Hace años, SanCor viene aplicando un proceso de reestructuración que supuso el ajuste sobre cientos de trabajadores de la empresa. Así, tomaron lugar los despidos (varios bajo la modalidad de ¨retiros voluntarios”), suspensiones con una remuneración de 10 mil pesos, retraso salarial con respecto a la paritaria nacional, incumplimiento en los pagos. Incluso varios de los retiros voluntarios no fueron liquidados. Este año, a los cierres, despidos y suspensiones en las plantas, se agregaron las suspensiones indefinidas de gran parte de los repositores. Varios de los suspendidos se ven obligados a vivir de changas en plena pandemia. Todo con la complicidad de Atilra que colaboró directamente con la empresa en su plan de ajuste.
Por eso, los trabajadores comenzaron a organizarse. A través de una comisión resolvieron impulsar una carta abierta donde anuncian el relanzamiento de un plan de lucha. No es un problema menor: cuando desde el Gobierno Nacional y la burocracia de Atilra se habla de un “rescate” a Sancor –a través de un fideicomiso empujado por el INAES y Desarrollo de la Nación- o de negociados con BAF Capital, en ningún momento están hablando de los trabajadores. Los planes de rescate significarán resolver problemas financieros de la empresa, pero no reincorporar a la totalidad de los trabajadores ni actualizar inmediatamente sus salarios. Sobre todo, cuando la crisis obliga a posponer todo cada mes. Por eso, es urgente poner en pie una respuesta obrera en Sancor.
Al mismo tiempo que tuvo lugar la carta abierta, en la planta de Balnearia los trabajadores comenzaron a parar sectores por sus reclamos salariales. Atilra en este caso, apoya la medida de lucha, aunque rebajando las pretensiones. Reclaman compensaciones y no la inmediata actualización salarial. Finalmente, como quedó demostrado, no es un problema “regional”, sino nacional. La burocracia del gremio se calla la boca con SanCor en el país. Nunca le han parado y hasta han negociado como partes comunes con el Estado. Por eso, le permitieron hacer de todo. Incluso, con Macri, habilitaron la reforma del convenio a cambio de una “ayuda” a la empresa. Le pidieron a los trabajadores que entreguen durante un año parte de sus sueldos para que Sancor “salga adelante”. Los resultados, a la vista.
Para colmo, en el Centro de Distribución (CDAN), se multiplicaron los contagios. Todo producto de una política patronal que prioriza la continuidad productiva por encima de la salud. Las precauciones de SanCor son absolutamente limitadas, por no decir vergonzosas. Se limitan a tomar la fiebre a las personas que ingresan a la planta y desinfectar con agua clorada las unidades de transporte. Para colmo, los mismos trabajadores de cada sector tienen que encargarse de las tareas de limpieza mínimas, sin contar con capacitación ni medidas de prevención adecuadas. Para dar una respuesta a este problema, se necesita –como en todos lados- la elaboración de protocolos y su aplicación en manos de los trabajadores, los únicos verdaderamente interesados en garantizar las condiciones sanitarias adecuadas.
Un planteo de los trabajadores de SanCor solo tendrá lugar de forma independiente. Por eso, es necesario apoyar las iniciativas que vienen llevando adelante. La solución a sus problemas no vendrá de la mano de rescates a la patronal (como promete la burocracia del gremio) sino con la estatización bajo control de los trabajadores para producir al servicio de las necesidades sociales. Que el Estado se haga cargo y garantice las necesidades alimenticias, al mismo tiempo que los puestos de trabajo y los salarios. Que la crisis la paguen los que verdaderamente están de más en esta ecuación: los capitalistas.
Corriente Clasista Goyo Flores – Corriente Sindical de Razón y Revolución
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