El fracaso del indigenismo autonomista. La crisis del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)

en El Aromo nº 54

ejercito-zapatista-ezln-chiapas-1994 Jaime Ortega
Colaborador – Ciudad de México

 Hablar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de manera  crítica ha sido siempre una cuestión compleja. A 27 años de fundado el  núcleo que optó por organizar un grupo armado, y a 16 años de su  aparición pública, el tema es pertinente no sólo por el impacto que tuvo  en la inmediatez de las condiciones de un país como México. El movimiento zapatista trascendió todas las fronteras existentes, hasta convertirse en un símbolo, particularmente su figura dirigente, el Sub-comandante Marcos. Pronto, el EZLN pasó a ser más un mito que la expresión de un movimiento político. El movimiento zapatista se mitificó de tal forma que hasta hace poco era imposible hacer crítica sin ser calificado de traidor. Esta situación ha empantanado la discusión sobre el estado actual del movimiento, pero también de su incierto futuro. A continuación haremos un recuento crítico de su trayectoria. Se trata de una discusión política y no olvida que las condiciones de miseria, analfabetismo, mortandad, acoso militar, entre otras, no sólo no han desaparecido en la zona de su influencia, sino que incluso se han recrudecido de manera dramática.

Los virajes

Para que el lector tenga presente, el EZLN apareció públicamente el 1 de enero de 1994, en el estado sureño de Chiapas. La insurrección zapatista se dio el día que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) y la presidencia de Salinas de Gortari iniciaba su último año.
Contrario a lo que se piensa a nivel mundial, su postura inicial poco tenía que ver con la reivindicación de los derechos indígenas en cuanto tales. Fue recién hace 10 años que giró radicalmente su línea política hacia ese polo. En 1994, en el momento en que hacen su aparición, presentan la 1ª Declaración de la Selva Lacandona (DSL). Declaran que su objetivo es avanzar militarmente, liberando pueblos, en busca de la toma del poder. Era una guerra declarada al Estado. Sin embargo, la falta de armamento, el asedio militar y los bombardeos indiscriminados los obligaron a tomar otro camino.
A partir de la 2ª DSL, y particularmente en la 3ª, el énfasis está puesto en la paz, en la transición a la democracia y, en general, a lograr el fin de la guerra. La 3ª DSL (1995) concluye con lo que será su nueva consigna: “¡Democracia! ¡Libertad! ¡Justicia!”. Además se hacía énfasis en el carácter nacional de su lucha.
Aún la 4ª DSL (1996) mantenía reivindicaciones más amplias que involucraban salud, educación, vivienda y derechos laborales. Recién en la 5ª DSL (1998) ya no se trata más de una lucha nacional. El EZLN reduce su alcance político al privilegiar la lucha por los derechos de los pueblos indígenas en alianza con la “Sociedad Civil Nacional”. Aunque, mundialmente, los zapatistas son conocidos por su lucha a favor de las comunidades indígenas, será sólo en 2001 cuando, de manera indiscutible, su viraje político se concentre en esta cuestión.

La estrategia del fracaso

Para muchos, la estrategia más radical se dio con la aparición de la 6ª DSL, en 2005, donde se anuncia la ruptura definitiva del EZLN con el sistema político, a través de “la otra campaña”. En realidad esa iniciativa, que buscaba articular un movimiento social no electoral fracasará rotundamente. Sin embargo, antes de analizar el fracaso de esta experiencia, habría que recordar que no fue la única ocasión en que su iniciativa quedó olvidada. Desde el lanzamiento de su propuesta política, el EZLN trató de aglutinar a sectores amplios de la sociedad. Para ello recurrió, primero, a convocar a una Convención Nacional Democrática, que sería el preludio a un congreso constituyente. Ante el fracaso de esta propuesta, trató de articular un Movimiento de Liberación Nacional, pidiendo al entonces líder del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas que lo encabezara. De hecho, a través del Sub-Comandante Marcos, el EZLN expresaría su apoyo, tanto en 1994, como en 2000, a la candidatura presidencial de Cárdenas. Por otro lado, su intento “organizativo” más célebre fue el Frente Zapatista (FZ), que pretendía ser la estructura urbana del movimiento. El FZ fracasó pues, careciendo de programa, política, militancia, y en general de todo tipo de disciplina, se convirtió más en un comercializador de café producido en Chiapas, que una organización política, desapareciendo en 2006.
En 2001, el EZLN cambia de línea política, ahora centrada su acción en el problema indígena y asistimos al ascenso más importante del zapatismo: la llamada marcha del color de la tierra. Aquella movilización culminó con un gran recibimiento en la UNAM y en el Zócalo. Sin embargo, el objetivo central, que el legislativo aceptara los acuerdos firmados en las mesas de negociación y, en general, el respeto a la autonomía municipal indígena, se vio truncado por la acción de la derecha (PRI-PAN) y la bancada socialdemócrata del PRD. En la marcha del color estamos ante el clímax de apoyo popular al EZLN. Nunca antes y después, las colonias, las fábricas, las universidades, darían el respaldo popular. Cuando los partidos en el congreso votaron otra ley, que no era la que el EZLN pedía, la movilización no continúo. Los zapatistas regresaron a su tierra y guardaron silencio. Fue en este momento cuando el Sub-Comandante pronuncia aquella frase: “yo no soy revolucionario, soy rebelde”. Que es la síntesis del giro político del zapatismo: no buscar influir en la política nacional más allá del tema indígena y renunciar a la lucha por el poder político.
Fue en el 2003, cuando se articula la propuesta de los gobiernos autónomos y el llamado Plan “La Realidad-Tijuana”. Se trataba de fomentar la autonomía, sobre el conglomerado social que respalda al EZLN. Dicha propuesta cayó en el olvido y sólo tuvo repercusión en el territorio controlado, desde hace más de 20 años, por los zapatistas.

