Romina De Luca, Gonzalo Sanz Cerbino e Ianina Harari
Vía Socialista
Entre el 9 y el 12 de marzo se realizaron en CABA las “Jornadas Argentina 2050. ¿Qué país queremos en 30 años?”. Organizadas por el Movimiento Argentina 2050 -que integra Vía Socialista, entre otros. El evento contó con adherentes como ATE, ATE-Cultura, el Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS), el Grupo de Trabajo “Izquierdas y luchas sociales en América Latina” de CLACSO y el Instituto Interdisciplinario de Estudios e Investigaciones de América Latina (INDEAL) de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Fueron cuatro días y 42 mesas en la sede central de ATE nacional.
Organizamos estas jornadas con el objetivo de comenzar a discutir los grandes problemas de la Argentina, convocando a dirigentes sociales y políticos, técnicos y especialistas, para debatir cómo reconstruimos un país asolado desde hace décadas por la crisis, la miseria y la desocupación. Para discutir un futuro para el país, que pueda garantizar una buena vida para cada uno de sus habitantes.
Diagnósticos…
Más de 100 intelectuales, dirigentes sociales y políticos, técnicos e investigadores, periodistas y activistas debatieron en nuestras jornadas sobre el futuro del país. No en un sentido abstracto, sino muy concreto. En efecto, las Jornadas fueron escenario de debate y reflexión sobre las causas de los problemas que hacen que el país expulse población y someta al conjunto a la degradación de la economía, de la salud, de la educación, del medio ambiente, es decir, de la vida misma. En síntesis, se analizó la crisis económica y social que asola a nuestro país hace décadas. Pero el debate no se detuvo en los diagnósticos, sino que avanzó en la discusión de propuestas para la superación del actual estado de cosas.
A lo largo de estos cuatro días, en distintas mesas, se debatió sobre los problemas de las mujeres obreras, la naturaleza de la crisis económica, las alianzas políticas posibles tanto a nivel sindical como en un marco político más general poniendo sobre la mesa el protagonismo de la clase obrera y las potencialidades del socialismo. Se debatió sobre la organización del territorio nacional, el desarrollo de los recursos naturales con que cuenta el país, las formas de superar la crisis energética, la naturaleza de la inflación, los problemas de la vivienda y del Conurbano bonaerense, la coyuntura mundial y latinoamericana, los problemas de la educación argentina (a nivel de alfabetización inicial, de políticas públicas, de la escuela secundaria), la universidad y el sistema científico, el problema del desempleo, de la tercera edad, las reformas laborales, las condiciones de salud, el trabajo precarizado, las empresas estatales, la planificación económica, los problemas medioambientales, las relaciones exteriores, entre otras.
A lo largo de estos intensos cuatro días participaron de los debates Víctor De Gennaro, Claudio Lozano, Marcelo Rougier, Federico Fagioli, Agustín Salvia, Eugenio Semino, Waldo Ansaldi, Miguel Ángel Forte, Pablo Bonavena, Daniel Campione, Pablo Pozzi, Claudio Katz, Bernardo Kosacoff, Nicolás Grinberg, Juan Carlos Hallak, Magui Belloti, Marta Fontenla, Miguel Angel Barreto, Guillermo Garaventta, Ariel Pennisi, María Elena Barbagelata, Susana Vior, Mariano Narodowski, Guillermina Tiramonti, Anibal Blanco, Hugo Palamidessi, entre otros. El cierre de las jornadas, un homenaje a Salvador Allende a 50 años del golpe en Chile, contó con la participación de Joan Garcés, Igor Goicovic Donoso y Eduardo Sartelli.
Muchos de estos paneles, como el de crisis económica, tuvieron como protagonistas a las mismas personas que se reunieron a debatir estos temas a principios de los 2000 en las jornadas organizadas por el CEICS y Razón y Revolución. En ese sentido, luego de más de 20 años desde el Argentinazo, se pudo debatir sobre las conclusiones de la trayectoria que trazó el ascenso y caída de los llamados gobiernos populistas y, en especial, de las ilusiones que en ellos depositaron distintos sectores.
…Y soluciones
El principal objetivo de estas jornadas no era simplemente reunirnos a lamentarnos sobre lo mal que está el mundo, sino debatir propuestas superadoras que tengan por objetivo poner fin a la decadencia y mejorar la calidad de vida. En ese sentido, las Jornadas fueron un llamado no solo a discutir aspectos parciales de la vida social, sino también un proyecto global. Ello supone, debatir cuál es el sujeto capaz de dirigir un cambio estructural y planificar otro rumbo.
