La crisis que atravesamos hoy, no nació con el coronavirus. Ya lo explicamos. Pero no es menos cierto que el gobierno de los Fernández utilizó como excusa la pandemia para profundizarla y hacérnosla pagar a los trabajadores. Desde la hora cero de su gobierno, le metió un hachazo a las jubilaciones. Ahora se congelan paritarias (y las que se negocian siempre terminan a la baja), se suspende con recortes salariales, el aguinaldo estatal se pagó en minicuotitas y hasta se avanza en despidos y cierres. Estamos ante una verdadera ofensiva patronal. Naturalmente, para esto Alberto cuenta con la complicidad de los gremios y las centrales sindicales, que no se cansaron de garantizar la paz social.
En las fábricas y lugares de trabajo los contagios avanzan aceleradamente. La responsabilidad de los patrones no se puede ocultar. Los protocolos, esos que aprueba el gobierno, tienen como objetivo la continuidad de la producción y no la seguridad del trabajador. Es claro: la ganancia capitalista está por sobre la vida. Eso es el capitalismo. Por mencionar solo un ejemplo, el Ingenio Ledesma en Jujuy ya cuenta con más de 400 infectados y se cobró casi una decena de vidas.
El sistema sanitario se encuentra al borde de la saturación. Sin ir más lejos, el Hospital Posadas –uno de los principales hospitales nacionales- ya colmó su terapia intensiva. 5 meses de cuarentena y el gobierno ni siquiera se preparó. Reforzó lo más económico: los centros de aislamiento para casos leves. O sea, compró camas y las metió en galpones. Pero las terapias intensivas no fueron reforzadas seriamente. Sumemos además que los trabajadores de la salud se infectan a montones y son varios los que han muerto innecesariamente. De nuevo: la ganancia capitalista está por sobre la vida. Eso es el capitalismo.
Se pedía que nos quedáramos en casa, pero lo único que se ofrecía a los trabajadores en negro y que viven de changas era una miseria que no compra nada. Mientras tanto la desocupación y la pobreza crecen. Los resultados están a la vista. Las tomas de tierras muestra el acuciante problema de la vivienda para una masa de trabajadores hundidos en la miseria absoluta. Contra eso, el Estado no pone en pie un plan integral de vivienda, sino un operativo de desalojo.
Este escenario explosivo da pie a una rebelión de los trabajadores que ya empieza a mostrarse. La huelga de la policía bonaerense arrancó un aumento salarial al gobierno que puede generar un efecto contagio en todos los estatales. Ya hay, de hecho, sectores movilizados: docentes, personal de salud y estatales. Alberto y los burócratas que lo bancan ya tomaron nota. El ensayo, otra vez, lo vimos en el marco de la huelga policial: de “extorsivos”, “golpistas”, “destituyentes” e “irresponsables”. Así nos van a atacar a todos los que nos movilicemos.
Los trabajadores tenemos una sola alternativa, si es que no queremos pagar la crisis y ver como se degrada nuestra vida: poner en pie un movimiento independiente que enfrente el ajuste hasta hacerlo caer. Hoy 15.30hs en Obelisco marchamos a Plaza de Mayo con el Plenario del Sindicalismo Combativo. Es un paso. Pero lo que es realmente urgente es una gran Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, que ponga en pie un plan de lucha para derrotar el ajuste de los Fernández. Vaya si lo necesitamos.
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