Al servicio de la familia burguesa y patriarcal. El lugar de la Iglesia en la educación argentina

en El Aromo n° 103/Entradas


Gabriela Ayelén Montaña
Gabinete de Educación Socialista – CEICS

Durante el debate por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, tanto las posturas a favor como en contra, manifestaron la necesidad de implementar la enseñanza de educación sexual integral en todas las escuelas del país. Hoy, meses después de aquel debate, los “celestes” parecieran desdecirse. En realidad, como veremos, recuperan sus posturas históricas: la familia es el agente educador principal, el Estado debe ser subsidiario en material de educación y existe un orden natural de las cosas donde la mujer no es más que un ser inferior. Su educación sexual integral no puede entonces más que reproducir el patriarcado y la opresión de la mitad de la población en clave amorosa. Como veremos, si algo puede enseñarnos la Iglesia es su vocación de construcción hegemónica.

Las tinieblas se visten de ciencia

Si bien pretendió colocarse como “adalid” de la ESI, la Iglesia siempre estuvo en contra. Ya antes de que se aprobara la Ley de Educación Sexual Integral en 2006, la Iglesia y sectores ligados a ella, rechazaban cualquier tipo de educación sexual por fuera del entorno familiar. También repudiaban el uso de métodos anticonceptivos argumento que, una vez más, se repitió en el debate por el aborto. Para muestra basta un botón: en su exposición en el Congreso, el doctor Abel Albino afirmó que “el virus del sida atraviesa la porcelana” (sic). Si bien fue producto de críticas, la frase se ridiculizó a tal punto que hasta parecía que se le restaba importancia. Sin embargo, su intervención no es casual. Lo que hacía Albino no era más que reproducir el discurso religioso construido hace décadas. En 2005, el Consorcio de Médicos Católicos afirmó que el preservativo era ineficaz para prevenir el sida porque el virus era más pequeño que los poros del látex.i Una declaración temeraria e irresponsable contra el método barrera que busca prevenir esa enfermedad y otras de transmisión sexual.

Los sectores católicos entienden que el uso de este método anticonceptivo incitaría a la promiscuidad y al libertinaje. Según ellos, su uso atacaría algunos de sus ideales como la castidad juvenil y la fidelidad dentro del matrimonio. Y, como no puede ser de otra manera, concluyen que el uso del preservativo conduce a una “conducta sexual inmoral.”ii Estas dos razones son las que llevan a la Iglesia a promover la educación de los hijos para el amor conyugal fiel y abierto a la vida, evitando las relaciones indebidas y promiscuas. Este discurso de la “educación para el amor” también estuvo presente en la exposición de Albino. Sin embargo, esto no termina allí: la Iglesia también se opone al uso de las pastillas anticonceptivas y del DIU, argumentando que generan cáncer y abortos espontáneos. Todos estos argumentos que pueden parecer anticuados para los tiempos que vivimos, son legitimados aún en ámbitos académicos. Como ejemplo podemos tomar el del Instituto de Biología y Medicina Experimental: el IByME es uno de los más prestigiosos institutos de investigaciones médicas, codependiente del CONICET y la UBA, en cuyo Comité de Ética conviven los investigadores junto a cuadros de distintas congregaciones religiosas, entre los que se encuentra el creador del lema “Salvemos las dos vidas”.iii

Reformadores

Actualmente nace un nuevo debate: el intento de modificar la ley de ESI para que efectivamente se cumpla en todas las instituciones educativas y en todas las provincias. Esto implicaría rectificar el artículo 5º que permite “la adaptación de los contenidos curriculares a la realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros”.iv Aquí está la parte principal del problema: el gobierno nacional publicó y difundió unos lineamientos generales que deben tener en cuenta los ministerios de educación provinciales a la hora de crear el curricular escolar. Sin embargo, no todas las provincias los tienen en cuenta y la Ley nacional los habilita a ello. Por ejemplo, en la provincia de Catamarca se cataloga a la ESI como “tema optativo transversal” o en el caso de Neuquén en donde hay un programa provincial que “acompaña” a cada institución en la creación de sus propios proyectos de educación sexual integral. Por otra parte, hay que tener en cuenta que, más allá de la presencia de ESI en los diferentes diseños curriculares provinciales, estos son muy posteriores a la sanción de la ley y que más allá de publicar los cuadernillos creados por el Ministerio de Educación Nacional, no se llevaron a cabo jornadas de capacitación a los docentes, al menos no hasta el 2017, año en que se empiezan a realizar diferentes actividades de formación sobre ESI tales como talleres, jornadas y encuentros.

