¿De dónde venimos?
En la provincia de Buenos Aires, la paritaria docente cerró a fines de febrero. La propuesta de Kicillof, aceptada por el FUDB, fue de 16,66% a pagar en dos cuotas: 8,9% en marzo y 7% en junio. A esta suma se le agregaron cuatro sumas fijas de $1.210 a pagar en marzo, abril, mayo y junio, vía FONID. Además, ambas partes firmaron un compromiso para reabrir las negociaciones antes del mes próximo. De esta manera, el salario testigo en marzo fue de $29.000 y en junio será de $31.058. Como era de esperarse, y una vez más, los sindicatos cerraron acuerdos a la baja. Recordemos que la canasta familiar superaba los 63 mil pesos en marzo (según el relevamiento de ATE INDEC) lo que nos arrojaba directamente a la pobreza. El acuerdo cerró sin siquiera exigir la cláusula gatillo que permitía, al menos, recuperar un porcentaje de lo perdido por la inflación en el marco de un acuerdo que ya era de por sí malo. Nada de esto nos sorprendió. Los sindicatos, con SUTEBA a la cabeza, allanaron el camino durante los años previos con el fin de garantizar el triunfo del peronismo y su estabilidad. Por ese motivo, se trató de “desestabilizador y golpista” a quienes lucharan por algo más que las migajas ofrecidas por el Tío Alberto.
Todo marchaba relativamente en orden hasta la aparición del COVID-19 y la cuarentena. Tras muchas idas y vueltas, las escuelas permanecen abiertas para las tareas “ininterrumpibles”, principalmente, la entrega de bolsones de alimentos equivalentes a $750 quincenales. Poco se habla de las funciones pedagógicas y las condiciones materiales/culturales que requiere el paso a la modalidad virtual (que detallamos aquí). Quedó claro, entonces, que la función de la escuela para el Estado es la de contener la crisis social y económica que podría gestarse. Lo pedagógico poco importa. SUTEBA, para no ser menos, nos alienta a ser el nexo entre las migajas que reparte el Estado y las familias. Al gobierno y burguesía no le importa la educación. De lo contrario, dispondría de lo necesario para llevarla a cabo. De la misma forma que ofrecen créditos en lugar de computadoras gratuitas tampoco está en su horizonte la apertura de las paritarias. Pero esta, junto a la exigencia del reconocimiento inmediato de los mayores costos en los que estamos incurriendo para sostener el proceso pedagógico son reivindicaciones de primer orden. Veamos por qué.
¿Qué cambió?
La virtualidad trajo un aumento exponencial de las horas de trabajo, siendo las clases prácticamente individuales. Cada alumno es contactado de forma personal y completa sus tareas según sus posibilidades: classroom, mail, WhatsApp, etc. Así, la jornada de trabajo se extendió sobrecargándonos. Si las cosas se quisieran hacer bien, el gobierno podría contratar a todos los docentes desocupados, que son miles, y así garantizar el efectivo seguimiento de los alumnos con tareas pedagógicas. Por el contrario, para los compañeros desocupados, Kicillof impulsó el programa PIEDAS (que analizamos aquí y aquí), a cambio de un salario de miseria. Lo dijimos en su momento: la desocupación de estos trabajadores tiene que ver con una precariedad estructural que atraviesa el sistema educativo. La cuarentena no hizo más que exponer y potenciar el problema. Por eso, en la reapertura de paritarias, debemos exigir que se contraten más docentes para que la continuidad pedagógica sea real y con un salario equivalente a las horas trabajadas. Además, los equipos de orientación escolar necesitan más profesionales y debe garantizarse un equipo por cada escuela. Tenemos casos de alumnos que no se comunicaron de ninguna manera con sus docentes en toda la cuarentena. Lógicamente, esto tiene que ver con carencias materiales y culturales. Por eso, necesitamos más personal para los EOES para que puedan acompañar la escolaridad de los alumnos. Además, necesitamos personal técnico que asesore a las familias y docentes con las cuestiones técnicas. Con todas estas necesidades de personal, ¿Cómo puede ser posible que tengamos compañeros desempleados? Los dos problemas y las dos demandas van de la mano. La continuidad pedagógica se garantizaría, en parte, con la contratación de los compañeros. En definitiva, si nos vemos sobrecargados de trabajo y nuestros alumnos necesitan más seguimiento, necesitamos más docentes cumpliendo labores pedagógicas. Hay que resolver ese problema aquí y ahora porque las mismas necesidades de acompañamiento habrá que cubrir al retornar: los alumnos que no pudieron continuar con el proceso a distancia demandarán atención extra, que se sumará a los que sí pudieron de alguna manera seguir. El esquema de cursada dual anticipa que la situación continuará, por lo menos, todo el 2020 y ya aprendimos que patear la pelota para adelante no resuelve el problema. No es cierto que en 2021 mágicamente los problemas desaparecerán. Asimismo, entre nuestras lecciones, ya sabemos que tampoco se resuelve el asunto por la vía administrativa del pase, pase y de los bloques pedagógicos entre grados/años. Hay que reconfigurar todo el proceso pedagógico y para eso necesitamos más docentes aquí y ahora.
