Piquete y cacerola…

en El Aromo n° 17

 

 

Agustina Desalvo

 

 

En la edición número 13 de El Aromo, el GIPBA (Grupo de Investigación sobre la Pequeña Burguesía) presentó la primera parte de una de sus investigaciones: la descripción del apagón ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, en febrero de 1999, a raíz de un incendio en la subestación que la empresa EDESUR tienen en el barrio de San Telmo[1]. Tomando como eje del asunto los “movimientos vecinales”, es decir, la irrupción en las calles de la pequeña burguesía, presentamos el tema en tanto antecedente de los hechos ocurridos el 19 y 20 de diciembre del 2001. Decíamos entonces que estos sucesos no fueron espontáneos, sino que estuvieron precedidos por, al menos, 20 años de lucha y que, justamente, las manifestaciones ocurridas en torno al apagón del ´99 eran una demostración de esto.

Hoy, a 3 años del Argentinazo, nos interesa poner de relieve cuál fue el método de lucha privilegiado por los “vecinos” durante las jornadas de febrero. Después de ordenar y analizar los datos que encontramos en los diarios Clarín y La Nación obtuvimos, para sorpresa de muchos probablemente, que el corte de calle es el tipo de acción más recurrente. Como se puede observar en el cuadro que acompaña esta parte del artículo, de las 39 manifestaciones registradas, 32, es decir el 82%, refiere al tipo de acción mencionado. Por otra parte, si nos detenemos en los instrumentos utilizados por los “vecinos” en dichos cortes notamos que muchos llevan cacerolas, por lo cual podría caberles también la denominación de “cacerolazos”. Vemos entonces que entre el día 3 y el 9 (de los 10 que dura el apagón) se suceden una serie de protestas en las que los “vecinos” cortan las principales calles y avenidas de la zona afectada, arman fogatas y golpean cacerolas. Los “vecinos” de Balvanera, Almagro, Boedo y Monserrat (se mencionan aquí los barrios que concentraron la mayor cantidad de acciones) se manifestaron  por medio del corte de calle y en torno a éste organizaron la protesta.

En aquella oportunidad postulamos también, a modo de hipótesis, que los “vecinos” que habían protagonizado tales manifestaciones en el ´99 formaban parte de la pequeña burguesía. La pregunta que nos surge ahora es la siguiente: ¿empleó la pequeña burguesía, tanto en febrero como en diciembre, los métodos de lucha del movimiento piquetero? La respuesta salta a la vista: sí. El corte de ruta es el método de lucha que caracterizó (hasta ese momento) al movimiento piquetero. Sin embargo, ningún método es exclusivo de ninguna clase. Son las condiciones materiales de existencia y las contradicciones inherentes a este modo de producción las que llevan a “vecinos” y piqueteros a cortar calles y rutas. Cuando el espejismo de la institucionalidad burguesa se rompe, los métodos que se imponen y se ponen en práctica son los métodos de acción directa. Durante las jornadas de diciembre, la pequeña burguesía cortó calles y golpeó cacerolas (como ya lo había hecho en febrero del ´99) e implementó los “métodos piqueteros” o, en términos de Gramsci, actuó bajo la dirección moral del proletariado.

 

 

 

 

 

 

 

 

1Una descripción más acabada puede encontrarse en Razón y Revolución nº 13, invierno 2004.

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