Artemio López, un reconocido analista social, expone en este texto (exclusivo para El Aromo) su análisis sobre el Argentinazo. Su trabajo se concentra en los factores económicos que explican la participación de la llamada “clase media” en los enfrentamientos de 2001. Se trata de un documentado estudio, cuyas categorías analíticas serán objeto de examen en el próximo número, junto con otras intervenciones.
Por Artemio López* – La Encuesta Permanente de Hogares señaló que durante la gestión de la Alianza UCR/ FREPASO, la pobreza promedio aumentó un 22% respecto incluso a la muy regresiva etapa final del menemismo, mientras que la indigencia se duplicó respecto al promedio de la década de los años noventa. El desempleo superó el pico histórico de octubre de 1995 de 18,6% para orillar el 20% en diciembre de 2001, el trabajo informal superó el 37% marcando un nuevo récord histórico, en tanto el coeficiente de gini empeoró notablemente mostrando un nivel y ritmo inédito de concentración del ingreso en la cúpula a expensas, básicamente, de los sectores medios. Por otra parte, la brecha de ingresos entre el 10% más pobre y más rico de perceptores pasó de 24,6 a 28,5 veces señalando la profunda pauperización de los sectores de la base de la pirámide. Así las cosas, los sectores medios plenos y medios altos siguiendo la tendencia inaugurada a mediados de los años setenta, donde representaban el 78% de la población metropolitana, en 2001 previo a la gran crisis, sólo representaron el 36% de la población metropolitana tras la gestión de la Alianza UCR/FREPASO. En tanto, los indigentes superaron el 12% y los pobres no indigentes representaban, ya en los meses previos a la mega crisis, el 21% de la población metropolitana, dando forma a la pirámide de estratificación metropolitana correspondiente a octubre de 2001. En el gráfico que se muestra a continuación, el fenómeno central observado es el empobrecimiento notable de los sectores medios. Este fenómeno de declinación de la clase media, da formato creciente al universo de nueva pobreza que ya explica más del 60% del universo total de pobres de octubre de 2001, días previos a la crisis. Permiten conjeturar, también, acerca de los motivos del gran protagonismo de los sectores medios en las modalidades de protesta y organización típicas de la mega crisis, donde el cacerolazo y las asambleas barriales fueron sus expresiones emblemáticas. Nunca antes su condición de pertenencia a los segmentos de ingresos medios fue tan precaria y su vulnerabilidad tan extrema (véase gráfico 1).
La situación de los segmentos medios post devaluación siguió empeorando y tal como se observará a continuación en la estratificación social que se modela con la mega devaluación del año 2002, se inicia la peor etapa de pauperización masiva y angostamiento de los sectores medios. En efecto, si el promedio de pobreza de los año noventa fue del 25%, tras la devaluación del año 2002 se duplicó, en tanto los sectores medios plenos y medios altos que, en el año 1974 representaban el 78% de la población y en el año 1999 apenas el 40%, tras la devaluación del año 2002 representan con penuria el 20% de la población metropolitana. Una caída de los sectores medios equivalente al 58% de la sociedad metropolitana, proceso de degradación social inédito que traducido en otras palabras, muestra que mientras en el año 1974, prácticamente 8 de cada 10 habitantes del GBA integraban la clase media plena o media alta, con el proceso de transformaciones iniciada en el año 1976, con la última dictadura militar y tras la devaluación del año 2002, apenas 2 de cada 10 habitantes metropolitanos integraban dicho sector medio pleno y medio alto, señales contundentes de cómo se desintegra una sociedad. El desempleo abierto alcanzó su máximo histórico en el año 2002 trepando al 18,8% en octubre de 2002, contabilizando los planes de empleo precario como ocupación, y a más del 23,1%, si el cálculo se hace sin dichos planes. El empleo informal estalló hasta superar el 42% de los asalariados bajo relación de dependencia, en tanto la brecha de ingresos llegó a su pico estadístico de 30,9 veces, el índice de gini volvió a crecer en tanto se reinició el ciclo inflacionario con un 40,2% de aumento de IPC acumulado anual. Por lo cual, en el año 2002, convivieron todos los mecanismos de empobrecimiento históricos en la misma coyuntura a saber: inflación, desempleo abierto y trabajo informal, por lo cual tanto la brecha de ingresos como el coeficiente gini empeoraron notablemente. En ese mismo sentido, si en el año 1974, apenas 6 de cada 100 habitantes metropolitanos eran pobres por ingresos, en el año 2002 se ubicaban bajo la línea de pobreza 54 de cada 100 residentes, proceso de empobrecimiento que impactó notablemente en la clase media baja y plena, que de representar el 50% de la población en 2001, paso al 40% en 2002, e incluso en la clase media alta, que con la mega devaluación retrocedió 10 puntos porcentuales, pasando de representar el 16% de la población metropolitana a un mínimo 6%. Se consolidó durante este tramo de gestión de Jorge Remes Lenicov y Roberto Lavagna la más estrecha extensión de los sectores medios metropolitanos desde que se tiene memoria estadística en la región. Impactante fin de ciclo que como se señaló anteriormente logró transformar una estructura homogénea y socialmente integrada con franjas medias muy extensas que representaban casi el 80% de la población del Gran Buenos Aires, en un sociedad dual con altos niveles de pobreza e inequidad y altamente desintegrada. Al punto de angostar tanto los segmentos medios, que llegan a representar apenas el 20% de población metropolitana en el piso de la crisis del año 2002, como se observa en la pirámide de estratificación elaborada en base a datos de la EPH de octubre de 2002 (véase gráfico 2).
Las causas del protagonismo inédito de la clase media en las modalidades de protesta y organización acontecidas durante y a posteriori de la mega crisis, son múltiples y obedecen a registros no sólo materiales. Sin embargo, consideramos que cualquier explicación debiera tomar en cuenta el estrechamiento inédito de los segmentos de ingresos medios y su empobrecimiento masivo y fulminante entre 2001 y 2002, como una de las causas centrales de la gran visibilidad y actividad de estos sectores medios durante la crisis de fin de ciclo del neoliberalismo de los años noventa. En efecto, hasta mediados de la década del setenta, la sociedad Argentina mostraba (ostentaba incluso) fuertes señales de homogeneidad social que constituían su signo distintivo respecto a otras sociedades en desarrollo. La clase media, actor central del acontecer económico, político y cultural desde el primer cuarto de siglo en el país, fue sin duda una pasión argentina. Símbolo vital de la movilidad social ascendente característica del país clausurado por la última dictadura, sufrió desde entonces una extensa secuencia de planes de supuesta “estabilización y ajuste” neoliberales, que lograron impactarla hasta hacerla declinar, como nunca antes durante la crisis de 2001.
Notas *Artículo inédito escrito para El Aromo.