La aprobación de la reforma laboral en Brasil puso a revisión los costos laborales y las condiciones de contrato de mano de obra en Argentina. El gobierno y la burguesía buscan erosionar aún más las condiciones de venta de la
Sebastián Cominiello y Pablo Estere
OES-CEICS
La reforma laboral que sancionó Temer en Brasil pone en aprietes las condiciones de contratación de la economía argentina en la competencia internacional. Como señalamos en ediciones anteriores, el gobierno de Macri fue avanzando lentamente en una reforma molecular y ahora que concluyeron las elecciones está decidido a profundizar el ajuste a través de un “gran acuerdo nacional” entre sindicatos, empresarios, gobernadores y buena parte del arco político. Este ajuste tiene como trasfondo las condiciones de acumulación en Argentina que ahora se ven presionadas por la reforma brasileña, en un momento de cambios a nivel internacional. En este artículo veremos cuáles son las características de los costos laborales y las condiciones de contratación de trabajo en Argentina y Brasil.
A la mexicana
El costo laboral es la suma total de dinero que debe desembolsar un capitalista cuando contrata a un obrero en cada país. Es decir, incluye tanto el salario bruto, las contribuciones patronales (seguro y obra social) y la cobertura frente a los accidentes de trabajo, entre otros. Una vez deducidas las contribuciones, al obrero se le descuenta otro porcentaje destinado a los aportes sociales (para jubilación, PAMI y obra social). Todos estos aportes se descuentan cuando la burguesía registra a los obreros que explota, mientras que los empleados “en negro” no gozan de estos derechos, aunque tampoco de esas erogaciones. El porcentaje restante va a parar al bolsillo del trabajador. El total de estos aportes sociales y contribuciones patronales representan en Argentina cerca de un 40% del costo de un trabajador para la empresa.
En Brasil, en cambio, el total de aportes del conjunto de la masa salarial desembolsada por los empresarios que registran a los obreros que explotan representa un 30,5% y en México, un 19%1, situación que se traduce en peores condiciones de atención en salud y jubilaciones. Por ejemplo, Brasil, a diferencia de Argentina, no posee una cobertura médica por medio de una obra social sindical. Las opciones son la medicina privada, un sistema financiado por empresas o directamente por las familias, al que sólo accede el 25% de la población; o bien, el sistema de salud público y gratuito, financiado con impuestos generales y contribuciones sociales, completamente saturado y degradado.
Una de las demandas históricas de la burguesía argentina es reducir el costo laboral, sobre todo por la competencia que ofrecen sus pares latinoamericanos y las ventajas que estos últimos tienen por la baratura de la mano de obra. En 2015, los costos laborales por hora de los trabajadores industriales en Argentina eran de 20,7 dólares, mientras que en Brasil fueron de 11,9 y en México, de 8,8. Del otro lado del ecuador, Estados Unidos tuvo un costo laboral de 37,7 dólares la hora. En 2016, los costos argentinos bajaron a 16,4 dólares, los brasileños se mantuvieron en 11,5 y los mexicanos en 7,1. Es decir, el costo laboral por hora de un obrero brasilero es casi un 30% más bajo que el argentino, y el mexicano constituye menos de la mitad.
Un ejemplo que sirve para ilustrar estas diferencias es el de un trabajador cajero, de unos 19 años, con un año de experiencia laboral, contratado a tiempo completo. En Argentina, la burguesía debe pagar un costo cuatro veces mayor que en Brasil (1.424 dólares mensuales contra 384) y casi diez veces más que en México (168 dólares por mes). Es más, el cajero argentino se encuentra con apenas una diferencia de 200 dólares respecto de los costos que operan en Estados Unidos.
Una fotografía de los últimos años a nivel mundial ubica a la Argentina con costos laborales industriales por debajo de varios países centrales de Europa o Estados Unidos, pero por encima de Brasil, México, República Checa, Polonia y Portugal, por ejemplo. Con lo cual, los países que compiten directamente con Argentina en América latina poseen ventajas en relación con los costos de los trabajadores. Esta es una de las razones por las cuales tanto el gobierno como la burguesía argentina quieren avanzar contra las condiciones laborales de los obreros por la vía de la reducción de los aportes patronales, por un lado, y la disminución del salario de bolsillo, por otro lado.
