El MST, el PO, el PTS y RyR en una discusión sobre el programa
A continuación, presentamos el debate sobre la continuidad del FIT y su relación con las corrientes de centroizquierda. ¿Se debe incorporar a Lozano y Marea Popular o el programa del frente debe quedar claramente delimitado en un sentido revolucionario? Aquí, lo más importante del debate.
El 7 de junio, se realizó, en la Facultad de Filosofía y Letras, la mesa de cierre de las IV Jornadas de Investigación y Debate Político del CEICS. Se reunieron, frente a un gran público, representantes de los principales partidos de izquierda en Argentina: Christian Castillo (por el PTS), Gabriel Solano (por el PO), Sergio García (por el MST). Junto a ellos, debatió Eduardo Sartelli, en representación de nuestra organización (Razón y Revolución). Dos discusiones fueron las que se desarrollaron allí: hacia dónde debía dirigirse el Frente de Izquierda y cómo debía desarrollarse el partido revolucionario. Aquí, presentamos el primero de los problemas: quiénes deben integrar el FIT. Para ello, tuvimos que extraer, de las intervenciones, aquellos pasajes que hacen a la cuestión. En la nota siguiente, el problema del partido.
Sergio García: Uno cuando va a los medios televisivos o gráficos, rápidamente lo que ve es que ha habido un cambio político en Europa. Ha habido fuerzas de izquierda, que claramente han tenido un salto a nivel internacional importante y que son precisamente reflejo de situaciones de lucha de clases. No casualmente, los dos ejemplos de la izquierda mejor posicionada son Grecia -donde Syriza gana las elecciones y es uno de los países más convulsionados, tomando los últimos tres o cuatro años-, y España, que con el surgimiento de Podemos, que es una fuerza nueva apoyada en este movimiento de “indignados”, coloca cinco diputados en el Parlamento y, junto con Izquierda Unida, sacan casi el 20% de los votos. Independientemente que, en nuestro caso, no tenemos simpatía por Izquierda Unida en España, a la izquierda del PSOE y a la izquierda del PP ha habido una gran votación a las variantes contra los partidos mayoritarios. Entonces, eso también es un elemento de la realidad. Syriza tiene distintas corrientes, algunas son más radicales. Hay sectores un poco más moderados. Pero más allá de eso, es importante reivindicar esa búsqueda de más de un millón y medio de griegos que, en medio de una polarización, apuestan a la izquierda.
Lo que nosotros planteamos desde el punto de vista de la política es que, llegado el momento, los que tenemos responsabilidad de estar en la conducción de organizaciones de izquierda, tenemos que darnos objetivos todavía superiores. Nosotros lo hemos planteado con toda claridad, ya hace un tiempo. Planteamos que además de hacer este gran movimiento anticapitalista, y con un programa precisamente anticapitalista, también, llegadas las elecciones, tenemos que encontrar unidad. Si después de todo eso, vamos separados a elecciones, esa dispersión no ayuda a seguir arrancándoles a los viejos partidos franjas de sectores que nos venían apoyando. Pero todavía nosotros no hemos encontrado respuesta de los compañeros del Frente de Izquierda, ni de otros sectores como Unidad Popular o Marea Popular. Más allá de las diferencias entre nosotros, tenemos que tratar de hacer un esfuerzo común alrededor a este tema. Hay posibilidades en el país para construir un gran movimiento de izquierda anticapitalista, plural y abierto, porque no se puede restringir a la izquierda, a una tendencia de opinión de la izquierda.
Si la dificultad es que después, cuando hay elecciones, no hay acuerdo, es muy difícil. Aprovechemos las internas y que decida la gente. No hay ningún problema: ponemos a Alejandro Bodart, a Vilma Ripoll y a todos nuestros referente nacionales y provinciales a disposición de una interna común. Y, salga el resultado que salga, participa después en las elecciones de octubre, en función de lo que la realidad haya dado. Una interna en la que podrían participar miles y miles de trabajadores.
Nosotros entendemos que sería un hecho político extraordinario si todas las fuerzas obreras de izquierda, frente a UNEN, frente al PRO, frente a todas las variantes del PJ, poniendo por encima lo que nos une, pudiéramos encarar en común esa tarea electoral. Pero no con un programa electoral, sino que necesitamos que en lo electoral también se refleje la disputa por el país.