La segunda parte del problema radica en la libertad de cada institución educativa a tratar el tema, esto puede ir desde una selección de los contenidos hasta directamente optar por no enseñarlos, como es el caso de las instituciones confesionales. Un reflejo de esto se observa en diferentes encuestas realizadas a los alumnos de distintas instituciones educativas, el 79% considera que les falta ESI, el 86% relaciona a la educación sexual integral únicamente a lo ligado a las funciones reproductivas, y el 76% pide que se desarrollen temas relacionados a violencia de génerov. Estos resultados dejan contemplar que en la mayoría de las escuelas se ignora el aspecto social de la ESI, reduciéndola específicamente a aspectos biológicos menos polémicos. Género, patriarcado, opresión de la mujer, violencia, trata y prostitución y femicidios son, entre otros, los grandes ausentes en la mayoría de las iniciativas.

Los proyectos en danzas no solo buscan modificar el artículo 5º, también se demanda un cambio dentro del artículo 1, a saber: la aplicación de la ley de educación sexual de manera laica y científica, dejando de lado cualquier concepción religiosa sobre la sexualidad. Y, por otra parte, piden que dentro del artículo 2º se incluyan las leyes de Identidad de Género y Matrimonio Igualitario, ya que fueron sancionadas con posterioridad al 2006.vi En suma, los proyectos de reforma apuntan a la separación de la Iglesia del Estado y a la inclusión de una perspectiva de género más abarcativa. Sin embargo, aún resta por batallar por esa perspectiva de género que incluye a la mayoría de las oprimidas: una ESI verdaderamente feminista que eduque a varones y mujeres para reconocer y derribar el patriarcado.

Los celestes se agazapan

A partir de este pedido de actualización de la Ley llevado a cabo por “los verdes”, los “celestes” y miembros afines a la Iglesia, sacaron un nuevo lema: “con mis hijos no te metas”. La consigna recupera, como no puede ser de otro modo, su postura histórica: la educación debe darse principalmente en el ambiente familiar. Al casarse los padres tienen la obligación de transmitirles a sus hijos los valores religiosos y morales tales como: respeto, amor, sentido de justicia, hospitalidad y solidaridad, amor a la patria y símbolos nacionales.vii Entienden que el Estado es un agente subsidiario de la familia. En cuanto a la educación sexual, debe otorgarse dentro del ámbito familiar educando gradualmente, comenzando por la vía del ejemplo a raíz del trato entre los padres y “develando el misterio con naturalidad, confianza y cariño” durante la adolescencia.viii Su educación es claramente sexista: las madres educan a las hijas y los padres a los hijos. Como no puede ser de otra manera, refuerzan el patriarcado: dentro de las jerarquías entre padres, el varón es la suprema autoridad del hogar y la mujer subordinada, claro está, a él. Si bien su concepción es sexista y patriarcal niegan cualquier discusión sobre género. Para ellos la construcción de género implicaría abrir el juego a las “desviaciones” tales como la homosexualidad, bisexualidad, travestismo destruyendo la vida misma y la familia. Concluyen así que “la «perspectiva de género» representa una de las armas ideológicas más peligrosas para destruir la vida y la familia, y por ende, la sociedad”. Hay un orden “natural” de las cosas querido por Dios donde la mujer ocupa un lugar inferior.

Durante el debate anterior a la sanción de la ley de ESI en 2006 estos argumentos se tiñeron de constitucionalidad, no sólo al plantear que la enseñanza de educación sexual en los colegios rompía con la patria potestad, sino que también alegaron que se iba en contra de artículos del Código Civil Argentino, la Constitución Nacional y de las Convenciones de Derechos Humanos y Derechos del Niño. Por ejemplo, en relación al artículo 264 del Código Civil Argentino que reconoce la patria potestad y el deber-derecho de los padres de la “protección y formación integral de sus hijos desde la concepción”. Además del Art 12 inciso 4 de la Convención Americana de Derechos Humanos. Los padres y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Frente a esto, no está demás aclarar que inclusive en el marco del derecho burgués los niños son sujetos de derecho al igual que sus padres, por lo cual el Estado debería garantizar y otorgar una verdadera educación sexual que nuclee aspectos biológicos, psicológicos, culturales y éticos, más allá de la afectividad. Una vez perdida parcialmente la batalla por la ESI, la Iglesia se pertrechó y elaboró sus propios materiales, en sintonía con el discurso sobre el “amor” y el orden natural de las cosas, para difundir sus ideas en la conciencia de miles de alumnos.

