Por Bruno Magro – Frente a la crisis, gran parte de los economistas postulan la posibilidad de mantener intacto el ritmo de crecimiento de la economía, con sólo implementar una serie de políticas destinadas a garantizar el desacople de sus respectivas economías de la “crisis financiera norteamericana”. Para ello, sólo bastaría adoptar una batería de medidas destinadas a regular al “capital financiero”, garantizar el empleo, y el crecimiento económico. Entre esas economías se encuentra la esperanza de los economistas burgueses, China. Sin embargo, el sector más dinámico de la economía china, el exportador, se encuentra directamente ligado a lo que suceda con la inversión internacional y, por lo tanto, acoplada a la crisis capitalista. La amplia disponibilidad de mano de obra barata china atrajo al capital extranjero, en su mayoría proveniente de Asia, con el propósito de explotarla mediante la relocalización de aquellas etapas del proceso de trabajo intensivas en mano de obra, como las de ensamblaje de partes y componentes e insumos intermedios de alta tecnología. Una vez transformados en mercancías por la mano de obra china, vuelven a reexportarse al mercado norteamericano y europeo. La imposibilidad de desacople de la economía china, producto del proceso que analizaremos, se vio reforzada por el financiamiento de las exportaciones chinas a EEUU, a través de la compra de bonos del Tesoro por Pekín1.
Triángulo chino
A partir de mediados de los noventas, y tras la crisis asiática de 1997, Japón, los dragones (Hong Kong, Singapur, Corea del sur, y Taiwán), y en menor medida, los tigres (Tailandia, Malasia, y Filipinas) y China intensificaron su comercio intra-regional. El capital asiático, principalmente proveniente de los dragones asiáticos y Japón, se dirigió a China con el propósito de explotar su disponibilidad de mano de obra barata, a través de la relocalización de aquellas etapas del proceso de trabajo vinculadas al ensamblaje de mercancías intensivas en alta tecnología. Si bien las mercancías intensivas en alta tecnología pertenecen a las ramas de alta composición orgánica de capital, la etapa de ensamblaje de partes y componentes (P&C) es una actividad mano de obra intensiva.
La emergencia de China como una economía “óptima” para actividades de ensamblaje y reexportación, se explica por la movilidad del capital, que llegaba al país bajo la forma de Inversión Extranjera Directa (IED), seducida por los grandes beneficios derivados de la explotación de los obreros chinos. La intensificación del movimiento de capitales, producto de la dinámica de la competencia capitalista, determinó un cambio cualitativo en el comercio que, hasta ese entonces, venían desarrollando los países más grandes de Asia. Japón, y en mayor medida, los dragones asiáticos, terminaron por “tercerizar” el ensamblaje de las mercancías, como así también, el comercio con sus principales socios comerciales. Basados en las ventajas que en términos de acumulación brinda la internacionalización de los procesos productivos, fueron sentando las bases para la configuración, junto a China, de una suerte de “comercio triangular”2, que incluye a EE.UU. y Europa como destino final de las exportaciones. En principio, dicho patrón de comercio presupone una profundización del comercio intrarregional de partes y componentes. Las firmas subsidiarias, localizadas en China, importan las partes y componentes desde sus casas matrices o vinculadas, con el propósito de completar la etapa de ensamblaje de bienes de tecnología intensiva. Una vez ensambladas, las mercancías son reexportadas, principalmente, a Europa y los EEUU. Por ende, dicho proceso de intensificación del comercio intrarregional, y el lugar ocupado por China dentro del mismo, determinaron esa nueva estructura denominada comercio triangular. El rol desempeñado por China, tanto dentro como fuera del bloque asiático, pone al descubierto el nivel de acople existente entre las economías asiáticas, proveedoras de IED, partes y componentes, tecnología, y el mercado estadounidense y europeo, principales destinos de las reexportaciones de mercancías ensambladas en China, por el capital extranjero radicado en su territorio.
En los últimos años, se registró un cambio en la orientación comercial de Japón. Por un lado, una notable caída en sus exportaciones de bienes de capital a EE.UU. y Europa. Por el otro, una profundización en el comercio de partes y componentes con China. Los “dragones” asiáticos siguieron la misma tendencia que la economía japonesa, experimentando una profundización del comercio de partes y componentes con China, y una caída relativa de su comercio con Japón y EE.UU. Como contrapartida, China experimentó un notable incremento en sus importaciones de partes y componentes, que son reexportadas, principalmente, a Europa y los EE.UU.