Mientras se discute, cada cual construye su organización. Nosotros creemos en la construcción de nuestro partido. Lo vamos a seguir haciendo. Creemos que construir un partido revolucionario es una tarea actual. Hay compañeros que creen en otra forma organizativa. Bueno, no son tareas contrapuestas: nosotros vamos a seguir construyendo el MST y, dialécticamente, queremos que el MST contribuya a la construcción de un gran movimiento común, con todos aquellos compañeros y organizaciones que lo quieran hacer,
Christian Castillo: Evidentemente, nosotros estamos en momento donde, en Argentina, hay algo que no hay en otros países del mundo. Recién algo mencionaba Sergio: cuando uno ve las experiencias que existen desde fuerzas de izquierda que logran cierto peso electoral a nivel internacional, va a ver que son fuerzas que no se proclaman por la revolución socialista y que no proclaman pelear por la independencia política de la clase obrera, sino que se plantean, más o menos, el programa de ciertas reformas del capital. Lo vemos en Syriza, en Grecia, un partido que ya no es ni siquiera una coalición. Se ha transformado en un partido con su ala derecha como conducción. Un partido de reforma del capital. Izquierda Unida, en España, y Podemos también, con diferentes acentos y diferentes bases sociales, expresa este proceso de reforma. Ustedes no van a ver que existe algo parecido al Frente de Izquierda y de los Trabajadores en otros países del mundo.
En este marco, señalo que el peso del FIT no es simplemente que se votó a cualquier fuerza. Había una gran pelea política en la izquierda en los últimos años. Una enorme pelea política. Una parte muy importan de la izquierda se fue con el kirchnerismo, siguió su derrotero y es parte integrante plena. Después, otro sector apostó a la centroizquierda. Los compañeros del MST se fueron a Proyecto Sur, con Pino Solanas. Pino Solanas después los abandonó y se fue con Lilita. Ellos son parte orgánica de la CTA, con Micheli. Es otra apuesta, con un sector que está entre el FAP y una variante de centroizquierda. Ahora bien, con De Gennaro no se puede firmar una propuesta anticapitalista, porque él no es anticapitalista. Está en contra de una propuesta anticapitalista. Está por la reforma del sistema capitalista, por eso va con el FAP.
El FIT ha sido un paso importante. El FIT ha conquistado una gran audiencia política. Ha permitido a la izquierda anticapitalista tener presencia parlamentaria. Es una enorme referencia política y, en ese sentido, desde el PTS estamos por continuar desarrollándolo expandiéndolo. Pero no a costa de cambiar. Es decir, no queremos que el FIT se transforme en Syriza. “Hay que agrandar el FIT”. ¿Quién lo dice? Los que fueron derrotados por la política del FIT y quieren que el FIT se transforme en Syriza. Nosotros no queremos Syriza, queremos el FIT. No queremos rebajar el programa. Y se ha mostrado que mantener un programa claro, lejos de aislarnos, es lo que nos lleva al movimiento de masas. Los que bajaron el programa, los que se fueron con Pino Solanas, los que se fueron con el Gobierno se han aislado de las masas. No tienen peso, no son referentes. Han perdido perspectiva, justamente, por no bregar por estas ideas y adaptarse a las ideas de otros.
Entonces, ahora, ¿nuestro objetivo cuál es? ¿Unirnos con reformistas? No, nuestro objetivo es ganarles a los reformistas. ¿Una coalición electoral basta? No, una coalición electoral puede ser un medio en la construcción de un partido revolucionario. Nada más.
Gabriel Solano: Recuerdo que en el año 2003, tuvimos un debate con los compañeros de Izquierda Unida de la época (el MST y el Partido Comunista), donde discutíamos si hacíamos un frente o no, para las elecciones de abril del año 2003. Ustedes recuerden el contexto: abril de 2003, era después del Argentinazo, de la crisis del 2002, Puente Pueyrredón, cuatro fórmulas peronistas, tres fórmulas radicales, un gran quilombo en el país… Y la izquierda, que venía de tener un papel relevante en todo este proceso popular, tenía la posibilidad de llevar una fórmula única presidencial. Ese frente no salió. Ese frente podía tener desde el punto de vista electoral, una fórmula para elegir presidente y vice, si iba Patricia Walsh y Jorge Altamira. Hicimos esa propuesta y fue rechazada. En el momento uno podía tener la duda de qué motivos llevaron a que ese frente no salga. Si fue un problema de cargos o no… Visto retrospectivamente, la cosa tiene que ser politizada. Porque es indudable que los partidos que rechazaron en ese momento una alianza con el Partido Obrero, con el tiempo demostraron que su estrategia política no pasaba por hacer un Frente de Izquierda, sino por la integración a corrientes de tipo capitalistas.
El hecho de que esa izquierda revolucionaria hoy sea la mayoría en el interior de la izquierda, y que la izquierda que nosotros llamamos democratizante hoy sea la minoría, para nosotros es una conquista política fundamental de la batalla que hemos dado en esta década. Y, naturalmente, no pensamos retroceder en esa conquista. Quizás, retrocedamos como consecuencia de una derrota política, pero no lo vamos a hacer conscientemente.
