Bonapartismo a distancia – Federico Genera

en El Aromo nº 94/Novedades

 

papabynBonapartismo a distancia. El Papa en la política argentina

Francisco va logrando una dirección general de un amplio campo que tiene que ver con la continuidad de las estructuras heredadas. Básicamente, la configuración que dio pie al bonapartismo y que resulta difícil de desarmar. El Papa maneja organizaciones que van desde el PRO al maoísmo, pasando por el kirchnerismo.

Federico Genera

LAP-CEICS


Detrás del acuerdo entre las organizaciones sociales y el Gobierno, se encuentra el Papa Francisco. Carente, por ahora, de un partido político propio, sus estrategias se llevan adelante por relaciones con diferentes estructuras en torno a una dirección general.

Como analizamos en El Aromo1, su origen peronista, ligado a Guardia de Hierro, nunca fue una barrera para acercarse a sectores. Francisco tiene hoy fluidos lazos con el peronismo, el kirchnerismo duro, el PRO, la CGT y las organizaciones de desocupados, desde la propia CTEP hasta la CCC. Además, conserva un control (aunque no completo), de la Iglesia en Argentina.

Peronismo, con o sin PJ

La principal preocupación que tiene Francisco hoy es la unificación del peronismo, en vistas a su próxima gran batalla: las elecciones legislativas del 2017. Para ello, mantuvo reuniones con Julián Domínguez, ex precandidato gobernador de la provincia de Buenos Aires y hoy parte del agrupamiento “laudatianos”, que comparte con Gustavo Vera, Pino Solanas, entre otros. El principal obstáculo a la reunificación es la candidatura de Cristina. Hoy, los intendentes se encuentran divididos al menos en dos: los que quieren a Cristina candidata (Grupo Fénix) y los que no (Grupo Esmeralda). La idea de Francisco es proponer la candidatura Randazzo como prenda de unidad. Para eso, Cristina debería resignar la suya.

Mientras continúa las negociaciones con Domínguez, el Papa también estrecha lazos con otro sector de intendentes peronistas que firmaron el pacto de San Antonio de Padua. Este grupo es liderado por Gustavo Menéndez (Merlo), Gabriel Katapodis (San Martín), Verónica Magario (La Matanza), Martín Insaurralde (Lomas), Juan Zavaleta (Hurlingham), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentina). Dicho pacto guarda sus fundamentos en la carta encíclica Laudato Si’ pronunciada por el Papa Francisco en el año 2015. Es necesario recordar que Katopodis (uno de los líderes del Grupo Esmeralda) forma parte del frente papal “Red Laudatista”, acompañado por Hector Daer, Pino Solanas, y Vera. Incluso, ha entablado reuniones con Magario de La Matanza, del bloque Fénix. Esta estrategia, se encuentra dentro del objetivo de la unificación del PJ. Todos los peronistas comienzan a ser laudatistas, hasta aquellos como Héctor Daer y Pino Solanas, que poco tuvieron que ver en el proceso del FPV.

Ahora bien, un contexto de seguidismo al oficialismo disfrazado de “gobernabilidad” de parte la mayoría de los gobernadores de la “nueva camada” (Uñac, Bordet, Urtubey, Carapaccio, Peppo) y de la indefinición sobre el lugar de Cristina Fernández de Kirchner, más la incómoda presencia de Massa, la tarea papal no parece sencilla.

Francisco también ha trazado importantes relaciones con el PRO, tanto cuando fue oposición como ahora que es gobierno. Estos lazos, no exentos de tensiones, convergen en dos lugares comunes en la política eclsiastica: la educación y el asistencialismo.

En Educación, su principal nexo es Esteban Bullrich. Cuando este era ministro porteño, tenía dentro de sus ascesores a José María Del Corral, profesor de la Universidad Católica, Presidente del Consejo General de Ecuación del Arzobispado de Buenos Aires, y también el director de Scholas Occurrentes. Del Corral fue quién rechazó el giro por 16 millones de pesos por parte del Gobierno a ese programa, por decisión del Papa. Bullrich también estableció lazos personales con el pontífice a raíz de la enfermedad que su hija tuvo, y que Bergoglio ayudó a “sanar”. En el año 2012, Bullrich impulsó la ley de educación porteña, que contenía un congreso pedagógico que contaba con el aval de la Pastoral Social. No obstante, el proyecto fue vetado por el Ejecutivo con firmas de Macri, Marco Peña y Hernán Lombardi. A pesar de eso, y para marcar que mantenía su influencia en el gobierno porteño, el Papa invitó a Esteban Bullrich personalmente por el Congreso Mundial de Scholas Occurrentes.

