Hace más de dos años afirmábamos que la primavera kirchnerista parecía haber alejado a los pequeños comerciantes de la clase obrera.1 Ese proceso, sobre todo motorizado por las corporaciones mercantiles que agrupan a los sectores que más han ganado con el gobierno K, CAME y FEDECAMARAS, continúa su marcha aunque los indicadores económicos comienzan a mostrar sus límites. Veamos ese giro con cierto detalle.
Viejas épocas
Las comerciantes, siguiendo a sus organizaciones, sobre todo CAME y, en segundo lugar, Fedecámaras, supieron salir a la calle y reclamar contra la instalación de hipermercados, en demanda de leyes y obras públicas, contra los cortes de energía eléctrica, criticaron los precios de los mayoristas, contra la política económica y las leyes de endurecimiento fiscal y exigieron pedidos de salvataje bancario. Hacia 1999 las protestas en la calle aumentan, proceso que se mantiene durante el 2000 y el 2001. Sin embargo, pudimos detectar que hacia el año 2000 y 2001 la mayor parte de las movilizaciones fueron realizadas en forma autónoma. Mientras el 27% de las medidas directas del período 1982-1999 se hicieron por fuera de las organizaciones, ese porcentaje se eleva al 52% durante los años 2000-2001. Cuando se produce el Argentinazo una parte de los comerciantes, sobre todo porteños, participa y se moviliza. Las organizaciones, desbordadas por las bases, también lo hacen: el día 12 de diciembre del 2001 CAME convoca y lleva adelante un lock out (“apagón”) que es acompañado por una caravana de autos hacia Plaza de Mayo y cacerolazos. Esta acción llevó a su titular -Osvaldo Cornide- a afirmar que ellos fueron los artífices de la forma de manifestación que explotó el 19. Su participación se mantuvo durante los meses siguientes: el 27 de diciembre llamaron a adherirse a “cualquier acto de protesta que se realice en forma pacífica, por ej. cacerolazo, bocinazo, etc.”; el 7 y 18 de enero de 2002 se movilizaron contra el corralito y el 7 de marzo realizaron una caravana de autos frente al Congreso “en defensa del comercio y las fuentes de trabajo”. Fedecámaras, por su parte, se movilizó en el 2002 contra los remates de propiedades, desarrollando acciones junto con el Movimiento de Mujeres Agrarias en Lucha.2
De la cacerola a Blumberg
Hacia finales del 2002, los reclamos de CAME viran hacia la “seguridad”. En septiembre organizaron una protesta bajo el nombre de “Diez minutos contra la Violencia”, que consistió en cacerolazos, bocinazos y aplausos. Dos años después, aunque no actúan como convocantes, apoyarían a Blumberg y se abocarían a la tarea de juntar firmas para su petitorio de endurecimiento de leyes. Al mismo tiempo se observa un giro con respecto a la posición de apoyo a los reclamos de oposición política que habían acompañado un año antes. “Queremos aprovechar para reivindicar ese gesto (el cacerolazo del 12 de diciembre), que nada tuvo que ver con lo que ocurrió horas después con el vandalismo y los saqueos de grupos organizados, que aprovechando el desgobierno y la situación social atacaron nuestros comercios y provocaron los graves sucesos que todavía hoy atemorizan a la población” (Comunicado, 10/12/2002). En lugar de sumarse a la marcha del 20 de diciembre del primer aniversario del Argentinazo, convocan, junto con CARITAS, para el 18 del mismo mes a un “Gesto a favor de la paz y el diálogo” al “cumplirse el primer aniversario de los hechos vandálicos de robos, saqueos y violencia social que empañaron las fiestas de fin de año”. El “gesto” consistió en colocar banderas argentinas en todos los edificios públicos y privados, escuelas, hospitales, comedores, templos, comercios y casas).
Hacia el 2003 se agudiza el viraje en los comunicados y luego de la asunción de Kirchner las acciones en la calle se reducen hasta casi desaparecer. Algunas demandas se mantienen, como la oposición a la instalación de hipermercados (C. 03/08/2006), el intento de obtener préstamos bancarios para pequeños comerciantes y Pymes y de condonación de deudas bancarias. Se suman en este período solicitudes para reducir los costos para la utilización de tarjetas de crédito y débito, una prórroga del Código de Autorización de Facturas, la no obligatoriedad de la factura de crédito para Pymes (C. 10/05/2002), eliminación de la comisión que cobran las tarjetas de débito (C. 07/06/2002), reformulación de la ley que obligaba a pagar tasas a los comercios por pasar música (C. 11/08/2003), la crítica a la “invasión” de productos brasileros (C. 06/10/2003). También siguen reclamando obras y servicios, como el arreglo de veredas para reactivar calles y avenidas comerciales (C. 10/06/2004), tarjetas y asesoramiento para impulsar los “Paseos comerciales a Cielo Abierto” (C. 18/03/2005).