Sus tareas y las nuestras

La Iglesia es un contrincante para tomar en serio. Allí donde se presenta, batalla e interviene para difundir y reproducir sus ideas. Su poder de presión y beligerancia le sirve para moldear las leyes a su imagen y semejanza. Valga de ejemplo el artículo 5º de la Ley 26.150 de “Educación Sexual Integral” este ha sido el gran poder de veto usado por las instituciones confesionales y por los padres en miles de escuelas argentinas. No obstante, aunque se hizo de ese instrumento macro ello no hace que abandone la trinchera: crea sus materiales propios, ocupa lugares en ámbitos científicos, defiende en sus intervenciones un orden de las cosas que no puede más que reforzar el statu quo y el patriarcado. Por eso, la discusión sobre la reforma actual de la Ley 26.150 debe conseguir, claro está, la separación de la Iglesia del Estado. Ese es un puntapié inicial si queremos abonar para que se implemente Educación Sexual Integral científica y laica. Pero como vimos, sus métodos son más refinados: construye una visión que niega la opresión de la mujer y presenta al patriarcado como un orden natural de las cosas. Por eso, no alcanza con elaborar un proyecto que defienda en su articulado “la perspectiva de género” a secas: debe combatir al patriarcado, al machismo y construir una educación sexual integral feminista. Solo así, le arrebataremos y destruiremos los espacios que ocupan los sectores confesionales en términos materiales e ideológicos para dar paso a la construcción de un conocimiento científico al servicio de la transformación social.


Notas

iComunicado del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, 8 de marzo de 2005

iiComunicado del Comité Independiente Antisida.

iiihttp://bit.ly/2I5491e

ivLey 26.150.

vInfobae, 5/8/2018. Disponible en: https://goo.gl/4eRxUt

viDisponible en:https://goo.gl/ia25Pf

viiAl servicio de la familia, Ediciones AICA, Buenos Aires, 1998, pág 76.

viiiIbidem. pág 82.

2 Comentarios

  1. Según dicen, la ley de Ideología de Género (IG) no será votada este año. ¿Cuál es el verdadero problema? Como es de público conocimiento, para poder conseguir los dólares del FMI, nuestro gobierno ha tenido que aceptar que se aprueben las leyes del aborto, de la Ideología de Género (IG), etc. Pero, si la ley de la IG es aprobada, entonces, la IGLESIA (católica y evangélica) NO VOTARÁ A MACRI el próximo año para un segundo mandato presidencial. ¿Por qué? Porque la IG trata de lograr que los niños tengan relaciones sexuales con chicos de su MISMO SEXO, y que CAMBIEN DE SEXO; y esto es un pecado terrible delante de Dios, y ningún padre está dispuesto a permitir semejante monstruosidad. Sabiendo todo esto, y temiendo perder la votación presidencial, nuestro gobierno ha decidido suspender la votación de la IG hasta el año que viene, luego de la votación presidencial. Pero los cristianos no estamos dispuestos a vender a nuestros hijos, a cambio de conseguir los dólares del FMI. Por eso, si nuestros gobernantes no dejan de PROMOVER la IG (como ACTUALMENTE LO ESTÁN HACIENDO), entonces, los cristianos votaremos al candidato presidencial Alfredo Olmedo para presidente (actual Diputado Nacional), porque él está en contra de la IG. Que quede bien claro: Con IG no votaremos a Macri.

  2. El problema de la ESI es la parte de diversidad o perspectiva de género, algo que los «verdes» saben muy bien y por eso tergiversan el tema y desvían el foco de la discusión al hacer alusión a las partes normales de la ESI.

    La educación sexual tiene que estar basada en la biología, que es la ciencia competente en ésta área. No se tienen que enseñar estupideces tales como que no somos binarios, que tenemos «género» (cuando tenemos sexo), que ser hombre o mujer es una construcción social, que somos lo que percibimos de nosotros mismos sin importar nuestro cuerpo, que los intersexuales no son hombres ni mujeres (son de un sólo sexo, y por malformaciones de nacimiento presentan partes atrofiadas o incompletas del sexo opuesto, pero eso no hace que dejen de tener un solo sexo), etc. Todas imbecilidades sin sustento de ninguna ciencia exacta.

    Sí a la educación sexual basada en la biología, no a la ideología de género.

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