El ciclo lectivo 2016 en la provincia de Misiones inició, como no podía ser de otra manera, con reclamos por problemas edilicios y toma de escuelas. El día 7 de marzo padres, alumnos y maestros decidieron tomar la Escuela Normal 11 de Eldorado. Reclamaban soluciones para el tendido eléctrico de la escuela y por el deterioro de la sede. Ya el año pasado, se perdieron varios días de clase por problemas eléctricos. Desde el año 2009 que la escuela denuncia esos inconvenientes sin obtener ninguna respuesta. Casi diez días después, las clases se reanudaron, pero primero los padres y maestros cansados de promesas sin cumplir, verificaron que los trabajos estuvieran concretados y en buenas condiciones.
En la misma localidad, en el mismo mes fue sumariada la directora de la Escuela 896 por iniciar las clases sin contar con el mobiliario necesario para el nuevo edificio escolar. Una vez que fue público el hecho, la escuela recibió parte del mobiliario pero dos grados y todos sus docentes deben seguir esperando por mesas y sillas. Esta institución también tiene una larga historia de reclamos, luego de funcionar desde el 2009 en un “quincho” vecinal que, a su vez, era compartido con una iglesia. En ese momento, contaba con 130 alumnos y un plantel de 3 docentes a cargo.
También a los padres de los alumnos que asisten a la Escuela 15 de San Ignacio este nuevo año los encontró reclamando condiciones mínimas de mantenimiento del tendido eléctrico y otras urgencias. Los padres denunciaron que hace mas de seis años arrastran los mismos problemas y que, si bien el Ministerio de Educación aseguró en febrero haber realizado importantes obras de refacción en el edificio, solamente se cambiaron los focos existentes por otros de bajo consumo. Un solo ejemplo de los peligros de esta situación: en agosto del 2015 explotó un tablero eléctrico; luego de los “arreglos” realizados, se desplomó un foco con todo el cableado sobre un alumno quien hubiera resultado gravemente herido si no fuese porque la maestra a cargo atinó a detenerlo, cortándose las manos.
La Escuela 625 de Apóstoles es un ejemplo más del estado en que miles de alumnos y docentes deben enseñar y aprender diariamente. A pocos días del inicio de clases, los docentes denunciaron el estado de los techos y cómo las tejas y el yeso del cielo raso se moja y se desploma por el peso. Por consiguiente, todo el agua que entra al edificio termina dañando la estructura entera, comenzando por las puertas y ventanas. No es para menos la situación, teniendo en cuenta que el actual edifico fue inaugurado en el año 1948. Al igual que los casos anteriores, estos problemas llevan años siendo denunciados sin obtener soluciones reales.
Hoy por hoy las escuelas rancho son una realidad, sobre todo en las localidades del interior: por lo menos tres escuelas de San Pedro, el Bop 76 de El Soberbio, la Escuela bilingüe 909 de San Ignacio y tantas otras. También persisten instituciones que alquilan edificios, que no poseen ningún tipo de espacio para actividades deportivas cuando éstas forman parte de la currícula obligatoria, establecimientos compartidos a contra turno, carencia de personal de limpieza fijo, etc.
En estas circunstancias, si no se han degradado aun más las condiciones de las escuelas y de las condiciones de trabajo docente en general es porque los trabajadores de la educación y los padres no lo permitieron y se organizaron para tratar de revertir de alguna forma el proceso.
Los trabajadores y sus hijos son los únicos afectados en todo este panorama y por ello, la única solución real provendrá de sus manos. Son los trabajadores quienes deben decidir cuáles son sus necesidades y exigir al Estado y a todos los capitalistas que sobreviven bajo su tutela, los recursos económicos para llevarlos adelantes. Esta será la evidencia mas concreta de quiénes verdaderamente sobran para el desarrollo social.
-Declaración de la Emergencia Educativa en la provincia.
-Por una Comisión de Infraestructura que defina y ejecute un Plan Estructural Integral de Obras Públicas bajo control de la comunidad Educativa.
-Rechazamos la tercerización infraestructural.
Queremos educar en escuelas.