Acá decía Sergio que nos han mandado una carta y es cierto, pero, estamos en contra de la posición de la carta. Porque un programa anticapitalista, como dijo acá recién el Chipi, no se puede hacer con alguien que está con el capitalismo, salvo que uno a los programas no se los tome en serio. Nosotros tenemos claro que ni Lozano ni De Gennaro son anticapitalistas. Pero no es que lo decimos nosotros, lo dicen ellos. En algún momento, llegamos a barajar la idea de llegar a hacer una interna para dirimir las divergencias que no podíamos resolver, pero nunca para resolver si era un frente anticapitalista o un frente que defiende al capitalismo, para eso no vamos a ir a una interna. ¡Miren si vamos a proponer que el electorado argentino tenga que decidir cuál es la estrategia política de la izquierda argentina! No, nosotros vamos a defender un plan de lucha revolucionario de la izquierda. Y que otros defiendan -y tienen todo su derecho- un planteo de centroizquierda.
Eduardo Sartelli: Por ahí alguien se equivocó y no quiero colgarme de una frase suelta, pero la idea de que el FIT es una reunión anticapitalista, a mí me sorprende. Anticapitalista es cualquiera. Los señores feudales eran anticapitalistas. Los esclavistas del sur norteamericano eran anticapitalistas. Aquí, el compañero del MST, (a quien yo personalmente no tendría ningún problema en verlo dentro del FIT), viene aquí a decir que no quiere entrar. El compañero va a argumentar lo contrario, pero en realidad está diciendo “no quiero entrar”. No quiere entrar si no vienen con él los llamados “anticapitalistas”.
Ahora bien, hemos logrado semejante unidad, que semejante unidad saque un millón y medio de votos, ¿y vamos a irnos a arrastrar a tipos que no existen? Porque, a ver: ¿qué sacaron los otros? No existían antes de que no sacaran nada y no existen ahora, que quedó claro que no sacan nada. O sea, ni siquiera tienen un valor programático, porque a veces uno puede buscar la unidad con gente que no es nada, pero programáticamente es interesante, vale la pena, tiene algún tipo de influencia…
Entonces, ¿si no entran los otros, yo no entro? El MST tendría que estar diciendo: “Yo quiero entrar. A mí me parece que sería bueno que seamos más amplios, pero esa no es la condición. Yo quiero entrar. Yo”. Primero, adentro. Después, batallaré. Primero, enfatizo mi identidad socialista, revolucionaria, trotskista de la IV Internacional, por el Programa de Transición…
Entonces, el compañero del MST dice que en realidad que no quiere estar en el FIT. Eso es así. Y vaya si vamos a hacer internas abiertas con gente como Lozano. Es decir, que le entreguemos a Lozano la definición del partido de la revolución…
Sergio García: Efectivamente, nosotros creemos que para construir una disputa por el poder político del país, hay que tener la valentía política de poder tratar de traer otros sectores hacia la izquierda. Y no plantear “sólo el que es puro y duro, como yo, es el que puede estar de este lado de la ventanilla.”. No es así, porque no es así la sociedad. Acá somos fuerzas trotskistas. Yo les recuerdo que el Lenin de 1920 proponía tener una política sobre el partido reformista laborista de Inglaterra. Y el Trotksy de 1930 proponía militar sobre los partidos socialistas reformistas, para influir sobre las alas de izquierda de esos partidos.
Por ejemplo, no va a haber una Syriza en la Argentina, porque nada es igual, desde ya. Ahora, sinceramente, ojalá hubiera un proceso en ese sentido, donde los revolucionarios, en su interior, podamos discutir con fuerza sobre la base de la fuerza una coalición de izquierda que gana el país electoralmente y saca el 28% de los votos. No va a ser una revolución por las elecciones, está claro, somos revolucionarios y lo sabemos. Pero la posibilidad que un movimiento revolucionario pueda tener de una fuerza así es enorme, disputando incluso en su seno a los sectores más reformistas o más conciliadores.
Christian Castillo: Tácticas políticas puede haber muchas. Depende qué organización, qué momento. Si Syriza tuviese, por ejemplo, millones de obreros, o fuese una gran corriente militante en los sindicatos, la táctica del entrismo en Syriza podría ser lícita. Ahora, cualquiera que va a Grecia va a ver que es un partido de funcionarios más bien rentados por el parlamento y que tiene bajísima capacidad de movilización.
Yo lo que discuto es Syriza como estrategia. Es decir, una gran parte de la izquierda mundial dice que la estrategia es hacer partidos en común con revolucionarios y reformistas, con programas más o menos laxos. Yo ataco esa estrategia. Esa estrategia no lleva a ningún lado, porque si uno está transitoriamente en un partido de ese tipo, es para destruirlo y darle una dirección revolucionaria.
