Carta abierta a la AGD: basta de caprichos, por una solución real a los problemas reales

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1) La AGD no puede de ningún modo acordar con la patronal mandarnos a trabajar en junio (probable pico de los casos de coronavirus). Hasta que se resuelva la pandemia no podemos pisar las Facultades. Lo contrario, implica someternos al contagio masivo.

2) La AGD no puede crear ni avalar condiciones laborales para los docentes que sean peores que las actualmente vigentes. La reprogramación compulsiva de las actividades académicas en términos planteados por el rectorado implica un profundo deterioro de nuestras condiciones laborales que no puede ser aceptado.

3) La AGD no puede propiciar soluciones para la docencia que impliquen un abandono de los estudiantes que son nuestros aliados históricos.

4) La solución a la emergencia actual no puede ser de orden dogmático ni caprichoso. Resolver de forma excepcional la cursada virtual en medio de una pandemia no puede ser considerado un antecedente para ningún tipo de política educativa ulterior. Por otra parte, la reprogramación, con la consecuente reducción del tiempo disponible para la cursada presencial expresa, por lo menos, los mismos riesgos de disminución de la calidad educativa que la transformación acelerada del dictado de todas las materias a formato virtual y esta última, al menos no nos expone al contagio.

5) Por la seguridad de los docentes, que no debemos arriesgar nuestras vidas; por la seguridad de los estudiantes, que no deben arriesgar sus vidas; por los intereses de los docentes que no podemos someternos a una reprogramación que nos obliga a dar clase en pleno verano; por los intereses de los estudiantes que no tienen por qué perder un cuatrimestre ahora (y, quizás, otro más más adelante), hay que resolver la cursada de modo excepcional de manera virtual. Hay docentes que puedan tener dificultades. La tarea de la AGD debe ser precisamente allanar esas dificultades del modo más eficiente posible (sea requiriendo que la UBA pague el equipo electrónico de los docentes que lo precisen o gestionando licencias particulares para madres al cuidado exclusivo de niños menores u otras situaciones especiales que lo ameriten, entre otras opciones).

6) De ninguna manera los docentes podemos volver a clases presenciales en junio. No puede ser que la AGD, consciente o inconscientemente, se haya plegado al Bolsonarismo de Alberto, según el cual todo debe volver a la normalidad porque la economía sufre.

7) El segundo cuatrimestre debe iniciarse a finales de agosto y, en las semanas anteriores, evaluarse si corresponde una cursada presencial o a distancia, de acuerdo a los mismos lineamientos aquí planteados.

Por todo esto reclamamos a la AGD una inmediata revisión de la política impulsada en forma inconsulta durante las últimas semanas, el rechazo a la reprogramación con clases presenciales a partir del primero de junio y la defensa del pasaje excepcional a cursada a distancia como única alternativa que permite preservar nuestra salud, la de nuestros estudiantes, defender nuestros intereses laborales y los intereses de los estudiantes como tales, defendiendo así la histórica alianza obrero estudiantil.

Razón y Revolución Ciencia y Técnica

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