Coronavirus: en CABA, frente a la emergencia, un sistema sanitario en crisis

en Goyo Flores/Novedades

La llegada del coronavirus y el decreto del estado de emergencia sanitaria exponen la situación precaria de la salud porteña y de todo el país. En CABA, la ciudad con más recursos de la Argentina, la situación sanitaria es realmente crítica. Las guardias están abarrotadas de gente. La información no es clara y el número telefónico 107 se encuentra colapsado. No se trata de una novedad. A nadie escapa que el sistema sanitario porteño viene de años de desfinanciamiento y precariedad.

Algunos testimonios de varios trabajadores de la salud lo dejan al descubierto. En la guardia del hospital Ramos Mejía, por ejemplo, se viven situaciones de caos. No hay insumos para la correcta atención de los pacientes: los médicos no tienen guantes, ni barbijos y el jabón se usa diluido. Hasta el momento, a 11 días del primer caso de coronavirus detectado, no hay ninguna directiva del gobierno municipal hacia el cuerpo médico. En el hospital Penna, trabajadores denuncian que pueden garantizar una atención a un máximo de cuatro pacientes. Sí, cuatro. Si hubiera un paciente más, no tendrían el material ni los insumos necesarios. En el sector privado la situación no es muy distinta; en el Instituto Fleni -ubicado en la calle Montañeses- los médicos de guardia no usan barbijos a pesar de ver decenas de pacientes por turno y estar realmente expuestos al contagio.

Precarización laboral y superexplotación

Quienes peor se exponen son los mismos trabajadores de la salud, que se encuentran en la primera línea de contagio. Es otra consecuencia de la precariedad laboral del personal de salud, el mismo que garantiza su funcionamiento, y que el gobierno de la Ciudad –y también el Nacional- atacan permanentemente. Esta vez, por resolución 180-GCABA-MHFGC/20, las licencias del personal de salud desde el 1ero de Abril se verán suspendidas. Eso significa algo muy evidente: super-explotación laboral. Pensemos, por ejemplo, en enfermeros sin descanso, atendiendo en dos o tres hospitales. Sí, a los mismos trabajadores a los que el gobierno porteño considera como algo similar a personal administrativo –por lo que vienen luchando por el pase a la carrera profesional- se les exige atención y dedicación permanente. O ni hablemos de los residentes y concurrentes porteños que vienen exigiendo la conformación de la mesa de negociación luego de tirar abajo la ley del Gobierno en diciembre pasado, y que se encuentran en reclamo por reconocimiento como trabajadores de la salud con plenos derechos laborales.

Para colmo, a nivel nacional, apenas se anunciaron licencias para un sector de la población de riesgo –los mayores a 65 años y embarazadas-. Los casos que involucran enfermedades de otro tipo (respiratorias, inmunodeprimidos, etc.) por ahora, son ignorados. Incluso un anuncio al respecto en el fin de semana fue desmentido como un acto de hackeo en la página del Boletín Oficial.

Para que esto sea así, el GCBA cuenta con un agente colaborador: la burocracia que dirige nuestros sindicatos. SUTECBA, por un lado, pero también los otros gremios estatales como ATE o UPCN, para el caso de los hospitales públicos. FATSA para el caso de hospitales privados. Ninguno exigió –siquiera de palabra- al gobierno que cumpla con lo requerido para garantizar una atención sanitaria adecuada que resguarde la salud de los trabajadores.

Es evidente que la salud pública no es un problema para el gobierno porque históricamente prefirió gastar en ella lo menos posible. La salud de los obreros podía esperar. El resultado lo vemos hoy y acá. En cambio, para llevar a cabo una atención a medida de la emergencia sanitaria, el gobierno de la Ciudad y el gobierno de la Nación deberían poner recursos en el sector. En lugar de dar de baja todas las licencias, debería contratar más personal, con todos los derechos por convenio garantizados. Deberían permitir que atiendan descansados y lúcidos, no desgastados y estresados. Deberían garantizar insumos, infraestructura y todos los recursos necesarios para minimizar las posibilidades de contagio entre los trabajadores de la salud. Llamamos a impulsar un reclamo conjunto por estos problemas.

No es solo coronavirus

Como si todo esto fuera poco, el sistema sanitario porteño también se encuentra expuesto por otras enfermedades. Según el último informe del Boletín Epidemiológico de CABA, asistimos a una cifra relativamente elevada de casos de dengue en las comunas, sin llegar aún a los números epidemiológicos de 2016, pero aumentando exponencialmente las cifras de 2017/18/19. Hablamos de un total de 666 casos confirmados, de los cuales 187 presentaron antecedente de viaje -en su mayoría, a Paraguay- y 479 casos se consideran personas que no viajaron a una zona con circulación viral reconocida fuera de la CABA. Es decir, hay un crecimiento en la transmisión local por medio del mosquito.

En la última semana completa, se notificaron 228 casos confirmados contra los 146 confirmados de la semana anteriores. Es evidente que el gobierno de la Ciudad viene desatendiendo la campaña sanitaria contra el dengue al mismo tiempo que la miseria creciente es un terreno prolífico –pero no exclusivo- para la multiplicación de los casos.

Una salida obrera a la crisis sanitaria

La crisis sanitaria expone lo que los capitalistas tienen para ofrecernos a los trabajadores. Un sistema fragmentado y degradado. Desfinanciado y con trabajadores superexplotados. Necesitamos tomar el asunto en nuestras manos: un sistema sanitario centralizado bajo control de la clase obrera, para atender a nuestros propios intereses.

Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución

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