Por Sebastián Cominiello – El Argentinazo constituyó un quiebre en el desarrollo del sistema capitalista en Argentina y nos permite entender tanto el proceso revolucionario que se abrió con la insurrección de diciembre de 2001, como el reflujo relativo que se vive en la actualidad. El Argentinazo no se limita sólo las jornadas del 19 y 20, sino que comprende un período mayor en el cual observamos un ascenso del nivel de lucha entre las clases. En ese sentido, vale investigar quiénes desarrollaron la estrategia de oposición al gobierno de De la Rúa, en el período mencionado y en qué medida se pueden considerar que fueron partícipes de las jornadas de diciembre.
Como venimos sosteniendo, los hechos del 19 y 20 no fueron espontáneo: tuvieron una dirección, aunque no completa. En efecto, no podemos decir que haya existido una dirección política ni técnica, pero sí moral: la que ejerció el movimiento piquetero. Esta dirección moral se manifiesta ya desde la década del noventa, en la extensión y aprobación por parte de diferentes sectores sociales de los métodos de lucha tradicionales de la clase obrera: la acción directa. No obstante, esta dirección aparece con mayor nitidez en uno de los hechos más importantes que precedieron, en el corto plazo, al 19 y 20. Estamos hablando del “piquetazo”: las tres semanas consecutivas de cortes de ruta a nivel nacional (24 horas la primera semana, 48 horas la segunda y 72 horas la tercera) que fueron protagonizadas por diferentes fracciones de clases, organizaciones y partidos de izquierda. Este hecho, muy poco investigado hasta el momento, es un cambio en el transcurso del proceso que se agudiza el 19 y 20 y termina con la renuncia de De la Rúa. Veamos.
El piquetazo
El 24 de julio de 2001, se reunió en La Matanza, la 1º Asamblea Nacional Piquetera con la presencia de 2.000 delegados. Entre las principales organizaciones que participaron de la Asamblea, se encontraban la CCC, FTV (CTA), PO y MTR. Allí se votó, por unanimidad, la realización de un plan de lucha nacional con cortes de ruta progresivos en reclamo de la derogación del decreto y la ley de ajuste, la libertad de los presos políticos y el retiro de Gendarmería de Salta. El 31 de julio de 2001 comenzó, como dijimos, la primera jornada de cortes de ruta en todo el país, con una duración de 24 horas. Se realizaron piquetes en las rutas nacionales 3, 11, 22, 34, 38, 45, 66, en 14 provincias de todo el país.
Por ejemplo, 3.000 personas en Neuquén, entre desocupados, empleados estatales y militantes de partidos de izquierda cortaron la ruta 22. Alrededor de una decena de cortes se efectuaron en la provincia de Tucumán. También, en La Rioja, los docentes, los trabajadores estatales y los trabajadores de la justicia realizaron un paro y cortaron la ruta 38. En Santa Fe, cientos de manifestantes se cortaron la ruta nacional 11. En Entre Ríos, el piquete suscitó incidentes con militantes del Polo Obrero. Ya en el primer día de las jornadas piqueteras, observamos la magnitud del hecho, tanto en cantidad como en calidad.
La segunda jornada de cortes, de 48 horas, tuvo lugar el martes 7 de agosto. ATE convocó a un paro de 48 horas. La Capital Federal tuvo más cortes y piquetes que la jornada anterior: se cortaron la Av. Corrientes al 5600, Perón al 500, Rivadavia y Callao y hubo una marcha hacia Plaza de Mayo. Los hechos más significativos se produjeron en La Plata, con más de un millar de manifestantes, entre los que se encontraba el Movimiento Teresa Rodríguez, exigiendo el desprocesamiento de 58 piqueteros presos por el gobierno de De la Rúa. A su vez, se sumaron 60 organizaciones barriales y de desocupados; Centros de estudiantes de La Plata, Beriso y Esmeralda, concentrándose en la Plaza San Martín, frente a la Gobernación, y marchando hacia la rotonda ubicada en la calle 60 y 22, donde realizaron un piquete. También estudiantes de la Facultad de Medicina, Ciencias Naturales, Ciencias Exactas, Informática y del Colegio Nacional tomaron sus instalaciones en repudio a los recortes de presupuesto educativo y anunciaron su adhesión a los piquetes. En la Matanza, se concentraron sobre la ruta 3, en el kilómetro 27,5 en el barrio Santa Julia, localidad de Gregorio de Laferrére, manifestantes de la CCC y del MTR. Luego marcharon hacia el kilómetro 22, donde los esperaban integrantes de la Federación Tierra y Vivienda, de Luís D´Elía. También se produjo un corte en la ruta 197 y Panamericana con alrededor de 800 personas, integrantes de la CCC, CTA y PO. En tanto, los trabajadores de Obras Públicas se manifestaron en la calle 7 y 58. En Ushuaia, piqueteros incendiaron un colectivo con el que habían cortado la Avenida Perito Moreno (un tramo de la ruta 3 que cruza el parque industrial). Éstos pertenecían a la CCC, Comisión de Lucha Renacer y ATE. En la provincia de Buenos Aires hubo cortes en Mercedes, Nueve de Julio, Moreno, Marcos Paz, San Antonio de Areco, Bahía Blanca, Mar del Plata, Tigre, Merlo, Morón, José C. Paz, San Miguel, Tres de Febrero, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Avellaneda, Esteban Echeverría, Ezeiza y Florencio Varela. La CTA realizó un paro nacional con movilización a Plaza de Mayo en rechazo al ajuste que instrumento el Gobierno y anunció para el 10 de diciembre una consulta popular por un seguro de empleo y formación para jefes de hogar desocupados. La medida de fuerza afectó la educación en los tres niveles, la prestación de servicios de la salud en los hospitales públicos y los de Justicia en el ámbito nacional.
