El despertar de un gigante. El movimiento piquetero bajo el kirchnerismo

en El Aromo nº 83

 

 

En estos diez años de bonapartismo, los piqueteros atravesaron diferentes momentos en su relación con el gobierno. Tras un período de reflujo, en 2014 el movimiento piquetero apareció nuevamente en las calles.

 

Nahuel Audisio

TES-CEICS

 

 

Desde su asunción en 2003, el gobierno kirchnerista intentó establecer un vinculo directo con los desocupados organizados en el movimiento piquetero. Este había sido el sujeto más activo durante el Argentinazo, a quien había que regimentar si se quería restituir la hegemonía. Una de las principales relaciones establecidas entre el gobierno y las agrupaciones que nucleaban desocupados fue mediante los planes sociales. En un contexto de desocupación creciente, el gobierno disminuyó la conflictividad social, bajó los índices de desocupación y regimentó tanto a los municipios opositores como a las agrupaciones barriales mediante la asignación de recursos destinados a estos planes. Por otro lado, estos planes les servían a las familias para paliar su situación económica. Dada la imposibilidad de satisfacer el conjunto de sus necesidades vía su participación en el mercado laboral, la clase obrera depende cada vez más de la asistencia directa para vivir, aun cuando ésta sólo alcance para mantenerlos en condiciones de vida degradadas[1].

 

Capeando el temporal

 

Al kirchnerismo le llevó un tiempo lograr la disminución de la conflictividad social. Durante el primer año de gobierno, los cortes de calle, marchas y piquetes en rutas se suceden sin que el kirchnerismo intervenga con la fuerza policial. El “diálogo” es lo que imperaba en los intentos gubernamentales de lidiar con las agrupaciones barriales. Si el objetivo era la cooptación, la represión luego del Argentinazo, no era aconsejable. Es así que los movimientos realizaron 52 acciones directas en el lapso de un año y medio hasta que el gobierno comienza su giro represivo. Durante los años 2004 y 2005, se produjeron principalmente manifestaciones exigiendo la incorporación de mas beneficiarios a los planes sociales. Una vez obtenido, hacia mediados de 2005, salen a la calle por el aumento de la remuneración percibida. Entre las organizaciones, se destaca el Bloque Piquetero Nacional- conformado por el Polo Obrero, Movimiento Teresa Rodriguez, Frente Único de Trabajadores Desocupados (FUTRADE), Movimiento Territorial de Liberación (MTL), Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados (MIJP), Agrupación Tendencia Clasista 29 de Mayo, Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive, CTD – Coordinadora Aníbal Verón.

En el 2005 se desarrolló la mayor cantidad de manifestaciones por parte de los piqueteros en estos diez años de gobierno kirchnerista. En total, se produjeron 38 acciones directas. Entre las organizaciones, se destaca una participación activa del MIJD y del Bloque Piquetero Nacional. A mediados de agosto, se produjo una de las más grandes manifestaciones del año, con una duración de cuatro días en reclamo de un aumento de $150 a $350 en el monto de los planes sociales. Se reunieron unos 20 mil activistas a lo largo de todo el país con marchas desde el Congreso hacia la Casa de Gobierno, con cortes y marchas en Jujuy, Salta, Chaco, Tucumán, Córdoba, Neuquén y Río Negro. Diez días después de esta demostración de fuerza, el gobierno impide por medio de la Gendarmería que los piqueteros accedan al puente Pueyrredón y a la Plaza de Mayo, marcando el inicio del giro represivo por parte del gobierno. En las siguientes seis manifestaciones, la gendarmería y la policía federal se hacen presentes para desactivar los piquetes.

En el año 2006 disminuye a menos de la mitad la cantidad de manifestaciones piqueteras. La explicación a este fenómeno la encontramos en la estrategia llevada adelante por el gobierno con el objetivo de la cooptación, y en el desgaste producido el año anterior de grandes movilizaciones que no encontraron respuestas satisfactorias por parte del gobierno. Es así que el MIJD había decidido no realizar más movilizaciones ya que “no encontraba consenso en la sociedad”. Para este año, había once municipios que tenían en sus administraciones a dirigentes barriales, quienes se sumaban a los anteriormente cooptados como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita, Luis D Elía, de la Federación Tierra y Vivienda, y Jorge Ceballos, del Movimiento Barrios de Pie.[2] Se estableció así una nueva relación de fuerza entre el gobierno y el movimiento piquetero.

