El día jueves 28 de enero el gobierno de la Ciudad dio a conocer el primer borrador del protocolo a implementar para el retorno de la presencialidad completa. Una semana atrás, Acuña y Larreta adelantaron algunos puntos, aunque lo cierto es que el documento deja muchos interrogantes.
Lo primero que se confirma es la vuelta escalonada entre el 17 de febrero y el 22 de marzo para todos los niveles y modalidades. Así mismo se establecen jornadas mínimas diarias de 3 horas para el nivel inicial y de 4 para el resto de los niveles. Esto quiere decir que las jornadas pueden incluso ser más largas o, por lo menos, esa es la intención oficial. Veamos algunos puntos.
Burbujas gigantes y sin aislamiento. Ahora bien, lo más escandaloso viene por el lado del modo en que se conformarán las burbujas y el uso de los espacios. Ahora las burbujas estarán constituidas por el curso completo. Estamos hablando de cursos de hasta 38 alumnos para la Ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, un docente puede ser responsable de tantas burbujas como cursos tenga a cargo. En general, las maestras de grado trabajan en dos escuelas ya que no todas las escuelas de la CABA tienen jornada completa que, a su vez, le permita a la maestra concentrar. Ni hablemos de los curriculares de primaria que tienen, en su mayoría, trabajan en más de dos escuelas. Si pensamos en la docencia de la escuela secundaria el problema se amplifica. Un docente con menos de 35horas cátedra puede trabajar, en promedio, en seis escuelas (aún si tiene un paquete de horas), tener cerca de 9 cursos con treinta alumnos, esto implica, estar en contacto con 270 alumnos, sumemos a su familia (imaginemos una familia tipo, dos adultos, dos niños), un docente tendrá contacto “estrecho” con 1.080 personas. Eso sin sumar el transporte de todos ellos.
Recordemos que, si en diciembre (con alrededor de 300 casos diarios) ya era un escándalo que el gobierno nos ponga a cargo de una única burbuja de 10 alumnos, dadas las prohibiciones de reuniones de personas, hoy (con más de 1.200 casos diarios) esto es mandarnos, lisa y llanamente, al matadero. Larreta y la ministra Acuña deberían explicar cómo se va a evitar que los docentes nos convirtamos en vectores de contagio dadas las condiciones de trabajo que promedian en nuestra labor. Lo cierto, es que si de algo no se puede hablar bajo esas condiciones es de la creación de “burbujas”.
Plan infraestructura cero y la tercerización de los espacios escolares. En relación al uso de los espacios, este borrador es un acto de sincericidio por parte del gobierno. Básicamente reconocen que no piensan mover un dedo para realizar reformas edilicias que garanticen condiciones de infraestructura mínima como, por ejemplo, tener aulas amplias y ventiladas. El gobierno parte de un deber ser ¿qué nos dice este documento? Primero que los alumnos tienen que mantener una distancia de 1,5 metros. Si en condiciones normales las aulas ya están excedidas en su capacidad ¿cómo se va a garantizar la distancia social en este contexto? Se pusieron a pensar cuáles son las dimensiones de aulas reales que harían falta para garantizar la distancia con los 30 alumnos en simultáneo: pues bien, supongamos que de ancho colocamos a tres alumnos, necesitamos 4,5metros, unos quince metros de largo para garantizar la distancia de los diez que disponemos a lo largo y dos metros más para alejar al docente. Con mucha suerte, la escuela en cuestión disponga de un único espacio para ello. Por eso, si bien el documento no lo dice explícitamente, al final tiene un apartado muy interesante llamado “uso de otros espacios” ¿Será que se refiere a los pasillos, bibliotecas, patios u otras instalaciones del colegio? Es aún peor porque indican que, en caso de ser necesario, los directivos de las escuelas deberán buscar espacios en instituciones tales como polideportivos, clubes, museos, bibliotecas, centros culturales, etc. para garantizar la distancia. En otras palabras, pretenden avanzar en la tercerización de los edificios escolares cuan Plan FINES2.
Para completar este cuadro, en el apartado destinado a explicar que se hará en materia de “infraestructura y acondicionamiento”, el documento se limita a indicar que se harán las señalizaciones y se proveerá a las escuelas de elementos de limpieza y de higiene. Es de público conocimiento que en muchas escuelas esto se garantiza únicamente con el aporte de las cooperativas. Nos quieren hacer creer que ahora si el Estado se hará cargo de elementos básicos que “en tiempos normales” escasean en las escuelas: jabón, lavandina, alcohol, agua, toallas de papel, papel higiénico.
