El 29 y 30 de mayo de 1969, se produjo el cordobazo. Se trató de una huelga política de masas con características insurreccionales que enfrentó a la dictadura de Onganía y selló su fin. Unos 50 mil de obreros cordobeses tomaron las calles en reclamo por mejores condiciones laborales y contra el régimen represor de aquel entonces. Hubo duros enfrentamientos con la policía que resultaron en múltiples muertes, heridos y detenidos. Los estudiantes jugaron un rol fundamental en la lucha.
Los estudiantes son obreros. Más específicamente, obreros intelectuales. Durante el cordobazo, los estudiantes se reconocieron como parte de la clase obrera y se organizaron junto con los gremios que impulsaron la protesta. Estos fueron la UOM, el SMATA, la UTA y Luz y Fuerza. Pensar este acto de reconocimiento como «alianza» implica pensar al estudiantado como exterior a la clase obrera. La expresión «alianza obrero-estudiantil» lleva a la disociación de un mismo sujeto social, a saber: la clase obrera.
El Cordobazo implicó un paso a la ofensiva por parte de la clase obrera. Si bien una gran parte de la clase continuó bajo la dirección del peronismo, otra gran fracción comenzó a organizarse con independencia de clase. La aparición del clasismo en los años siguientes es la expresión de este fenómeno.
A pesar de sus limitaciones, el proceso que abrió el Cordobazo expresa un momento de la historia argentina, donde la clase obrera se organizó de forma independiente y bajo la estructuración de consignas políticas que trascendieron lo corporativo. El régimen burgués fue puesto en duda hasta la llegada del golpe militar del ’76.
Hoy nos toca recuperar el legado de los estudiantes cordobeses y reconocernos como parte de la clase obrera. Resulta menester avanzar en el desarrollo de un programa socialista para la superación del capital. Argentina 2050, nuestro programa, apunta en esa dirección. Sumate a construir el partido de la revolución!