El corte de 72 horas comenzó el martes 14. Ese día se produjeron alrededor 29 cortes de ruta en todo el país, según datos oficiales, en donde participaron mayoritariamente organizaciones como la CCC, la FTV, la CTA, PO y MTR. Para el miércoles 15, los cortes ascendieron a 33, 103 fueron las interrupciones de caminos y calles, y 14.000 los participantes de las manifestaciones. Se realizaron 14 cortes en la provincia de Buenos Aires y 7 en el Chaco. La tercera jornada de cortes finalizó el jueves 16 con 35 cortes y con una manifestación de 7.000 personas frente a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
El freno
Esta breve descripción, nos muestra el protagonismo central del movimiento piquetero que se instaló como principal opositor al gobierno radical del momento. Éste estaba formado, en su mayoría, por partidos de izquierda que plantean la oposición no a tal o cual política del gobierno, sino al gobierno mismo, claro que con diferencias o matices. Asimismo, el movimiento piquetero no se encontró aislado. En todas las movilizaciones y cortes descriptos, observamos la participación de fracciones de la pequeña burguesía y de clase obrera ocupada: trabajadores del estado, docentes, estudiantes, chacareros, etc. También vemos que se desarrollaron todo tipo de acciones: paros, cortes de ruta, movilizaciones, actos.
Otra característica importante es la ausencia de las dos CGTs en las acciones llevadas a cabo durante las tres semanas. Frente a esta inactividad de las centrales, que le dan la espalda al proceso de lucha más significativo del momento, el movimiento piquetero, exige a la dirigencia sindical la realización de una huelga general. Es decir, presiona y actúa como dirección de hecho. La huelga general finalmente convocada por las CGTs el 13 de diciembre debe ser comprendida en este contexto. Por un lado, es un intento de contener el movimiento que genera presión y que puede poner en jaque al sistema social; es decir, es un intento por darle un cauce institucional a una corriente movilizada, desinstitucionalizada y en constante radicalización. Pero además, la convocatoria a la huelga del 13 es la manifestación de la crisis por arriba, es decir la oposición de una fracción de la burguesía (encarnada en la burocracia sindical) contra el gobierno de De la Rúa. En efecto, ambas CGTs, y también la CTA, representan el desarrollo de las estrategias burguesas dentro del movimiento obrero. Es más, la división de las CGTs pone de manifiesto las diferencias programáticas de las fracciones burguesas. Por este motivo, cada CGT tiene un accionar distinto frente al proceso de crisis. En un principio la CTA forma parte del piquetazo, pero a medida que el movimiento se va radicalizando en conjunto con las diferentes fracciones de clase que participan, se reposiciona, apartándose del movimiento. En este sentido, presenta una moción para reemplazar la consigna –a esa altura mayoritaria- “Fuera Cavallo – Fuera De la Rúa” por “Fuera Cavallo”, en un intento de sostener al gobierno. La central, por lo tanto, no apoya la impugnación del régimen: se oponía al ministro de economía (al “modelo neoliberal”), pero no al presidente. Sin embargo, la sociedad movilizada superó ampliamente estas dirigencias reformistas y reaccionarias que actuaron como freno al proceso. Como corolario, el día 20, ni la CGT ni la CTA llamaron a la movilización. A posteriori, estas dos centrales condenaron la insurrección que puso fin al gobierno de De la Rúa.
El motor
De esta manera, el Argentinazo tiene principalmente dos protagonistas: fracciones de la pequeña burguesía y la clase obrera. Ya en el Piquetazo se observa una alianza entre ambas clases, que se cristaliza en diciembre del 2001. El Argentinazo, como también el Piquetazo, se encuentra fuera del sistema institucional, lo cual nos habla de la metodología efectiva que se utilizó para conseguir los reclamos: la acción directa. A su vez, hay que señalar que parte importante del desarrollo de los dos hechos, fueron los partidos de izquierda que, nucleados en el movimiento piquetero, representaron la tendencia insurreccional en el período anterior a las jornadas de diciembre. En el 20 no estuvieron las centrales sindicales, pero sí formaron parte el PO, IU y el PTS por nombrar sólo algunos.
El resultado del Argentinazo, es precedido por la aceptación en la forma del accionar de la pequeña burguesía, desarrollando los métodos de acción directa portados por el movimiento piquetero durante todo el proceso mencionado. Entonces, la dirección moral del movimiento piquetero evidencia tanto los avances como los límites del Argentinazo. Pero lo que queda demostrado es que fue el movimiento piquetero, con los partidos de izquierda nucleados en su interior, los que representaron la tendencia a la insurrección, mientras que las CGTs y la CTA actuaron como frenos de ese desarrollo. La izquierda argentina tiene ya un desarrollo y un conocimiento que la pone en mejores situaciones de cara a un próximo levantamiento.