El día después

en La Hoja Socialista 23/Novedades

A medida que se van acercando las elecciones comenzamos a ver, cada vez más, ciertos preparativos por parte de quienes nos gobiernan. Pero, la preocupación en este caso no pasa por el domingo de la votación sino por el 15 de noviembre, es decir, el día después, y cómo se va a procesar todo lo que está ocurriendo en el país.

Si el gobierno obtiene una elección sustantivamente mejor, incluso aunque pierda, va a cantar victoria. Y se podría decir que hasta cierto punto tendría razón porque demostraría que, a pesar de dos años de desastre y de esta costumbre de tirarse tiros en los pies, seguiría manteniendo una audiencia importante. Ahora si la derrota de las PASO se repite o si se profundiza van a estar en un serio problema.

Estamos viendo a los operadores pensando en el día después más con una expresión partidaria, de deseo. Incluso, ya hay medios hablando de la posibilidad de la Asamblea Constituyente o de un plenario del Congreso donde diputados y senadores le pidan la renuncia a Alberto. El presidente probablemente aceptaría y de alguna manera se llegaría a un acuerdo con Cristina para que ella pueda gobernar los dos años siguientes. La “jefa” estaría buscando un pacto de gobernación: “saquemos a Alberto y déjenme gobernar a mí”.

Si uno pensara cuál es la función política de Cristina podríamos decir que es la de un “soplete” porque incinera todo lo que se le acerca. No hay político que se le aproxime que no salga con quemaduras. En este contexto es difícil ver cómo se alinean los gestos ahora. Uno de los síntomas de que la cosa está yendo mal es que nadie recibe al presidente a nivel internacional. El principal problema que tiene la población en general con respecto a este punto, no es tanto el hecho de que el día después luzca más o menos complicado sino es que exista día después.

Hace rato que nadie gobierna. No hay un gobierno porque Cristina está anclada en determinada posición y exige que algunas cosas no se hagan. Por ejemplo, nada que parezca ajuste, sobre todo cerca de las elecciones. Por otro lado, tampoco plantean otra solución.

Ahora bien, anda circulando por ahí que hay que esperar al 2023. Y uno podría preguntarse ¿por qué? La cuestión central acá es que esta idea de que hay que esperar dos años y aguantar esto es perversa, incluso, anti democrática. Se supone que, en los marcos de una democracia burguesa, lo que importa es la voluntad de los habitantes. No se trata de golpe de Estado, sino que, en este sistema político, la gente vota a la manera “alberdiana”, un dictador cada 4 años.

A Alberto ya no lo soporta nadie y Cristina es una señora caprichosa que vive con la campanita en la mano tipo Mirta Legrand llamando a la servidumbre. Está claro que a la gente no le gusta la situación en la que se encuentra y acaba de votar en contra masivamente. La pregunta es, entonces, ¿por qué la oposición lo acepta?

Nadie quiere que Alberto se vaya porque lo que hay que hacer es bastante bravo y están esperando que el presidente se transforme en Fernando De la Rúa, es decir, el que reciba todos los palos, se desplome, venga la realidad para hacer lo que tenga que hacer y después venga un “Néstor”. Así, lo que están haciendo es empujar al país al abismo, que haya una destrucción generalizada y sobre esa base volverán Cristina, Mauricio diciendo “bueno, ahora que el ajuste está hecho, vamos a centrar esto”.

En este contexto, la maniobra del golpe blando, que hace poco fue uno de los dichos de Tolosa Paz, no va a avanzar hasta que Cristina no encuentre consenso. Si bien algo de esto anda circulando, estamos en un momento de negociación. En este contexto, los trabajadores no podemos esperar nada: ni de ellos ni de las urnas. Solo contamos con nuestras manos y nuestra organización. Eso es lo que debemos hacer: poner en pie una gran Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados para ofrecer un destino real a este país quebrado.

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