Detrás del dictador
Pocos se animan a pretender ocultar hoy el apoyo civil a la dictadura militar encabezada por Rafael Videla. Parece haber un consenso general en que ese apoyo partía de los capitales más concentrados, tanto en el agro como en la industria, y de las corporaciones que los representaban.
Por Verónica Baudino
El apoyo al golpe provenía de la «oligarquía diversificada», al decir de unos, o del capital trasnacional o financiero, según otros. Las corporaciones que identifican son la UIA, el CEA comandado por Martínez de Hoz, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural o CARBAP. Nadie señala a la Federación Agraria o a sectores de la CGE. Sin embargo, la salida golpista terminó siendo asumida por el conjunto de la clase dominante, ya que lo que estaba en juego excedía los intereses parciales de cada fracción por separado. También se suele identificar el componente civil del golpe como el apoyo de «personas», funcionarios o dirigentes que participaron del Proceso o manifestaron públicamente su respaldo. Pero esas «personas» tienen su anclaje social, en tanto representantes de fracciones de la clase dominante. El apoyo civil al golpe no parte de individuos, sino que es expresión de un respaldo social que fue mayoritario en la clase dominante. Para entender un proceso que unificó a la burguesía, profundamente dividida en los 20 años previos, hay que ver lo que estaba sobre la mesa: la continuidad de las relaciones de producción capitalistas, amenazadas por la constitución de una alianza que escapaba a la dirección de la clase dominante.
Las disputas por el programa económico, y en consecuencia la fracción de la burguesía que más se beneficiaría, no debe opacar que la dictadura expresó los intereses del conjunto de la clase dominante cuya reproducción estaba en jaque. Es cierto que en el camino, quedaron capitales. Pero no se trató del avance de la fracción financiera, reaccionaria y antinacional sobre la industrial y progresista, sino de la hegemonía política de las capas más productivas de la burguesía nacional, que contaban con mayores potencialidades para campear la crisis. El proyecto económico de la dictadura fomentó el avance de los exponentes de la burguesía nacional (y extranjera que opera en Argentina) más grande por sobre la pequeña. Dos capas de una misma clase en disputa por liderar la acumulación de capital.