Lo que pasa que los compañeros del MST tuvieron una apuesta por ir a variantes de centroizquierda. Estuvieron con Juez hasta este año. ¡Con Juez! Con un partido que tenía gerentes de las multinacionales, como el partido de Juez en Córdoba. Y ahora fueron con PODEMOS. ¡A Martha Maffei llevaron de candidata! Una mujer que era del ARI, de Lilita Carrió…
Gabriel Solano: Yo creo que comparar a Syriza con la dirección del Partido Bolchevique, que tomó el poder, es un desatino. No tiene nada que ver una cosa con la otra, no mezclemos. ¿Qué tienen que ver los melones con las manzanas? Los bolcheviques tomaron el poder contra Syriza. Syriza, si se quiere, eran los mencheviques, no los bolcheviques.
Entonces yo no entiendo, y menos entiendo la propuesta. Una cosa es exista Syriza, entonces yo me planteo, ¿qué hago? Pero otra cosa es que nos propongan que la creemos nosotros. Es decir, que no existiendo el monstruo, tengamos nosotros la voluntad de crearnos un problema adicional, cómo si no tuviésemos ya tantos problemas en la vida, para resolver el problema de la revolución. Es decir, que vayamos a buscar a los que hemos derrotado políticamente para darles un lugar jerarquizado, blanquearlos frente a las masas y ponerlos delante de un proceso popular. Eso se ha llamado en lenguaje marxista o leninista liquidacionismo. Liquidamos el Frente de Izquierda para construir un frente reformista, en el cual somos la minoría o mayoría, no importa. Yo creo que es un verso para justificar irse del Frente de Izquierda.
Acá no está Syriza. Acá lo que estuvo fue Pino Solanas, la CTA de Lozano y De Gennaro. Esto es lo que estuvo. Y hay que hacer un balance político, porque en este punto hay un equívoco. Hay compañeros que nos acusan de querer ser marginales y han sacado muchísimos menos votos que nosotros. Están, desde cualquier punto de vista que uno pueda medir las fuerzas políticas, por debajo.
Sergio García: Yo creo que como todo debate no termina acá. Nosotros tenemos que darnos ámbitos para seguir discutiendo y ver si logramos hacer un aporte positivo para la construcción de la izquierda revolucionaria en el país. Estamos lejos de eso, evidentemente. Yo, sinceramente, noto en general, en las fuerzas del FIT una negativa en general a cualquier cosa que sea trabajar una unidad superior. Vale como ejemplo los encuentros sindicales. Para que sepan, a nosotros como corriente, antes del primer Encuentro Sindical, el Pollo Sobrero nos invitó a que participáramos. Nosotros les dijimos que sí, que no había ningún problema. Después nos llamó, precisamente, para explicarnos que el resto de los partidos convocantes estaba en contra. Así es la lógica en general de razonamiento. Y no se soluciona porque el PTS tenga el Encuentro de Atlanta, con Izquierda Socialista, y el PO tenga su propio encuentro.
Christian Castillo: El límite del Encuentro Sindical Combativo es la independencia de todas las alas que conducen la burocracia sindical. El MST está en la misma lista que Micheli, que participó de la lista oficial que hizo un fraude monumental en la CTA e inventó los votos. Yo no vi ninguna declaración [del MST] diciendo “¡Qué fraude que hizo Micheli! Me retiro, porque no acepto el fraude en una elección sindical”. O sea, nosotros queremos un reagrupamiento de los que somos clasistas, con sectores combativos, pero independiente de la burocracia. Si el MST quiere tener un pie con Micheli, ser parte de la estructura de dirección de la CTA, con los que somos independientes de la burocracia, hay una contradicción. Si rompen con Micheli, discutimos. Pero mientras sean parte de esa estructura, ustedes están con un ala de la burocracia sindical, son aliados de ellos y han sido cómplices del fraude.
Nosotros no queremos ni cuatro, ni diez millones de votos de cualquier izquierda. No sirve. Los votos de Izquierda Unida no servían. ¿Qué importaban los votos de Izquierda Unida? Tenía una estrategia frentepopulista, donde el PC imponía el programa. No era por la independencia de clase. Nosotros queremos votos por la independencia política de los trabajadores.
Gabriel Solano: Nosotros pensamos que esa propuesta no es ampliar el Frente de Izquierda, sino que es liquidar al Frente de Izquierda. La ampliación del Frente de Izquierda tiene que demostrarse no solamente en la sumatoria de grupos, sino en la multiplicación de su influencia en las masas.