Varios opinólogos burgueses tienen la idea de que Corea del Sur llegó al desarrollo, le va bien y es un modelo a seguir. Eluden dos detalles: la represión y la miseria creciente de la clase obrera. Justamente, en estos días hay un profundo rechazo al actual presidente Moon, después de la renuncia a mitad del mandato de la presidenta Park, hija del dictador Park. El “Movimiento a la luz de las velas”, que comenzó en 2016, muestra el descontento de los trabajadores, la desilusión de un capitalismo que en su máximo esplendor, aumenta la desigualdad y ahoga los sueños. Se acaba el lugar para el prometido ascenso social. Los obreros ven que no hay “derrame de riqueza” al final del proceso, entonces comienzan a moverse. Ya comenzaron exigiendo derechos sindicales, el desmantelamiento de un sistema económico controlado por los chaebols (los grandes conglomerados empresariales) y su sustitución por la “democracia económica”. Por ahora, la respuesta es más explotación.
Así lo narra Parásito, la película que ganó varios Oscar. Es la historia de tres familias, una rica (los Park) que vive en una casa espectacular, una pobre (los Kim) que se encuentra hacinada en un semisótano y otra más miserable aún que se esconde en el bunker antibombas de la casa de los Park. El espectador esperaría que el drama estalle entre pobres y ricos. Pero estalla entre las familias pobres que compiten por conseguir trabajo. Paso a paso, va quedando claro que en ese espacio de la casa de la familia Park, no hay lugar para todos, algunos no van a lograr entrar.
Algunas escenas son interesantes para ver los contrastes de clase: la lluvia que para unos es sinónimo de inundación y estar tapados de mierda, para otros es el anticipo de la fiesta con el sol pleno. Mientras unos tienen golosinas especiales para cada uno de sus perros, los otros ni imaginan que los animales tuvieran algo mejor de lo que ellos comen todos los días. Mientras unos tienen una ventanita a un callejón con medias secándose, otros disfrutan de un ventanal tan grande como la pared y sin objetos que distraigan la vista del parque. Finalmente, mientras los pobres (que parecen picaros y rápidos) no entienden nada de cómo funciona Corea, los ricos (que parecen ingenuos) están en lo alto de la pirámide y entienden como quedarse allí.
Pero, en oposición a los contrastes, hay muchas continuidades. Hay una piedra que recorre la película desde la llegada del amigo con el ofrecimiento de trabajo, hasta que es devuelta a un curso de agua. Allí no hay referencias al pasado, la historia o la tradición como motivos y explicaciones de lo que sucede. Corea es “joven”. Y es resultado de un “plan”. De hecho, varios personajes se refieren a “un plan” en esta película. Quiénes pueden llevar adelante un plan y quiénes no, es una manera de mostrar la diferencia de clase en términos coreanos. Los Park planifican en cuestión de minutos una espléndida fiesta de cumpleaños alternativa al campamento frustrado. Les sale perfecto. Expresa el plan que la burguesía coreana se propuso y que logró.
Cuando vemos Parásito en Argentina y toda América, inquieta lo tremendamente similar (la desigualdad) sobre lo diferente (Corea). Pero mientras en el cine argentino, el problema muestra el lamento de la “falta de desarrollo”, en Parásito los protagonistas consideran que no les dio el cuero para triunfar mientras que otros sí lo hicieron. Ocurre que ahí el desarrollo no está en cuestión. Y aun así, la mayoría de la gente vive en la miseria. En efecto, si todo el plan burgués (el plan peronista) saliera bien, tampoco podemos tener grandes expectativas. Incluso haciendo el sacrificio, el esfuerzo, los ajustes y las pérdidas que nos solicitan los burgueses argentinos (la “solidaridad” diría Alberto) la vida sería un infierno para un número creciente de trabajadores.
Chile en la realidad y Corea en el cine, nos invitan a pensar lo limitado de los milagros capitalistas, quizás por eso los llaman milagros, porque la vida digna y justa en mundo dominado por los patrones es un milagro, o sea, algo que no existe. Es una vida donde los únicos parásitos son los burgueses, todos.