La virtualidad, además, implica ciertos gastos extras no contemplados en nuestro magro salario: computadoras, Wifi de calidad, electricidad, etc. El docente que tenía una PC que usaba para revisar emails, planificar con un Word/Excel y no mucho más descubrió lo obsoleta que estaba su máquina al descargarse varios programas para realizar videos. Algo similar experimentó al querer tener su primera clase por videoconferencia imposible de llevar adelante con conexiones menores a 20mbps. Con la primera factura experimentó el aumento de la tarifa eléctrica por estar más tiempo en casa y que esa cuenta no se compensa por el “ahorro” de los viáticos como supone Alberto para justificar la baja salarial. Ya ni hablemos de la inflación de los alimentos en cuarentana que debe ser afrontada sin clausula gatillo. Por eso, todos los sindicatos del país deben exigir un bono especial para cubrir todos los gastos en tecnología que requerimos y los mayores costos en los que estamos incurriendo en esta etapa de educación extraordinaria. La solución no puede ser endeudarnos más con supuestos créditos. Además, el Estado debe garantizar la conectividad en todos los hogares y una notebook para cada alumno y docente. Por más que Trotta alardee diciendo que entregaron 135mil notebooks y tablets que encontraron abandonadas por el macrismo en un depósito, son insuficientes. Si en la provincia de Buenos Aires hay alrededor de 4 millones de alumnos, el porcentaje de las notebooks entregadas para todos los alumnos es ínfima. Deben poner a producir el mercado de Tierra del Fuego computadoras de calidad y entregar gratuitamente. Repetimos, estos gastos no pueden ser afrontados por los docentes y, por eso, además de luchas por más nombramientos la exigencia de un bono extra es de primer orden.
Por otro lado, el patriarcado continúa haciendo estragos. En lo que va de la cuarentena, fueron 49 los femicidios. Entre los casos, debemos contar a la compañera Rosa del Milagro Sulca, docente asesinada en Salta el pasado 28 de abril. A esto se suman los abusos, maltratos y la sobrecarga de trabajo en el hogar que recae sobre las mujeres. Necesitamos hoy más que nunca la implementación de la ESI laica, feminista y abolicionista. En paralelo a que exigimos esa discusión como docentes, que nos damos esa tarea en nuestras clases virtuales, debemos sumar la exigencia al Estado de la Emergencia Nacional por violencia hacia las mujeres y una política integral de asistencia a víctimas de violencia de género, donde se garantice vivienda, alimentos, salud y contención psicológica. El reclamo de las mujeres debe ser incluido en la discusión paritaria.
A los puntos anteriores, debemos agregar los problemas que tenemos con nuestra salud y la obra social. Los pacientes que no reciben los medicamentos oncológicos, las prácticas que no se autorizan o tardan meses, la cada vez menor cobertura del IOMA, es noticia semanalmente. En este momento excepcional, más que nunca la obra social debería estar a disposición de la salud de los afiliados. Debemos exigir en esta paritaria el control de la obra social por parte de los trabajadores.
La pandemia desnudó y profundizó la crisis educativa y económica. La inflación escala velozmente, depreciando aún más el salario. Si bien los últimos datos del INDEC dicen que el aumento de precios se desaceleró, producto del congelamiento de tarifas y de la recesión, la hiperinflación ya está en marcha. Por eso, y todo lo dicho anteriormente, es necesario salir a las calles (con todos los recaudos necesarios) para luchar por lo nuestro. Tenemos que exigir la reapertura inmediata de las paritarias en una mesa salarial que incluya la discusión salarial, el bono extra que reconozca los gastos incurridos, el nombramiento de docentes, personal no docente, técnicos y EOE para apuntalar el proceso pedagógico aquí y ahora. La docencia es una profesión mayoritariamente femenina. Somos nosotras quienes estamos combinando cuidados familiares con teletrabajo que se suma a las vivencias de miles de compañeras en hogares violentos. No hubo que esperar a la Pandemia para conocer el desastroso funcionamiento de nuestra obra social, pero este es el momento para poner más que nunca eso en agenda. Escuelas destruidas tendrán que albergar un sistema dual. Bien es el momento de volver a plantearlo. Una vez más. Es una cuestión de prioridades. El gobierno demostró las suyas: sostener a una burguesía parásita. Nosotros vamos a pelear por las nuestras.
Por todo esto, los docentes de la Corriente Nacional Conti-Santoro exigimos:
• Reapertura inmediata de paritarias.
• Bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos, internet de calidad y mayores costos de los servicios utilizados.
• Recomposición histórica del salario. Salario inicial igual a dos canastas básicas totales.
• Contratación de los docentes desocupados para el desempeño en las tareas de continuidad pedagógica. Incorporación inmediata de todos los docentes desocupados dentro del circuito formal para cumplir tareas pedagógicas.
• Reapertura del Plan Conectar Igualdad. Cada alumno debe recibir una computadora de todas las modalidades y niveles.
• Por una paritaria de contenidos
• Por una obra social al servicio de sus afiliados y bajo control de los trabajadores.
Corriente Nacional Docente Conti-Santoro / Razón y Revolución