Es claro que el estado de crisis no puede explicarse sin poner sobre la mesa el sujeto que explica esa debacle: el agotamiento de la burguesía como clase capaz de desplegar el destino de nuestra sociedad. Se trata de una clase sin ninguna potencia para relanzar la economía que solo se reproduce en base a los negociados con el Estado. Esa burguesía choriplanera demuestra su inutilidad en cada uno de los aspectos de la vida social. Es por ello que el interrogante ¿qué país queremos en treinta años? consistía en una invitación a pensar cuál es el país deseable desde el punto de vista de la clase obrera, y a pensar un programa factible y real para alcanzarlo, sin mesianismos ni milenarismos.
La naturaleza de la etapa política resulta fundamental para pensar las tareas que de ella se desprenden. La clave está dada por la fuerza que cobra el consenso liberal, al que se sumó un kirhchernismo quebrado, agotado y cada día más abroquelado en su ala derecha (lo que incluye, y no puede ser de otra manera, a Cristina Fernández de Kirchner). Frente al fracaso de las recetas “populistas” y “gradualistas”, se va instalando, de la mano de las fuerzas políticas dominantes, que la única salida a la crisis argentina pasa por reeditar soluciones que suponen profundizar el ajuste sobre los explotados (reforma laboral, reforma jubilatoria, reforma del estado), aumentando aún más la explotación y la miseria de la clase obrera. Una receta que no sacará a la Argentina del pozo, pero que le dará aire a la burguesía planera a costa de una mayor degradación de la vida para los trabajadores. A este panorama oscuro contribuye lo que denominamos la “izquierda milenarista”, que en lugar de poner sobre la mesa un programa para dirigir los destinos de la sociedad, se aboca a discutir cuestiones menores sin mostrar vocación de poder. Ello forma parte de los obstáculos a superar.
Frente a este panorama, la propuesta que pusimos a debate en distintos paneles desde Vía Socialista, consistió en la formación de una fuerza política que excluya a quien nos trajo hasta aquí, la burguesía argentina. Un gran partido laborista, con dirección obrera, que permita reagrupar a todos los trabajadores, para discutir en su seno las distintas alternativas para superar este estado de cosas. Con esta propuesta interpelamos en particular a quienes se ilusionan una y otra vez con la alianza con alguna fracción burguesa. Por ejemplo, quienes se ilusionaron con el Frente de Todos, que ya ha demostrado, tras casi tres décadas de co-gobernar con Juntos por el Cambio, que no tiene nada bueno que ofrecer a los trabajadores.
También se puso a debate, en mesas como “Desafíos de un gobierno socialista en una sociedad capitalista”, “Desarrollo industrial y planificación económica” o el panel de cierre en homenaje a Salvador Allende, cómo poner en marcha las transformaciones estructurales necesarias para superar una crisis que se arrastra hace más de siete décadas en ausencia de un proceso insurreccional. En ellas se debatieron los desafíos para avanzar hacia el socialismo y para instrumentar una verdadera planificación económica, en un contexto signado por la lucha electoral en los marcos de la democracia burguesa.
La construcción de un programa de intervención concreto requiere del debate político pero también del aporte de técnicos y especialistas para accionar ahora, en esta coyuntura. A lo largo de las Jornadas estuvieron presentes en distintos paneles y conversatorios, donde pudimos escuchar los aportes de distintos especialistas en las más variadas temáticas: desde cómo enfrentar la crisis energética o las potencialidades de la energía nuclear, hasta la posibilidad de desarrollar actividades basadas en recursos naturales (la piscicultura, la floricultura o la minería del litio) que permitirían aumentar de forma rápida las exportaciones del país y así generar recursos económicos para afrontar cambios estructurales más profundos, en especial desarrollar ramas de mayor tecnología en manos del Estado que puedan competir a nivel mundial con una productividad elevada. Las propuestas para enfrentar la crisis educativa, el problema de la vivienda o la pobreza también tuvieron lugar en varias mesas en las que participaron especialistas.
Las Jornadas dejaron la necesidad de continuar con los debates. Por eso, fueron apenas la primera de una serie de actividades similares, que aspiramos a poder realizar todos los años. El evento mostró la necesidad de avanzar en reagrupamientos, la formación de espacios de acción que den lugar a distintas iniciativas concretas que surgieron y que daremos a conocer en las próximas semanas. A su vez, todas las charlas fueron grabadas y pronto serán subidas a nuestras redes, por lo que estarán disponibles para que puedan seguir los debates quienes no pudieron asistir. Las jornadas fueron un espacio de discusión rico y fructífero, para debatir un futuro mejor para una Argentina que, así como va, camina hacia el abismo.
Publicado en El Aromo Nueva Época N° 9 – Marzo 2023