En la madrugada del domingo, los estibadores del Puerto de Buenos Aires fueron atacados por una patota compuesta de barra-bravas. Los trabajadores se encuentran en medio de un reclamo salarial que se hallaba en etapa de conciliación obligatoria. Las empresas concesionarias del puerto, por su parte, convocaron otros trabajadores fuera de convenio para la realización de tareas el día sábado. Por eso, varios estibadores –nucleados en el Sindicato Unidos de Portuarios Argentino (SUPA)- se auto-convocaron con el sindicato a las puertas de la Terminal 4 y la Terminal Río de la Plata para impedir la maniobra patronal.
Con el objetivo de romper la medida, las empresas y la burocracia de otros gremios de la Federación –conducida por Schmid- organizaron una patota. Ya han trascendido audios de burócratas organizando dicha operación. Lo que se encuentra de fondo es avanzar con un acuerdo de aumento miserable del 10% para 2020/202 no aceptado por las bases del SUPA, pero sí apoyado por el Gobierno Nacional. Por otro lado, los hechos terminaron con 40 detenidos y 2 trabajadores heridos, uno de ellos con herida de bala en el tobillo. Ninguno de ellos perteneciente a la patota, dado que la Prefectura le cubrió las espaldas.
Aunque es claro que existe una interna entre la burocracia de los gremios portuarios –donde incluso se habla del moyanismo apoyando a Corvalán, secretario general del SUPA-, el apoyo a la lucha por los reclamos obreros no implica el apoyo a ninguna de estas facciones. No puede desestimarse la lucha por las legítimas demandas obreras por el hecho de que una de las fracciones momentáneamente las levante e intente usarlas para construirse.
Estamos ante otro hecho que muestra el camino elegido por gobierno, empresarios y burócratas para aplacar la lucha obrera. Acuerdan salarios de miseria, cuando no congelan directamente las paritarias. Y cuando los trabajadores reclaman, son respondidos con un aparato paraestatal reclutado entre lúmpenes. Es una herramienta ya aceitada y puesta en práctica ante diferentes conflictos obreros durante los gobiernos de variado signo político. Pero, con una crisis que se profundiza cada día más, advertimos que los métodos de patota se vuelvan un método repetido bajo el gobierno de los Fernández. Ya están acostumbrados a usarla y varios testimonios de la etapa kirchnerista así lo demuestran.
Rechazamos la represión sindical-empresaria a los trabajadores del puerto de Buenos Aires y su complicidad estatal. ¡Basta de patotas!
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