El transporte a la buena de Dios. Para el ítem relacionado con el traslado a las escuelas el borrador dice que los docentes, no docentes y alumnos quedaran exceptuados de la “prohibición del uso del servicio público de transporte de pasajeros urbano, interurbano e interjurisdiccional” y que en función de eso se deberá tramitar un permiso de circulación. La pregunta es ¿nos toman por tontos o viven en un termo? Hoy en la ciudad no hay ninguna restricción real al uso del transporte público. Servicio que, dicho sea de paso, ya está colapsado. El colmo de esto es que además nos sugiere usar bicicletas para ir a la escuela ¿desde la sala de tres? ¿un alumno de primer grado? Recordemos además que, según los mismos datos oficiales, la Ciudad tiene solo en el nivel primario más de 285.000 alumnos que tienen domicilio en provincia de Buenos Aires lo que aumenta el tránsito interjurisdiccional. A esos hay que sumar los más de 192.000 alumnos de secundaria que también viven en provincia. Además, decenas de miles de docentes cruzan toda la ciudad para ir a dos, tres o cuatro colegios en un mismo día. Pensar que pueden hacerlo sin usar el transporte público es un delirio. Ya ni hablemos de cómo se pretenderá agrupar escuelas de doble turno (técnicas, artísticas) en una jornada de cuatro horas lo que afecta horarios de alumnos, de docentes y también el uso de los pequeños espacios escolares.
Lo que queda muy claro en el protocolo es que nos mandan a dar clases en aulas cuya capacidad no está preparada para cumplir el protocolo. Lo cierto es que la situación no se resuelve aún si las burbujas se confeccionaran con diez alumnos. Producto de ese déficit histórico -que también es nacional- en la construcción de aulas y de escuelas, nos mandan a buscar otros edificios para dar clases; nos dicen que ahora tendremos autorización para usar el transporte público sin prever ninguna garantía, ni aumentar la frecuencia de una normalidad en la que viajábamos como ganado. Nos sugieren ir en bicicleta y ofrecen créditos para que, una vez más, paguemos nosotros la forma que ellos encuentran para resolver el problema. Lo cierto es que quienes así razonan no conocen nada de las condiciones de trabajo de los docentes: sus horas encajan como un Tetris contemplando el uso del transporte público. Por eso, concluyen “arréglense como puedan”.
En suma, estamos ante medidas delirantes de un gobierno que no piensa poner un solo peso en lo que hay que poner: la educación de millones de personas. Ellos solo piensan en las elecciones y están conscientes que la “normalización de la vida” es una medida simpática para ciertos sectores de la sociedad. Las familias fueron abandonadas a su suerte y recursos durante esta pandemia: con sus propios dispositivos, conectividad y capital cultural para llevar adelante la educación remota. Está claro, otro año igual puede resultarles a algunos agotador. Pero aun así intuyen que la mentada “normalización” en un país como la Argentina solo traerá más enfermedades y muerte. Por eso, hace tiempo que la Corriente Nacional Docente Conti-Santoro impulsa una serie de demandas que pueden resolver la crisis educativa de forma relativamente rápida y sencilla. El problema (para el gobierno, claro) es que implica aumentar la cantidad de recursos destinados para la educación de la clase obrera. Algo que ni Larreta ni el conjunto de los partidos burgueses, incluido el kirchnerismo, no están dispuestos a hacer. Para ellos nuestra educación no vale nada. Pero hoy más que nunca, defender la educación y la vida de millones implica seguir recuperando una agenda con las siguientes consignas. Por eso, exigimos:
– No volver a la presencialidad en contexto de pandemia.
– Que se garanticen dispositivos operativos a todos los docentes y alumnos de la ciudad.
– Wifi gratuito y de calidad para todos
– Designación de mayor personal docente técnico, asistencial y pedagógico necesario para acompañar la trayectoria de todos los alumnos. Esto debe ir acompañado del desdoblamiento de cursos. En la ciudad tenemos miles de docentes que hoy están sin cargo. Por lo cual material humano tenemos de sobra. Solo hace falta la voluntad política de llevarlo a adelante.
– Licencias pagas para madres y padres al cuidado de menores escolarizados.
-Subsidio equivalente a dos canastas familiares para familias desocupadas.
– Bono extra mensual y retroactivo para cubrir los gastos en insumos tecnológicos.
– La recomposición histórica del salario para docentes. Con cargo testigo inicial equivalente a un mínimo de dos canastas básicas totales reales. Corriente Nacional Conti-Santoro
en estadistica se estudia la ley de probabilidades, de lo que sea, que salga un numero en la loteria,que haya paz en el mundo,que se contagie una poblacion determinada…..miren las combinaciones de 38 elementos,alumnos, burbujas?.. con sus respectivos familiares… choferes de micros, porteros, vecinos, puede ser la pandemia de la pandemia a la enesima potencia ….. esto es politico….yo escuche a un medico del tornu que , los niños son potentes transmisores de viralidad, no se si esta bien espresado…….ademas hay un costo de poner este plan en marcha…. solo se busca confundir el problema economico con el virus y recapitalizar algunas empresas elegidas…. esta es la edad media del futuro…. hay aristocracia,curas,burguesia,ejercitos,señores gobernadores feudales, y proletarios…. sigue todo igual.. la historia vuelve a repetirse o nunca cambio del todo