En el día de ayer, Alberto Fernández, junto a Wado de Pedro, Elizabeth Gómez Alcorta y Santiago Rodriguez (director del Renaper); presentaron el Decreto presidencial N°476/21 que reconoce identidades por fuera del binomio masculino y femenino al incorporar la nomenclatura “X” en los documentos. El mismo establece que la Secretaría del Interior “deberá adaptar las características y nomenclaturas de los Documentos Nacionales de Identidad (DNI) y Pasaportes que emite con el fin de dar cumplimiento a lo establecido en la Ley Nº 26.743 (Identidad de Género) y en la presente medida”. Las modificaciones también alcanzan a las partidas de nacimiento.
Según Ricardo Vallarino, director ejecutivo de 100% Identidad y Derechos, “El reconocimiento de la identidad de género de las personas no binarias y de aquellas que se identifican por fuera de las normas binarias de género es un gran avance para toda la sociedad, ya que termina con la imposición anticuada de las categorías masculino y femenino para todas las personas, como las únicas posibles.”
Esta nueva medida que se anuncia como una avance para la sociedad, sólo afirma que la misoginia del gobierno no tiene límites. El derecho a la identidad de género se superpone a derechos ganados por las mujeres basados en el sexo. Si cada persona puede elegir su género o, simplemente no considerarse ni hombre, ni mujer, sería muy fácil terminar con el patriarcado: todas las mujeres debemos cambiar el documento y poner una “X”.
La realidad, como venimos diciendo en todas nuestras intervenciones, es que el género es esa herramienta que facilita y perpetúa la dominación, y convertirlo en “identidad” es blindar los estereotipos de género. Las feministas denunciamos hace más de 300 años que las imposiciones genéricas son construcciones sociales y que es necesario abolirlas. Queremos una sociedad que no discrimine por orientaciones sexuales y que respete los derechos generales y específicos de la mitad de la humanidad: las mujeres. En Argentina, el respeto por los deseos personales es la forma de avasallar los derechos de las mujeres. Una nueva forma de patriarcado.