De confusiones y falsas grietas

en Conti-Santoro/Novedades

El 06 de octubre pasado, se llevó a cabo una protesta frente a la Jefatura distrital de la Dirección de Educación Privada del partido de San Miguel, ubicada sobre la Avenida Balbín. Convocada por escuelas privadas de esa localidad y de Bella Vista, a la misma concurrieron alrededor de 200 personas, entre adultos, docentes y alumnos -tanto niños como adolescentes-, cortando 2 carriles de dicha avenida y llegando a increpar repetidas veces al personal de dicha repartición que, cabe aclarar, depende de la Dirección General de Escuelas provincial.
A primera vista, podríamos pensar que se trata de un genuino reclamo obrero. En términos generales, al rehabilitarse cada vez más actividades económicas y ante la falta de alternativas de parte del gobierno, más y más trabajadores se ven obligados a exponer su salud volviendo a trabajar sin tener dónde ni con quién dejar a sus hijos de manera segura.
De hecho, la administración de Jaime Méndez – Intendente por Juntos por el Cambio desde 2016 – se caracteriza por militar la reapertura comercial y de todo tipo de actividades desde el comienzo de la pandemia, punto sobre el que volveremos.
Por otro lado, tanto los docentes como los padres presentes mencionaron tener conciencia de que “a mucha gente le faltan los elementos básicos para sostener la virtualidad” y “muchos otros no tienen con quién dejar a sus hijos”.
Hasta acá la aparente correción política de la protesta.
Repasando los antecedentes de la misma, encontramos que el viernes anterior, desde la mencionada Dirección de Educación Privada, habían manifestado que el reclamo “era político, pero no de parte de los padres”.
¿Qué tan descabellada era esa respuesta? No tanto como puede parecer.
El propio Jaime Méndez se había manifestado partidario de la vuelta a las aulas en varias ocasiones, solicitándoselo públicamente a la Directora General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Agustina Vila. El ámbito de ese pedido fue la reunión que mantuvieron el 25 de septiembre con intendentes del Gran Buenos Aires, donde fue secundado en la petición por Diego Valenzuela, Intendente de 3 de Febrero. Claro que en esta iniciativa ellos dos no están solos. Otros intendentes que presentaron pedidos y protocolos con el mismo objetivo en otras instancias son: Gustavo Posse, de San Isidro, Jorge Macri, de Vicente López y Julio Garro, de La Plata, todos nucleados en el mismo espacio político.

Este dato es clave, siendo un respaldo político imprescindible para los manifestantes, quienes lo tomaron como bandera, repitiendo que “los chicos quieren volver, las escuelas quieren volver, el intendente quiere volver…”

Toda una muestra de coherencia de Méndez, que ya primereó al ejecutivo provincial con varias medidas “de reapertura”, como su decreto del 15-08 autorizando los deportes individuales en espacios públicos y municipales, o la firma del protocolo que habilitaba la atención de locales gastronómicos en las mesas de la vereda y patios, allá por el 28-08.

Mención aparte merece el reclamo de algunos padres, que se quejaban de que muchos jóvenes, en lugar de estar en la escuela, estaban en “El Corredor Aeróbico” o en alguna de las heladerías o cafés de la zona. Sí, todas actividades habilitadas – entre muchas otras – por el mismo Méndez.

Pero volviendo a la reunión con Agustina Vila, podríamos pensar que la respuesta a lo solicitado desde “la oposición” sería respondido con una rotunda negativa.
Bueno, si bien la funcionaria kirchnerista expresó que “el retorno a las clases presenciales tiene que darse generando seguridad a estudiantes, familias y trabajadores de la educación”, después de meses de récords diarios de infectados y muertos por COVID 19, no dudó en afirmar que: “Desde hace varios meses estamos planificando la vuelta a clases presenciales pero sin perder de vista la complejidad de la situación”. Por si quedaban dudas, Vila recalcó: “El retorno a las clases presenciales será progresivo y con estándares epidemiológicos que nos permitan transitar un camino seguro”.

Ni la Directora provincial, ni Méndez, ni el vocero de los manifestantes parecen considerar un hecho tan claro como actual: las ciudades del primer mundo, en que las clases presenciales volvieron, casi de inmediato debieron retroceder y volver a cerrar las escuelas por la multiplicación casi inmediata de casos positivos.

Sí, claramente la grieta no es más que una apariencia. La burguesía toda necesita que volvamos a generarles ganancias, arriesgando a todos los trabajadores que hagan falta, de la educación y de todas las ramas y actividades, a enfermarnos y exponer a los que más queremos.

Por eso repetimos que la salida no es la vuelta a las aulas. La educación es un derecho fundamental, tanto como la salud, y ambos pueden ser bien resguardados dotando tanto a los alumnos, sus familias y los docentes de todos los recursos necesarios: computadoras, wifi de calidad, personal de apoyo tanto técnico como pedagógico y psicológico, bono para cubrir los gastos que genera la virtualidad y subsidios a los padres que los requieran.

Como ya dijimos otras veces, ambas variantes patronales, el Frente de Todos y Cambiemos, “tienen los mismos razonamientos: la gradualidad es un proceso que promete llevarnos pronto en un retorno generalizado. Y ese regreso no es más que el fracaso por parte del gobierno de cuidar la salud de la población, garantizando con recursos humanos y materiales la educación remota. Como todo cuesta plata, prefieren enviarnos al muere.”

No nos dejemos engañar más. Ambos son parte del problema, que no es un virus que los deja en evidencia, sino el capitalismo que ellos encarnan y que no puede satisfacer ni siquiera nuestras necesidades más básicas.

Corriente Nacional Docente Conti-Santoro
Razón y Revolución GBA Noroeste

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