, la aristocracia empresaria de los winners de la nueva Argentina le ganaron la carrera al dólar y al resto de los sectores. En el cuadro se muestra cuál sería el precio de cada sector en mayo de 2007, por bienes y servicios, que se vendían a sólo un peso en diciembre de 2001. Así, el petróleo y el gas que valiera $1.- antes de la devaluación se está facturando a $6,18. Los productores agropecuarios, a pesar de las retenciones, estarían cobrando -en promedio- $3,49 lo que antes les conformaba a sólo $1.- y el ramo metalúrgico llevó ese valor a entre $4.- y $5.- en mayo. No es novedad que el modelito K, inaugurado por Duhalde como reemplazo de la Convertibilidad, está basado en la depreciación de la moneda y del trabajo local. Que algunos se hayan beneficiado tanto significa que alguien lo está pagando. Así, en el otro extremo del reparto de roles, bien abajo en la escala del valor K, se ubicaron los grandes perdedores del modelito:
– el trabajo doméstico
– los empleados públicos
– los trabajadores en negro
– alquiler de vivienda
– los prestadores de salud
– los servicios educativos
– otros servicios
Claramente, nos quedaron sin ranquear los jubilados y los perceptores de planes sociales… En sentido contrario, tendríamos que borrar de la lista a los servicios públicos, que mezclamos con los sufridos trabajadores y pequeños cuenta propia. Teléfonos, colectivos, gas y electricidad para el hogar no subieron tanto las tarifas porque cobraron aparte una creciente masa de subsidios. Quedan los verdaderos loosers de la gestión “progresista”. Las empleadas domésticas, los trabajadores más desprotegidos, los prestadores de la salud y la educación, los que dependen de alguna propiedad en alquiler, dueños de lavaderos y demás servicios menores. No alcanzaron al dólar y ni siquiera al IPC, que se duplicó en el período que va desde la caída de De la Rúa hasta mayo de 2007. Esta sencilla semblanza del gallinero y los zorros del mercado surge de una muy simple organización de los datos de precios que releva el INDEK. La devaluación sirvió para generar ganancias por exportaciones y reemplazo de importaciones por producción local abaratando sustancialmente el salario pasado a dólares. La brecha entre ganadores y perdedores de la devaluación fue el estímulo para que los primeros recuperaran rentabilidad y contrataran personal, reduciendo con ello el enorme desempleo (que estas medidas agravaron durante 2002). Al mismo tiempo, ello permitió refinanciar al Estado con una mayor recaudación –imponiendo retenciones a la exportación primaria y extractiva- y repartir un poco para limosna de los desocupados. Sobre estas bases económicas se sostiene la superestructura política e ideológica actual.