Hace unas semanas atrás hacíamos referencia al cierre total, por la gran cantidad de contagios por coronavirus, del Barrio Toba en Resistencia. En esta nueva etapa que comenzó en la provincia, al igual que en CABA y AMBA, el gobierno de Capitanich decidió el cierre de tres barrios por el brote de contagios: los barrios Mapic, Don Santiago y Chacra 24 que se encuentran al norte de la ciudad, camino a Formosa. Se trata de terrenos que fueron ocupados por organizaciones sociales y que carecen de la infraestructura básica para su funcionamiento, más allá que se hayan construido viviendas. De todas formas, son terrenos inundables y en días de lluvia, las ambulancias no ingresan por el anegamiento de las calles. Sus habitantes mayormente viven de trabajos precarios, planes, becas, asignaciones o se encuentran directamente desocupados.
La principal medida que tomó el gobierno fue la de montar un cordón sanitario con montículos de tierra y un control policial estricto las 24 hs. que, según los vecinos, es muy laxo o no se cumple directamente. La ministra de Desarrollo Social de la provincia, María Pía Chiacchio Cavana, prometió reforzar la entrega de alimentos, elementos de higiene y artículos de limpieza. Además, se anunció un supuesto operativo sanitario casa por casa para detectar casos como en el barrio Toba. Más allá de los dichos, la realidad está por verse. Villa Azul muestra que, detrás de las promesas, los hechos son otros: alimentos en poca cantidad que no permiten una alimentación de calidad y que exponen la salud de los trabajadores porque llegan en mal estado. Los testeos, lejos de ser masivos, se administran a cuentagotas.
Capitanich, igual que Kiciloff en villa Azul, lo único que se le ocurre ante el avance del COVID – 19, es el cercamiento de los barrios en los que viven las fracciones de la clase obrera más pauperizada. El encierro en la miseria total es la respuesta del Estado.
Tal como exigimos para el caso de Villa Azul, Lo primero que hay que hacer, son testeos masivos. Absolutamente a todos los vecinos, aunque no presenten síntomas. Plata hay. Hay que garantizar de inmediato las obras para que los terrenos no se inunden y las viviendas cuenten con todos los servicios. El confinamiento en la miseria, no sirve. Los vecinos deben recibir bolsones en cantidad necesaria, que garantice alimentación de calidad para todas las familias. Además, deben recibir un subsidio equivalente a dos canastas. Con hambre no hay cuarentena.
Razón y Revolución Chaco