Sin dudas, su área de mayor influencia es el Ministerio de Desarrollo Social, que lidera Carolina Stanley. La Subsecretaría de Responsabilidad Social, en su ministerio, está a cargo de Victoria Morales Gorleri, quien también fue legisladora del PRO desde 2007 a 2015. Victoria fue, durante diez años, nada menos que la secretaria de Bergoglio y formó parte del equipo “Vicaria Genera de Educación” (VGE). En el 2015, impulsó el programa “Escuela de Vecinos”, que fue el predecesor del actual Scholas Occurrentes. En el VGE también estuvo involucrado Gustavo Vera.

En 2012, Morales Gorleri encabezó el ataque contra el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la interrupción del embarazo en mujeres violadas. Su inclusión en las listas de candidatos contó con la anuencia del padre Juan Torrella, vicario de Educación. Otro hombre vinculado con la Iglesia, Gabriel Castelli, ex director nacional de Cáritas y miembro de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, es el secretario de Coordinación del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, lo que lo convierte en un virtual viceministro del área.

Jorge Triaca es otro nexo que tiene Francisco con el actual gobierno. Jorge Alberto Triaca y Adriana Triaca están vinculados con la tradición católica social. Cuando Jorge Triaca (padre) falleció, Bergoglio ofició una misa en su memoria. Su cercanía se refleja en la colaboración que realizan Jorge y Adriana para la obra del padre Pepe Di Paola y para los curas de las villas porteñas. En el año 2014, promovió que el sindicato de plásticos llegué a un acuerdo con Scholas Occurrentes, para la fabricación de mochilas. En 2014, cuando se celebró el primer acuerdo, se hicieron presentes Alberto Murúa (Secretario General), Esteban Bullrich, y José María Del Corral.2 Estos vínculos le permitieron a Jorge Triaca (hijo) poder tender una línea directa con el Vaticano, siendo clave en la actual negociación con las organizaciones sociales y la CGT.

Cabe destacar también la figura de Santiago de Estrada. Estrada es el que más aceitadas relaciones tiene con la Iglesia dentro de las filas macristas. Hoy ocupa el cargo de director de la Secretaría de Culto, espacio institucional que destina los fondos a la Iglesia Católica. Siempre vinculado a la Iglesia, ocupó distintos cargos desde Onganía hasta la fecha como. Fue Subsecretario de Seguridad Social (1967-1969), Secretario de Seguridad (1976-1983), Embajador en el Vaticano (1984-1989) y Secretario Seguridad Social (1989-1991). Se incorporó al macrismo en el 2003 como legislador porteño. Por último, aparece la figura de Gabriela Michetti, con quien rompió relaciones con Bergoglio en el año 2010, cuando se negó a votar en contra del PRO en la ley de matrimonio igualitario. Recién este año volvieron a tener un encuentro, luego de sucesivas negativas del pontífice.

Como vemos, Francisco maneja una serie de relaciones políticas que exceden el PJ en particular y el peronismo en general. Aparece, más bien, como una referencia política general que ordena medidas particulares, llevadas adelante transversalmente.

En la viña del Señor

Tal vez, el Francisco haya sido quien mejor comprendió los beneficios políticos de centralizar la fracción ocupada con la desocupada. Para eso, tejió una extensa relación con las organizaciones de desocupados, desde las más kirchneristas hasta las de “izquierda” (CCC).

Entre el 2001 y 2003, Bergoglio tuvo una fuerte injerencia en la estructura del movimiento piquetero a través del padre Carlos Accaputo, director de la Pastoral Social. Accaputo fue el brazo político en el armado de la mesa de Diálogo Argentino (que acordó el programa y la presidencia de Duhalde), también fue el promotor de muchos encuentros entre la Iglesia y el sindicalismo. Fue, además, el enviado de Bergoglio para intervenir en el conflicto de tierras en el Indoamericano.