Sin embargo, las reformas que intenta llevar adelante la burguesía argentina van mucho más allá del costo salarial, pues su pretensión es que los obreros tengan jornadas laborales al estilo mexicano. En este sentido, en el año 2016 la cantidad de horas trabajadas, según la OIT, para Argentina fueron de 39,5 horas semanales en promedio. Este valor no difiere mucho del de Brasil con 38,8 horas. En cambio, el promedio de horas trabajadas por semana en México es del orden de las 43. Lo mismo sucede con Chile (41), Paraguay (42,6), Colombia (43,8) y Costa Rica (42). Por ello, la burguesía argentina exige reducir las licencias y se queja porque el ausentismo sería elevado.
Cuando los despidos duelen
En la competencia capitalista, los inversores no sólo observan los costos directos que deben afrontar, sino también los indirectos. Nos referimos al pago de vacaciones, aguinaldo y a la reserva legal que se tributa para eventuales casos de despido. A su vez, existen otras diferencias regidas por las leyes y convenios de cada país que representan gastos y costos que no se observan en los salarios.
En la tabla Costos por despidos… se advierte que el pago de indemnizaciones por despido en Argentina representa valores mucho más elevados respecto de Brasil. La rebaja de indemnizaciones por despidos es uno de los objetivos primordiales del gobierno y la burguesía argentina. El sumun para la patronal es el caso de Estados Unidos donde los empresarios no tienen ningún costo a la hora de despedir al personal. Para comprender mejor estos datos tomemos un ejemplo reciente. Cuando cerró la fábrica de Pepsico, una parte de los despedidos aceptaron indemnizaciones que oscilaban entre los 600 mil y los 4 millones de pesos según la antigüedad.2 En Brasil, en cambio, los valores por el pago de indemnizaciones representan un tercio del costo por despidos en Argentina (ver tabla).
Estos y otros elementos son los que mira con lupa la burguesía cuando quiere invertir en un país. Como señalamos en estas páginas, estas ventajas de la burguesía brasilera y mexicana no son nuevas. Históricamente, y comparado con esos países, la Argentina tuvo y tiene costos laborales más elevados. Por ello, la sanción de la reforma en Brasil presiona mucho más ahora sobre estas desventajas para la acumulación de capital en Argentina. Mientras que, para la clase obrera todos estos avances que pretende la burguesía presuponen una degradación de las condiciones de vida.
Una brújula capitalista
Como vemos, los obreros argentinos son más caros que sus pares brasileños. Tanto en los costos laborales, salarios y aportes patronales, como en las indemnizaciones por despidos, los empresarios brasileros tienen mayores ventajas tanto para contratar como para expulsar obreros. Este es el horizonte que exige la burguesía argentina a través de sus voceros en las cámaras empresarias y que intenta trazar el macrismo con la reforma laboral y tributaria. Es decir, el panorama que se viene es el de reducir, aún más, los costos laborales y avanzar sobre conquistas históricas de la clase obrera. Los empresarios y el gobierno de Macri tienen en la mira una reducción en los costos de la fuerza de trabajo para ser más competitivos. Para acercarse a las condiciones de contratación de su par brasilero, la burguesía argentina debiera reducir en un 30% aproximadamente los costos laborales. Con lo cual, el escenario no sólo es el avance en la disminución de las contribuciones patronales, sino también del salario de bolsillo. Una tendencia que la clase obrera argentina viene soportando desde la década de 1970 y que ha sido profundizada por el menemismo, el alfonsinismo, el kirchnerismo y ahora, el macrismo.
Tabla. Costos por despidos según antigüedad en semanas de sueldo. Argentina, Brasil y Estados Unidos (2017).
Indemnizaciones por despido | Argentina | Brasil (San Paulo) | EEUU (Nueva York) |
Con 1 año de antigüedad* | 4,3 | 1,7 | 0 |
Con 5 años de antigüedad* | 21,7 | 8,3 | 0 |
Con 10 años de antigüedad* | 43,3 | 16,6 | 0 |
Promedio | 23,1 | 8,9 | 0 |
*En semanas de sueldo.
Fuente: CEICS en base a Doing Business database. Banco Mundial, 2017.
Las indemnizaciones por despido en Argentina son mucho más elevadas respecto de Brasil. En nuestro país, cuando un empresario despide a un obrero con cinco años de antigüedad debe pagar un sueldo equivalente al de 21,7 semanas; mientras que, un empresario brasilero debe pagar el equivalente a 8,3 semanas. En promedio, la indemnización por despidos le cuesta a la burguesía brasilera un 61% menos que a la argentina.
NOTAS
1 Ver The Conference Board, International Labor Comparisons program 2016.
2 Ver Ámbito.com, https://goo.gl/BUeKic.