 

El reflujo

 

Los años siguientes inauguran un período de reflujo de esta fracción de la clase obrera. En el año 2007 se sigue en la tendencia a la baja de las acciones de los piqueteros. Contabilizamos solo tres, el piso más bajo en estos diez años. Las convocatorias las realiza la CCC, el Frente Popular Darío Santillán, MTL, MTD Aníbal Verón y el Polo Obrero. Entre sus reclamos se sigue manteniendo el trabajo genuino, aumento de los planes sociales, bono de fin de año y pase a planta permanente. La novedad de este período fue la ruptura de la agrupación Barrios de Pie con el gobierno y el comienzo de sus acciones exigiendo principalmente el aumento del monto de las asignaciones percibidas. Esta agrupación barrial modificó su relación con el gobierno, según ellos, por la decisión del kircherismo de dejar de ser un frente transversal para entrar en las filas del Partido Justicialista.[3]

En un contexto de crisis mundial y caída de puestos de trabajo, el kirchnerismo perdió las elecciones legislativas del año 2009. La creación del Plan Argentina Trabaja (PAT) fue consecuencia de este proceso. Anunciado a mediados de agosto del año 2009, el PAT es presentado por el Gobierno como un progresivo reemplazo de los subsidios de $150 por “puestos de trabajo genuino”, con ingresos que se aproximan a los $1.200 por mes. Para ese entonces, el monto percibido por formar parte del Plan Argentina Trabaja, representaba un 85% del salario mínimo, vital y móvil. A partir de su creación, comienzan las exigencias de las agrupaciones sociales. Los reclamos en torno al PAT tienen que ver, en un primer momento, con la inclusión dentro de las cooperativas de aquellos trabajadores integrantes de movimientos opositores al gobierno, denunciando prácticas clientelares en la distribución de los recursos.

Las denuncias sobre clientelismo, eran una constante en las acciones piqueteras. Es que el gobierno utiliza la caja destinada a planes sociales como un mecanismo de regimentación, no solo de las agrupaciones sociales opositoras y propias, sino también de los propios intendentes. El hecho de pertenecer o no al kirchnerismo, definía el acceso a recursos para planes y, con ello, la disminución de la conflictividad social al interior de los municipios.

En los primeros dos años desde la creación del PAT, las exigencias piqueteras tenían que ver con la inclusión. Una de las manifestaciones más importante en relación al PAT, es el acampe en Avenida de Mayo a mediados diciembre del 2009. De una duración de tres días, participaron el Bloque Piquetero Nacional junto con Barrios de Pie. Exigían ser efectivamente incorporados luego del acuerdo de principios de mes, después del cual sólo habían sido inscriptos en el plan 1.200 desocupados, la mitad de los acordados.[4]

A principios del 2010, quince agrupaciones cortaron Avenida 9 de Julio para pedir que el Plan se empezara a aplicar cuanto antes. La nacionalización del plan también era una preocupación de las agrupaciones piqueteras, quienes lo exigieron así en todas las manifestaciones de este período. Hasta ese momento solo se había implementado en Tucumán y GBA.[5]

En marzo de 2011, Barrios de Pie realizó un corte en puente Pueyrredón, se llevó a cabo un piquete en Mar del Plata y apareció en escena el Frente de Lucha por Cooperativas sin Punteros.[6] Las principales reivindicaciones de los piqueteros tenían que ver con un aumento del mísero ingreso que percibían por formar parte de una cooperativa. A mediados de marzo del año 2011 se produjo una acción directa en respuesta a uno de los primeros ajustes dentro del Plan Argentina Trabaja. Las organizaciones denuncian miles de bajas y descuentos de hasta 50% en lo cobrado el mes de marzo. En julio aparece en escena la Asociación Gremial de Trabajadores Cooperativistas Autogestivos y Precarizados (AGTCAP), un gremio no oficial, y se desarrolla una movilización en CABA y el conurbano. A los reclamos de los últimos meses se le sumó un pedido por aguinaldo y reconocimiento de las entidades gremiales de base.

En tanto, en Rosario, la C.C.C mantuvo una protesta durante 50 días en Plaza Pringles. El pedido era ser incluidos en el Plan. Unos días después se llevó a cabo una jornada nacional de protesta. Incluyó las ciudades de Mar del Plata, Capital Federal, Córdoba, Rosario, Tucumán, San Salvador de Jujuy y Gualeguaychú. Las siguientes movilizaciones de fines de noviembre y mediados de diciembre daban cuenta que no se había avanzado sobre dos temas centrales: nacionalización y aumento que iguale el salario mínimo, vital y móvil.

El 26 de febrero de 2012, Cristina Fernández, anunció dos incentivos para los cooperativistas: $300 por productividad y $250 por presentismo. Ello llevaría el monto total a $1.750 y parecía traducirse en un aumento de $550. Pero no era así: quienes recibieron estos incentivos fueron 30 mil cooperativistas que ya venían trabajando en el conurbano bonaerense. Estos incentivos tampoco fueron necesariamente un aumento ya que, como afirma AGTCAP, no quedaba claro quién determinaba la posibilidad de realizar obras para alcanzar ese plus. Si tenemos en cuenta las innumerables denuncias de manejo discrecional y clientelar de los recursos por parte de los municipios, el control de asistencia y producción (factor clave en la real implementación del aumento) no escapaba de esta lógica coercitiva. De todas formas, suponiendo que el aumento se haya hecho efectivo, solo implicaba un incremento nominal del 40% que no alcanzaba la inflación acumulada.