Con su llegada al Vaticano, la relación con los movimientos de desocupados se hizo más frecuente e intensa. El pasado 9 de noviembre, se realizó en Roma el 3er encuentro de movimientos sociales que organizó Juan Grabois, de la CTEP. En palabras del propio Grabois, el objetivo del encuentro es: “construir ese programa y esa fuerza desde la solidaridad, que permita recorrer este proceso de cambio de manera pacífica”. Cuando el sitio Vatican Insider le consultó si era un encuentro “anti-macri” Grabois respondió: «No, si fuese así no estaría participando como observador el presidente del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Nicolás Massot”.3 Antes de este encuentro, Grabois y Gustavo Vera fueron invitados a un coloquio Academia de Ciencia Pontificia que dirige monseñor Marcelo Sánchez Sorondo. Por su parte, los delegados de Barrios de Pie y Movimiento Evita también coincidieron con Grabois que no era un encuentro “anti-Macri”. De hecho, este evento fue la antesala del acuerdo firmado recientemente entre los movimientos sociales y el Gobierno.

La fracción de la clase obrera ocupada nucleada en la CGT también tuvo participación en la agenda de Francisco. El pasado 24 de septiembre, se llevó a cabo en el Salón Felipe Vallese de la Confederación General del Trabajo (CGT), la Jornada de Movimientos Populares, en el que participaron la CGT, movimientos sociales como la CCC y la CTEP y la Iglesia. Los representantes que abrieron la jornada fueron Juan Carlos Schmid (miembro del triunvirato de la CGT), Esteban “Gringo” Castro (Secretario General de la CTEP), Juan Carlos Alderete (Coordinador Nacional de la CCC) y Daniel Menéndez (Coordinador Nacional de Barrios de Pie), con la coordinación de Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo (Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano).

En octubre, se había realizado la “Mesa de Diálogo” entre trabajadores, empresarios y el Gobierno. Mario Quintana fue como representante del macrismo. Allí, Schmid reconoció el papel de Francisco y sobre su injerencia: “en el inicio de la última reunión, se leyó una carta firmada en el Vaticano de parte de la Conferencia Episcopal Argentina que abonaba la instancia de diálogo”.

Las dos CTA que fueron desplazadas de la mesa de negociación. No obstante, Yasky, en representación de la CTA kirchnerista, se reuniría con movimientos sociales y los trabajadores de la Economía Popular (CTEP) con el fin de «de consensuar una jornada nacional de lucha para ratificar la necesidad de un cambio de rumbo económico en la Argentina».

Las organizaciones sobre las que Francisco ejerce una dirección más o menos directa, no responden necesariamente al mismo espacio político. Por un lado, la CTEP, que nuclea a distintas organizaciones sociales que siguiendo a la CTA instan a “confrontar” a Macri, y por el otro, sus “voceros”, representados en la Pastoral Social con Accaputo a la cabeza, que trabajaron a la par con el massismo (en reiteradas reuniones con De Mendiguren). No obstante, la votación sobre la reforma de Ganancias los encontró votando a todos juntos.

De riñón propio

Francisco también cuenta con sus interlocutores más fieles dentro de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Presidida por José María Arancedo, toda su estructura responde a Francisco en su totalidad. Este organismo le sirve a Francisco para fundar lazos con distintos actores sociales y políticos. El 31 de octubre fue escenario del encuentro fundacional denominado “Sin inclusión no hay justicia”. Estuvieron presentes Julio Piumato, por judiciales, miembros de la UOCRA y de SADOP. También contó con la presencia de varios jueces.

Dentro de la CEA se encuentra Mario Poli, otro actor clave para el pontífice. Poli tiene muy buena relación con Macri, y en el último viaje del presidente a Roma, lo acompañó en un paseo en bicicleta. Fue también quien intervino en las modificaciones el Código Civil y Comercial. En particular, modificando el artículo 19 confirmando que “la existencia de la persona humana comienza en la concepción”.

El 4 de abril de este año encabezó una marcha a favor de “la familia y la vida” remarcando la crisis que atraviesan las instituciones y las personas. El 7 de agosto organizó la marcha de San Cayetano a Plaza de Mayo. A esta movilización se sumaron Barrios de Pie, CTEP, Movimiento Evita, la CCC, La Alameda, sectores de la CTA vinculados a Hugo Yasky y gremios de la CGT vinculados a Moyano. Su última marcha fue el 23 de septiembre, que concluyó en una misa por las victimas de trata.

