Soldados en busca de capitanes. La lucha por la vivienda bajo el kirchnerismo

en El Aromo nº 64

a64_tomas¿Todo está tan bien en materia habitacional? ¿El caso del Indoamericano y Ledesma le parecen hechos aislados? Si cree todo eso, mejor lea este artículo. Si quiere saber cómo se ha movilizado la clase obrera por sus condiciones de vida, también. Va poder enterarse de las consecuencias de la política habitacional del gobierno.

Santiago Ponce y Valeria Sleiman
LAP-CEICS

Los casos del Indoamericano y de Ledesma pusieron al descubierto un problema acuciante de esta década: la incapacidad de la clase obrera de acceder a una vivienda.1  En otras oportunidades, hemos analizado las causas de este problema. En esta oportunidad, centraremos el análisis en una de las consecuencias de esta problemática: las acciones que lleva a cabo la clase obrera frente a la imposibilidad de acceder a su vivienda. Vamos a observar si las acciones crecieron o no, de qué tipo son y cómo están dirigidas. Para ello, tomamos como base el total de las acciones en el país a través de periódicos nacionales, provinciales y los de izquierda. Tomamos, en ese sentido, las acciones desde el 2006.

Con la propias manos

El primer dato importante es que, del 2006 a la fecha, encontramos 473 reclamos en torno al problema, lo que representa un número elevado. De ese total, sólo 41, menos del 10%, son institucionales. El resto, son acciones directas. Observando el desarrollo de las acciones a través de los años, vemos que se producen dos saltos. Uno en 2007 y otro, más importante, en 2010. No solamente podemos observar que las acciones totales se han incrementado desde el 2006 a esta parte, sino que la herramienta que más ha aumentado es la de las acciones directas, esto es tomas, piquetes, marchas, acampes, entre otras. Queda claro que esta fracción de la clase obrera no confía, para este punto, en el Estado. Como vemos en el gráfico, el tipo de acción directa que más se utiliza es la toma. La toma, generalmente, resuelve el problema en forma inmediata y no necesita, al menos para tomar, de una gran organización (luego sí hace falta, si se quiere resistir el embate). En el Indoamericano, por ejemplo, cada familia iba ocupando un terreno. En cambio, las marchas y piquetes suelen acarrear un planteo más general y requieren una mayor organicidad. A pesar del predominio de las tomas (264), puede verse también una presencia importante de piquetes y marchas (128), que fue aumentando en estos últimos dos años. Es decir, estamos ante una fracción de la clase obrera que tiende a movilizarse en forma creciente.

La mayoría de las tomas se dan en terrenos o predios (190 sobre 264). Aunque encontramos varios casos de tomas de edificios construidos por el Estado (31 casos). Se trata de episodios en los cuales se produce una disputa por la entrega. A veces, los beneficiarios ocupan debido a las demoras o para que no les usurpen el lugar, a veces ocupan quienes no son los adjudicatarios en procura de una solución. Por ejemplo, en Jujuy, el 2 de agosto de 2011, un grupo de esposas de los policías que intervinieron en el desalojo del Ingenio, se instaló en un barrio que el Instituto de la Vivienda y Urbanismo de Jujuy dejó sin terminar, a pesar del convenio que habían firmado con el gobierno provincial para que entregaran las casas. En ocasiones, se trata de punteros que digitan tomas para evitar que otros dirigentes construyan poder mediante con la política habitacional.

Si observamos el gráfico sobre la represión a estos movimientos, vemos un aumento hasta el 2009 y luego una disminución, a pesar de que las acciones directas aumentan fuertemente a partir de ese año. Una explicación posible es que muchas tomas se resuelven con una negociación. De hecho, en 2011 el Estado logró finalizar 145 conflictos pacíficamente. En parte, porque la organización de las tomas no tiene mucha fuerza y se hace fácil dividir a las familias movilizadas en soluciones individuales.
Si observamos el gráfico de distribución provincial, podemos ver que las provincias más conflictivas son Jujuy, Buenos Aires, Neuquén, Salta y la Capital Federal. Es decir, recorre las provincias con mayor tradición política de lucha.

A la espera…

Como dijimos anteriormente, en general, el movimiento no se destaca por su grado de organización.

Sobre 432 acciones directas, encontramos 101 direcciones visibles. No descartamos que haya habido más acciones dirigidas, pero la muy escasa notoriedad de la dirección habla de una conducción endeble. No obstante esto, sí podemos decir que las acciones dirigidas han aumentado (aunque su porcentaje sobre el total hayan disminuido). Así, en 2006 encontramos 7, en 2009, 20 y este año, 34.

La presencia de la izquierda en las acciones, según hemos registrado, es bastante escasa. De hecho, de las 16 acciones registradas en el 2006, la izquierda sólo ha participado en 3, de 48 acciones en el 2007, participó de 7. En el 2008 participó de 4 acciones, aunque se registraron 43 totales. En el 2009 se registraron 36, mientras participó sólo de 2. De 86 registros del 2010, la izquierda asistió a 4 y de 203 acciones del 2011 asistió sólo a 9. Es decir, que porcentualmente, la participación de la izquierda ha disminuido a lo largo de los años. De todos modos, frente a una clase obrera que fue ganando en organización en estos años, encontramos una fracción que lucha, pero aún no ha encontrado una dirección.

He aquí un punto de análisis importante para la intervención de la izquierda. Tenemos aquí una dinámica de enfrentamiento a partir de un problema que el kirchnerismo no ha resuelto y que tiende a agravarse. El ajuste seguramente profundizará estos conflictos. Hay aquí una oportunidad importante. Es cuestión de poner manos a la obra.

Nota
1 Véase Villanova, Nicolás: “La vivienda un problema nacional” y “Ciudad de Buenos Aires. Indoamericano y después”, en El Aromo, nº 61, Buenos Aires, septiembre-octubre de 2011.

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