Stella Grenat
Grupo de Investigación de la Lucha Armada en los ‘70 – CEICS
Cómo ganar es la cuestión central que todo revolucionario debe desentrañar en la coyuntura en la que le toca intervenir. Desde la Comuna de París, hasta el Movimiento Piquetero, una enorme cantidad de militantes socialistas se plantearon el diseño de una estrategia eficaz para alcanzar la victoria. Considerar este legado nos permite balancear los alcances y los límites que enfrentaron las diferentes experiencias históricas. El Partido de las Panteras Negras (PPN) de EE.UU. y las Brigadas Rojas (BR) italianas son dos casos que no han merecido su debida atención. Sin embargo, ambos plantean importantes enseñanzas. Mientras que las Panteras ejemplifican los obstáculos generados por la cuestión racial a la hora de clarificar un programa, las Brigadas confirman que la elección de una estrategia equivocada aniquila toda probabilidad de triunfo.
Rojo, el color de los obreros
A fines de 1966 en Oakland, California, dos estudiantes universitarios, Huey P. Newton y Bobby Seale fundaron el PPN. Este grupo condensó la evolución del movimiento negro norteamericano hacia la superación de dos poderosas contradicciones secundarias: la raza y la religión.1 Los primeros pasos en este sentido los dio Malcom X que, siendo militante de la Nación del Islam,2 denunció los límites de los defensores de los derechos civiles (DDC), cuyo mayor referente era Martin Luther King.3 Suele destacarse la contraposición entre la violencia promovida por Malcom X y el pacifismo de King. Sin embargo, además de disentir con su pacifismo aquel era un furibundo crítico de los negros “integrados” a los que definía como negros “burgueses”, “con cabeza de blanco”, que mantenían en la ignorancia y la pobreza a las masas negras.4 En esta línea, hacia 1963, se alejó de “los problemas de orden moral” y se concentró en “la doctrina social, las cuestiones de actualidad y la política.”5 . Poco antes de ser asesinado, rompió con la Nación del Islam y fundó la Mesquita Musulmana. Desde donde planteó el abandono de la doctrina de la noviolencia en pos de la autodefensa contra el racismo. La profundización de su orientación política lo llevó a fundar la Organización de la Unidad Afro-Americana (OAAU) y a renegar del separatismo. Esto promovió un acercamiento a los estudiantes negros, que con su la táctica de sit-ins (sentadas) rompían con los DDC, y con blancos que se activaban en contra del gobierno. El PPN retomó posiciones de Malcom X, pero orientó una lucha política y social más general.6 Bajo la influencia del maoísmo y de los procesos de liberación nacional equiparó la opresión sufrida por ellos con la de los pueblos dominados por el imperialismo yanqui: “la revolución de los negros pasa a ser una y la misma cosa que la revolución mundial”7 , acoplándose, de este modo, a las grandes movilizaciones en contra de la guerra de Vietnam que tomaron fuerza en la etapa. Las PN no acordaban con el separatismo ni con el integracionismo, sino que planteaban que los negros debían luchar desde una izquierda que defendiera “la destrucción de todas las relaciones económicas fundadas en la explotación del hombre por el hombre” y enfrentara la estructura de poder norteamericano.8 En la práctica desplegaron un programa de 10 puntos, que incluyó: libertad, empleo, alimento, salud, educación, vivienda, fin de la agresión policial y de las guerras de agresión. Parte de sus limitaciones programáticas surgen de la prioridad que otorgaron a la lucha por la liberación nacional y a su creencia en el rol revolucionario del lumpen proletariado, criterios que retomaron de Frantz Fanon.9 Aquel sería el sujeto apto para el despliegue armado de las PN, que nunca consistió en la construcción de un aparato armado clandestino con vistas al enfrentamiento con las FFAA o a la toma del estado, sino que, siendo legal la portación de armas en California, refería a su uso público para la autodefensa. En este sentido el PPN no significó un problema militar para el gobierno de EE.UU. Lo peligroso era su mensaje cada vez más clasista que, en poco tiempo, lo convirtió en una fuerza de alcance nacional. Con sus iniciativas de ayuda social, las PN, lograron el apoyo en masa de los negros más pobres y, en paralelo, se orientaron hacia los trabajadores.10 La reacción no se hizo esperar y a comienzos de los ’70, el FBI implementó un Programa de Contra Inteligencia (COINTELPRO) para infiltrar y aniquilar al PPN, que pronto desapareció como fuerza de masas.