El fracaso de la “otra”

Todos estos intentos de organización tienen un común denominador: no se insertan en ningún proceso de lucha de clases. La política zapatista consiste en que tanto los movimientos, como el conjunto de la izquierda, se adhieran a sus DSL de manera acrítica. Esto es más claro en 2006, cuando la “otra campaña” impuso su lógica: ante todo luchar contra la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. En la 6ª DSL no hay crítica a los ya conocidos candidatos del PRI y del PAN, sólo se declara enemigo al candidato del PRD (el EZLN no criticará nunca así a Cárdenas, que está a la derecha de López Obrador). Un sector considerable de su base social se esfumó con esta política. No fue el único problema. La “otra” desconocía prácticamente a todos los movimientos sociales o experiencias de organización obrera, campesina o popular que no se ciñeran a ellos.
Así, la base social zapatista disminuía considerablemente: sólo tenía como destinatarios a un sector indígena que demandaba autonomía, y cuando diversos grupos llegaron a la “otra” se encontraron con que el “mandar obedeciendo” y el “horizontalismo” predicado por el Sub-Marcos era sólo un discurso. En la “otra”, la dirigencia zapatista mandaba y era ella quien dictaba la línea política. No había discusión ni toma de decisiones en el interior. Aquellos que plantearon diferencias fueron excluidos.
Así la nueva propuesta zapatista quedó aislada. El único movimiento importante que se identificó plenamente con ella fue el de los campesinos de San Salvador Atenco, salvajemente reprimidos por el ahora pre-candidato presidencial del PRI. Cuando el movimiento de Atenco es golpeado, la “otra” termina por desmoronarse. El mitin en la UNAM, antes bastión zapatista, resultó un fracaso. El recorrido por las plazas públicas que venía realizando el Sub-Marcos pierde fuerza y posteriormente se detiene. Pronto regresarán a Chiapas y guardarán, nuevamente, silencio. A los errores internos, al sectarismo político en general, se suma la dura represión.

La teoría y la práctica

Es sabido que el EZLN ha tenido una gran repercusión simbólica a nivel mundial. Aportó una especie de teoría política que incluye ideas como el “mandar obedeciendo”, “cambiar el mundo sin tomar el poder”, “no somos ni queremos vanguardias”, etc. Quizá la mejor forma de demostrar la tragedia en la que se encuentra la práctica zapatista sea señalar la incoherencia, tanto teórica como práctica, de la mayor parte de sus postulados. En primer lugar, el movimiento zapatista no es democrático, pues carece de mecanismos de discusión y toma de decisiones. En segundo, el zapatismo fue la vanguardia de facto de los grupos de izquierda, pero ante el crecimiento del PRD y la falta de programa y proyecto político nacional, pronto se adjudicó la frase “me cago en las vanguardias”.1 Lo cierto es que la “otra” fue el momento en que, de manera artificial (pues careció de una verdadera discusión), el EZLN se erigió como el conductor de todas las luchas sociales. En tercer lugar, el proyecto autonomista no sólo ha resultado limitado políticamente, pues no se extendió, sino que se encuentra totalmente aislado y asediado militarmente. Por último, a pesar de sus múltiples iniciativas, la estrategia zapatista se puso una piedra al abandonar las reivindicaciones políticas de las clases oprimidas y centrarse sólo en las indígenas. Pero también cuando pasó a alabar la abstracción de la “sociedad civil”, lo cual le ha valido, además de no reconocer ninguna iniciativa que se desarrolle por fuera de ellos, a despreciarla abiertamente o a ignorarla, como lo muestra el silencio rotundo que se dio a propósito del golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas o la ya larga huelga en la minera de Cananea.2
El aislamiento y las múltiples contradicciones dispersaron al conjunto de sectores que apoyaban al movimiento zapatista. Hoy, además de las comunidades que permanecen bajo el territorio gobernado por ellos, sólo hay pequeños grupos de estudiantes que sustentan su actividad en las ciudades.

NOTAS

1 Ver http://free-news.org/Zapatistas_08.htm
2 Ver Ortega, Jaime: “La lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas: un recuento”, en El Aromo, n° 52, enero-febrero de 2010.

4 Comentarios

  1. De donde saca el autor todas estas interpretaciones? como se instruyo para realizar este articulo, porque mas bien me parece un minuresumen, sin leer las declaraciones y sin ver análisis.

  2. Lástima de movimiento y de la fe que pusimos muchos mexicanos en estos farsantes. Lamentable, asimismo, que muchos jóvenes, por ignorancia y enajenación, sigan defendiendo a estos hampones. Lo digo con dolor, pues fui un simpatizante decidido de su lucha inicial. La «otra» fue la «salida del clóset» y su consiguiente ruina.

  3. Todos los movimientos sociales tienen picos y valles, ningún poder social se mantiene constante en el tiempo ni turgente en tamaño, pues como humanos con diferentes necesidades nos emplazamos dinámicamente. Ahora llamar de fracaso la colectividad zapatista corresponde más bien a una actitud mezquina de apocar movimientos nacidos desde las entrañas de las comunidades indias, pues son análisis flojos que no contextualizan el orígen y las causas de la rebelión y las razones de su sustentación en el tiempo.
    El movimiento zapatista llegó para quedarse. La causa social más aterrizada y legítima proviene de las naciones indias originarias, las cuales siempre estarán vigentes en el tiempo, mientras tengan razón de ser.
    Desde Wallmapu, Nación Mapuche.

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