Ese año, se llevaron a cabo solo siete acciones directas. La primera de ellas, el 28 de febrero, la realizaron el Polo Obrero, el MST y Barrios de Pie. Los reclamos estaban en relación con los anuncios de la presidenta. Las organizaciones afirmaban que ese “aumento” mantenía la precarización extrema a los trabajadores y generaba un escenario de discrecionalidad política. Las siguientes movilizaciones denunciaban exclusión del PAT y quita de subsidios por parte del gobierno.

El año 2013 es similar a los anteriores en lo que respecta a cantidad de movilizaciones. Si bien en abril de este año, el PAT aumentó de $1.750 a $2.000, el incremento real –es decir, si se descuenta lo perdido por la inflación- fue del 12%. De todas formas, este aumento no revirtió la tendencia a la caída del poder adquisitivo del monto del PAT, que a esta altura se había reducido un 26% respecto al monto original de 2009. En ese contexto, se produjeron siete acciones directas. Los reclamos tenían que ver con el aumento de fondos a planes sociales, la pérdida de trabajo en cooperativas del Plan Argentina Trabaja y el haber sufrido amenazas. Para fin de año, se realizaron movilizaciones exigiendo aguinaldo para los cooperativistas del Plan Argentina Trabaja.

 

El repunte

 

En el año 2014, se elevó sustancialmente la cantidad de acciones por parte de las agrupaciones barriales y movimientos relacionados con las cooperativas y planes sociales. Contabilizamos un total de 19 manifestaciones. Si            tenemos en cuenta los diez años de gobierno kirchnerista, este año es el tercero en importancia en cantidad de movilizaciones. Asistimos a un resurgimiento de la movilización piquetera en un contexto de crisis. Los reclamos fueron, principalmente, el aumento en el Plan Argentina Trabaja y demás planes sociales. En noviembre, como medida para evitar el estallido clásico de fin de año, Cristina elevó el monto del PAT de $2.000 a $2.600. Esto no logró revertir la tendencia ya que hacia fin de año se incrementan las movilizaciones, estimuladas por la inflación. En diciembre de 2014, el monto real del PAT había disminuido un 43% respecto al inicio del programa (agosto de 2009). Como contrapartida, el último aumento implicó apenas un aumento nominal de un 28%.

Las organizaciones también realizaron una movilización a la Cámara Argentina de Supermercados exigiendo bolsones de comida, una movilización característica de tiempos de crisis. Empezaron a cobrar protagonismo nuevamente el Polo Obrero, junto a otras organizaciones ligadas programáticamente con la izquierda y Barrios de Pie. Hay que señalar esta participación del Polo Obrero ya que, dentro del FIT, es la única organización que mantiene cierta presencia en la disputa de esta fracción al kirchnerismo y al reformismo. Sin embargo, el problema de la organización de los desocupados no aparece como punto a desarrollar en el programa votado en el último congreso del PO (ni en ningún otro de los partidos del FIT).[7]

 

Conclusiones

En estos diez años de bonapartismo, los piqueteros atravesaron diferentes momentos en su relación con el gobierno. El primer momento, entre los años 2004 y 2005, es de confrontación directa. La regimentación del movimiento no se había cumplido completamente aún y la cantidad de movilizaciones es la más alta de todo el período. El siguiente, entre los años 2006 y 2007 está marcado por un claro reflujo, como resultado del éxito del gobierno en la cooptación de activistas piqueteros. El reflujo se mantendrá, reforzado por nuevas medidas gubernamentales, hasta el 2014, cuando el movimiento piquetero vuelve a las calles.

La implementación de planes sociales y de cooperativas responde al intento del Estado de cooptar a la fracción más pauperizada de la clase obrera, quienes integran la sobrepoblación relativa. La crisis, que también afectará al próximo gobierno, volverá dificultoso el sostenimiento del actual esquema de subsidios a los trabajadores desocupados, a la vez que engrosará las filas de desempleados. En este marco, es dable esperar una mayor movilización de estos sectores. Por ellos, la izquierda debe volver a plantearse la organización de los desocupados, como lo supo hacer a fines de los ’90.

 

 

 

 

 

1 Seiffer, Tamara: “La máquina de subsidios. La clase obrera argentina y la política asistencial”, en El Aromo, n° 60, mayo-junio de 2011.

2 La Nación, 14/09/2006.

3 Página 12, 13/10/2008.

4 Página 12, 16/12/2009.

5 Página 12, 8/1/2010.

6 http://www.anred.org/article.php3?id_article=4032

7 Sleiman, Valeria y Lissandrello, Guido: “Lucha en el barro. Sobre los recientes congresos de la izquierda revolucionaria y el destino del FIT”, en El Aromo, nº 82, enero-febrero de 2015.

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