Lucía Correa Arena tenía 25 años, trabajaba como agricultora y había nacido en Bolivia. Vivía en una casa humilde ubicada en la calle 263 entre 44 y 45 de la ciudad de La Plata; junto a Roger Misael Cara Tarraga, un agricultor de 24 años. El sábado a la noche, cerca de las 23:30 comenzaron a discutir en una habitación. Tarraga agarró un revólver y le disparó. El proyectil le impactó en el abdomen y la tumbó de inmediato. Mientras el hombre se dio a la fuga a las corridas, familiares de la joven se hicieron presentes al oír la detonación. Intentaron reanimarla mientras llamaban al 911, pero el balazo fue muy efectivo y Lucía falleció en cuestión de minutos. Para cuando llegó la policía y los médicos ya solo quedaba constatar la muerte y analizar la escena del crimen.
Esta vez, el asesino pudo ser capturado. Lo encontraron en la avenida 44 entre 258 y 259 con el arma de fuego en su poder. Mientras que la familia de Lucía serán asistidos por el gabinete de Asistencia a la Víctima, comandado por la doctora Florencia Defeo.
No terminamos de despedir a Julieta Del Pino en Santa Fe, que ya tenemos que estar pidiendo justicia por Lucía. La nueva normalidad tiene muchas cosas distintas a la vieja, pero hay una constante que nunca cambia: la normalidad del patriarcado, esa donde las mujeres seguimos muriendo todos los días.
Justicia por Lucía Correa Arena
Declaración de Emergencia Nacional por violencia hacia las mujeres.
Educación contra el sexismo y la violencia de género desde la infancia.
Fuero especial para la resolución rápida de los casos.
Un sistema de alerta y búsqueda temprana de las mujeres desaparecidas y una policía especialmente dedicada al tema.
Una “CONADEP” que estudie el fenómeno de femicidios y desapariciones y pueda ofrecernos una idea de su magnitud real.