El proceso se refleja en cifras concretas: la participación de China en el comercio de partes y componentes, a nivel intra-regional, se incrementó en un 11% para las exportaciones y un 16% para las importaciones. El mayor comercio intrarregional de partes y componentes (P&C) es el que se dio entre China y los Dragones. Desde mediados de los noventa, el crecimiento del comercio intra-rama se ha caracterizado, principalmente, por el incremento del comercio intrarregional de insumos de alta tecnología. La participación en el intercambio de P&C pasó del 20% en 1993, al 31% en 2004. Si consideramos el 34% de productos semielaborados, la participación en el intercambio regional de insumos y partes para ser ensamblados por las “maquilas” chinas, y reexportados llegó, en 2004, al 65%3.
Finalmente, entre 1993 y 2003, la participación de China en el comercio intrarregional asiático se elevó del 13% al 22%, mientras que su especialización en las etapas de los procesos productivos intensivos en mano de obra, elevó la participación de las importaciones de bienes intermedios a casi un 65%. En el caso de los bienes electrónicos, su integración se originó, en realidad, por el rápido incremento de las transacciones entre las casas matrices y empresas subsidiarias con base en China, más que por un incremento de la oferta por parte de los productores chinos. Por ejemplo, el predominio de las firmas subsidiarias extranjeras en el comercio de ensamblaje alcanzó una participación del 91% de las exportaciones de maquinarias y equipos de oficinas en 2004, y del 79% en las exportaciones de radios, televisión, celulares, y electrodomésticos. Durante el 2004, China recibió el 37% de las exportaciones de los denominados Dragones, 27% de las exportaciones japonesas, y un 19% de exportaciones de los denominados tigres asiático – Malasia, Tailandia, y Filipinas-. Dicho de otra manera, China es, más que una potencia en sí misma, una plataforma exportadora de los capitales más poderosos de Extremo Oriente.
De fábula
La profundización del comercio intrarregional, pone de manifiesto la falsedad del argumento del desacople por parte de la economía china.4 La dinámica de las exportaciones, tanto dentro como fuera de Asia, vía plataforma china, mostraron una fuerte dependencia del mercado norteamericano y europeo, como consecuencia del nuevo patrón de comercio triangular tras la crisis Asiática de 1997 y profundizado como consecuencia del ingreso del país a la OIC, a finales de 2001.
La dinámica del crecimiento de la economía china ha dependido principalmente del sector exportador, controlado por una IED asiática en busca de las ventajas en explotación de mano de obra barata que la fragmentación internacional de los procesos de trabajo ofrece. Dada la configuración del sistema capitalista mundial, la explosión de la crisis en EE.UU., no es otra cosa que el sinceramiento de una acumulación de capital, cuyo fundamento y expansión se basó en la creación de capital ficticio. La economía asiática es, a su vez, el soporte al cual se acoplan América Latina y todas aquellas economías exportadoras de alimentos, materias primas, petróleo y todo tipo de manufacturas destinadas a abastecer el triángulo asiático-norteamericano. La caída de los precios de las commodities, de la inversión, el crecimiento del desempleo, la destrucción las fuerzas productivas y las fusiones entre capitales, son las verdaderas herramientas que utiliza el sistema capitalista recuperarse, producto de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Cualquier posibilidad de salvataje, de desacople, de gestión de la crisis, es pura ficción. Y como bien sabemos, la ficción nunca supera a la realidad.
Notas
1Bruno Magro: “Hasta que la muerte los separe”, El Aromo 42.
2G. Guardier, F. Lemoine & Deniz Ünal-Kesenci (March 2006): “The emergence of China and the reorganisation of trade flow in Asia”, En http://www.cepii.fr/anglaisgraph/ workpap/pdf/2006/wp06-05.pdf
3Gillaume Guardier, Françoise Lemoine & Deniz Ünal-Kesenci (June 2006): “The emergence of China its impact on Asian Trade”, En www. cepii.fr
4Idem