Los límites del fusil
A diferencia de las PN, las BR nacieron en 1969 vinculadas al movimiento obrero y a una definición marxista leninista. En oposición al reformismo del PC fueron influenciadas, como las PN, por el auge del maoísmo. Sus fundadores, entre ellos Renato Curcio, Margarita Cagol, Girgio Semeria y Pelli, eran estudiantes que participaron de la Colectividad Política Metropolitana (CPM) que reunía a trabajadores de Sit Siemens y Pirelli. Uno de esos obreros era Mario Moretti, futuro líder de las BR. Manteniendo lazos con el movimiento obrero y, de manera similar a grupos latinoamericanos, crearon una organización armada clandestina. Esta vinculación se expresa en las características de la primera etapa de intervención militar de las BR orientada sólo a la propaganda y el entrenamiento. En esta línea constituyeron “los Núcleos Trabajadores de Resistencia Armada (NORA) […] que llevan a cabo algunos ataques incendiarios contra bienes de fascistas de fábrica (generalmente automóviles) y contra algunas sedes de policía.”11 Al contrario, desde el ’74 hasta el ’80, desplegaron un “ataque al corazón del estado” mediante ajusticiamientos y secuestros de enemigos civiles y militares. Hacia 1976 volcaron todas sus fuerzas tras este objetivo y el frente de las grandes fábricas es absorbido dentro del frente de lucha a la contra-revolución. En paralelo mantuvieron el frente logístico, encargado de operaciones financieras. El resultado de este viraje es la consolidación de las BR como organización armada. Entre 1977 y 1980 actuaron seis columnas principales: en Turín, Milán, Genova, Véneto, Roma, Nápoles y grupos menores en Bolonia, Florencia, las Marcas y la Romaña. Si bien todas operaron en forma autónoma, se prestaban colaboración y mantenían la dirección estratégica de Moretti. A fines de los ’70 el secuestro y ajusticiamiento del presidente de la democracia Cristiana Aldo Moro, es discutido por militantes detenidos e inicia un profunda crisis interna. En la década del ’80 ya no existen como organización unificada. La mayor parte de sus jefes presos, o fugitivos en Francia, figuran hoy como “arrepentidos”.12 Si bien la disolución de las BR se relaciona a la ofensiva represiva y legal en su contra, el deterioro de la estrategia armada de las BR es indudable en 1980. En ese año no tendrán incidencia en la enorme reacción obrera contra el plan de restructuración de Fiat, que preveía unos 30.000 despidos. Hecho que demuestra que su vuelco al puro accionar armado terminó liquidando la inserción fabril que las BR supieron tener en sus inicios.
Triste y solitario final
Como vimos, el peligro que representaron las PN para la sociedad norteamericana fue el haber impulsado una definición más clara del enemigo y del tipo de enfrentamiento que debían privilegiar los negros en EE.UU. Por este camino hicieron pie en el movimiento obrero y, sumadas a otras organizaciones, pelearon por sortear el pantano del racismo que campeaba en sus propias filas. Una enorme dificultad que impedía una lucha común con los blancos contra la burguesía yanqui. La principal limitación de las PN fue no poder avanzar en la clarificación de esta línea y, barridas por la represión, no alcanzar a definir al socialismo como la clave de su programa. La derrota de todo el movimiento negro y del PPN allanó el camino a la ofensiva puesta en marcha por la burguesía para enfrentar la crisis de mediados de los ’70. Al contrario, las BR tuvieron una perspectiva más clara de los objetivos de la lucha del proletariado y convivieron con una clase obrera con una larga trayectoria de lucha y organización. Sin embargo, a semejanza del PRT-ERP, tomaron una estrategia militar que les impidió consolidar el desarrollo político de los trabajadores y las desvió de la tarea de construcción de un sólido partido de los trabajadores. Y como en el caso argentino, en un contexto urbano con enormes masas de obreros sindicalizados, su dedicación al desarrollo de una organización armada, más temprano que tarde encontró un límite fatal.
Notas
1 Ver: Sartelli, Eduardo: La cajita infeliz, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2006. p. 509-583.
2 Dirigida por Elijad Muhammad, la Nación del Islam era partidaria de la supremacía racial negra y del odio al “diablo” blanco. Su propuesta política era la separación total entre negros y blancos mediante la creación de un estado independiente negro
3 La organización más antigua dedicada a la defensa de los derechos civiles de los negros era la NAAC (Asociación Nacional para la Promoción de la Gente de Color) fundada en 1909 por Du Bois. Eran defensores del Panafricanismo: liberar el continente africano de la dominación colonial y fundar una sola nación. Un estado para todos los negros del mundo. Por su parte, King organizó marchas por el derecho al voto y la no discriminación y lideró el boicot de 382 días a los micros de Montgomery en 1955, que logró la derogación de la ley Jim Craw, que obligaba a los negros ceder su asiento a los blancos. En 1957, participó en la fundación de la Conferencia Sureña del Liderazgo Cristiano (SCLC) y en 1963 en la multitudinaria Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, fuertemente criticada por Malcom X. El planteo de King era la plena integración de los negros en EE.UU.
4 Malcom X: Autobiografía, Ediciones B, España, 1992. p. 286-294.
5 Ídem. p 305.
6 http://socialjustice.ccnmtl.columbia.edu/index. php/. La trayectoria de Cleaver refleja este movimiento: intelectual y ministro de información del PPN y candidato a presidente por el Partido Paz y Libertad en 1968, estuvo preso por robos y violación de mujeres blancas. Allí, se convirtió en militante de la Nación del Islam y luego pasó a la OAAU. Según su relato, su transformación significó que cuando veía a un blanco “en vez de decir ‘demonio’ o ‘bestia’ digo ‘colonialista’ o ‘imperialista’.” Cleaver, Eldridge: Alma encadenada, Siglo XXI, Argentina, 1971. p. 78.
7 Cleaver, Eldridge, op. cit. 134.
8 Ídem. p.137.
9 Fanon, Frantz: Los condenados de la tierra, FCE, México 1972. p. 53-54.
10En la planta de la General Motors en Freemont, crearon la junta de dirigentes de las PN, ver: Marable, Manning: “La crisis de la clase obrera negra: análisis económico e histórico”, en González Casanova, Pablo (coord.): Estados Unidos Hoy, Siglo XXI, México, 1984. p. 99.
11Diéz, Verónica: Brigate Rosse. Ataque al corazón del Estado italiano, http://www.edicionesestrategia. com.ar/br.html
12Entre ellos: Marco Barbone, Fioroni y Fabrizio Peci, miembro de la dirección estratégica de las BR.