Por último, cabe mencionar el importante rol que está cumpliendo la Universidad Católica Argentina (UCA) en la política nacional, dirigida por Víctor Manuel Fernández. Nombrado por el Papa Francisco en junio del 2013, Fernández fue quien comunicó, en mayo del 2014, los números sobre pobreza, que poca gracia le causó a Cristina Kirchner y, recientemente, a Mauricio Macri. En la UCA se desarrolló también el congreso “Hacia una cultura del Encuentro en Argentina”, donde se hicieron presentes Juan Abal Medina, Carlos Kunkel y Scioli entre otros peronistas con la finalidad de diagramar una agenda en común. Pero esa tarea todavía está pendiente y no se sabe si Francisco va a tener voluntad de continuarla con ellos.

La UCA no solo marca su agenda con reuniones entre sectores, sino que también interviene políticamente. Cuando, luego de la marcha “Ni una menos”, María Eugenia Vidal decidió avanzar sobre el protocolo de abortos no punibles, la UCA replicó con un documento firmado por Hernán Mathieu. Días más tarde, Vidal dio marcha atrás.

Mathieu entiende de presiones, tal como lo demostró en 2010, en el marco de la Ley de Matrimonio Igualitario, cuando no sólo puso micros a disposición, para viajar a la Capital Federal, sino que también liberó a los docentes y al personal administrativo de la UCA para que asistiesen a la contramarcha organizada por Jorge Bergoglio. A su vez, pidió que las faltas de los alumnos que participasen de la movilización estarían justificadas.

Otro de los personajes importantes que mantienen el nexo entre el Papa y la política nacional, es el legislador porteño por el movimiento “Bien Común”, Gustavo Vera. Si bien dicha relación no es directa, Vera supo ser uno de sus voceros principales. De hecho, recientemente se reunió, a nombre del Papa, nada menos que con Eduardo Duhalde y con Gils Carbó, en la cual le entregó los rosarios bendecidos.

El Sumo Pontífice organizó aquí una Red Laudatista, que nuclea a diferentes dirigentes en torno a un programa, que se condensa en un documento, donde se enuncian diez acciones específicas a realizar. La primera es la constitución de “una comunidad basada en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional de Juan Perón, en la encíclica Laudato Sí y en el Papa Francisco”. Si bien no se han planteado como alianza electoral de cara al 2017, su heterogénea composición nuclear nos da una pista: el ya nombrado Gustavo Vera (Bien Común), Pino Solanas (Proyecto Sur), Felipe Solá (Frente Renovador), Gabriel Katopodis (PJ), Omar Plaini y Héctor Daer (CGT), donde firmaron un documento que pide, entre otras cosas, “recuperar la soberanía energética”, “redistribuir la riqueza con equidad social” y “exigir al Estado que garantice la seguridad”. Es decir, el programa clásico del peronismo.

Algunas conclusiones

La reciente Ley de Emergencia Social, acompañada por el acuerdo entre organizaciones sociales y el Gobierno, tiene como horizonte las políticas del Sumo Pontífice. Sin dudas, el Papa ha logrado imponer su agenda e intereses, y el macrismo ha tenido que ceder en ese terreno. Francisco ejerció una extorsión en toda la regla: amenazó con un diciembre “caliente”. A cambio, recibió una importante caja para hacer política y sacar definitivamente las organizaciones de la sobrepoblación relativa de la égida del kirchnerismo y del PJ, bajo la forma de obras sociales de desocupados.

Francisco va logrando una dirección general de un amplio campo que tiene que ver con la continuidad de las estructuras heredadas. Básicamente, la configuración que dio pie al bonapartismo y que resulta difícil de desarmar. El Papa maneja organizaciones que van desde el PRO al maoísmo, pasando por el kirchnerismo. Ordena políticas de ocupados y desocupados. Influye sobre los diputados del Congreso Nacional y sobre las movilizaciones que protestan afuera. Se está constituyendo, de hecho, en un liderazgo con un proyecto de bonapartismo a distancia.

En ese contexto, un PJ reorganizado y unificado permitiría darle una forma más institucionalizada al armado heredado. En cambio, la constitución de un espacio más amplio, transversal y heterogéneo (desde el macrismo a la CCC), lo convierten en el lejano árbitro de una serie de enfrentamientos. Algo similar a lo que fue alguna vez Perón desde Puerta de Hierro.

Notas

1Véase Genera, Federico y Ponce, Santiago: “La Santa Alianza” en El Aromo n°87, https://goo.gl/nFsOZL

2La Nación, 20/9/16 en https://goo.gl/50CF0b

3Vatican Insider, 2/11/2016 en https://goo.gl/0lKp4l

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