Además de no reivindicar el Argentinazo, en los informes de la CAME se observa el distanciamiento que se va produciendo entre la entidad y los principales sectores y clases movilizadas hacia diciembre del 2001. En agosto de 2002 se solicita un recurso de amparo para evitar pagarles el aumento de sueldo a sus empleados, según lo estipulado en un reciente decreto (C. 13/08/2002). Aunque luego firmarían el acuerdo del aumento de sueldos, se solicita la reducción de impuestos para hacer frente a los mismos (C. 11/07/2006). En vísperas del segundo aniversario del 19/20 se consolida el distanciamiento que se manifiesta con la “Carta Abierta a los piqueteros”: “les requerimos fraternalmente que no se produzcan enfrentamientos y que no se perjudique el trabajo de las Pymes y el de sus obreros y empleados. Nosotros también, en su momento, hemos cortado calles y avenidas y hemos reclamado con marchas y cacerolazos. Ahora, hay que consolidar entre todos un nuevo modelo de producción y trabajo” (C. 18/12/2003). En consonancia con esta crítica, los cortes de calles dejan de ser vistos como una vía razonable de acción política. Mientras en septiembre de 1999 y octubre de 2002 convocaron a caravanas para protestar en el Congreso y se vanagloriaban de llenar con 2 mil autos las avenidas (C. 20/10/2000), en agosto de 2004 dictaban, entre las instrucciones para realizar una protesta frente al congreso, que se utilizara subterráneo para acceder al mismo “y no congestionar la zona” (C. 23/08/2004).
Nuevamente, en julio de 2005 se sugieren modificaciones a la Ley de Accidentes y Riesgos de Trabajo para evitar la exposición que tienen las Pymes a la “industria del juicio”: “Debemos necesariamente insistir, que si bien valoramos la necesidad de preservar al trabajador de los riesgos emergentes de la relación laboral, no podemos dejar de observar que el proyecto instituirá cargas reglamentarias y económicas de imposible cumplimiento para las PYMES” (C. 09/07/2005).
Por último, rechazan a los sectores desocupados que trabajan por fuera de los circuitos legales por “competencia desleal”, como los vendedores ambulantes y el Club del Trueque (C. 26/04/2005, 21/07/2005 y 12/04/2002). Posición que contrasta con los pedidos del 2002 de “entrega de alimentos para paliar la indigencia, seguro de desempleo para todo desocupado” (23/01/2002).
Hasta que la crisis nos separe
Tanto CAME como Fedecámaras se pliegan al proyecto del kirchnerismo. En el caso de Fedecámaras el apoyo es abierto y total. En palabras de su titular “Claramente somos kirchneristas desde hace 35 años. Nosotros apoyamos un modelo. Si lo interpretó Kirchner, ¡vamos Kirchner!”3 Incluso han apoyado activamente al gobierno en el reclamo contra los sectores agropecuarios movilizándose hasta Gualeguaychú. 4 CAME, por su parte, no ha salido a apoyar en la calle al modelo pero sostiene una buena relación con sus representantes, sobre todo con Moreno y Scioli, con quienes se reúne periódicamente y firma acuerdos. Esta postura política de CAME no es nueva, durante el gobierno de Menem, e incluso durante la dictadura, ha mantenido buenas relaciones con los gobernantes de turno.5 También condice con el cambio de rumbo de CAME, que pasó en el 2003 de ser la representante del sector comercial a incluir al sector Pymes de la industria.
El péndulo
Los procesos que activaron a algunos sectores de comerciantes están lejos de haber cesado. Si bien una cierta reactivación económica produjo mejoras, cuando la crisis comience a sentirse más fuerte en el plano económico, junto con la aparición de problemas de los últimos años, como el descenso de ventas, aumento de alquileres, de impuestos, servicios y los problemas energéticos, los pequeños comerciantes deberán salir nuevamente a la calle y probablemente a encontrarse con aquellos con los que compartieron jornadas. Expresarán una vez más el carácter pendular de una fracción de clase, la pequeña burguesía, que, incapaz de hegemonizar a la sociedad con un programa propio, oscila permanentemente entre las clases principales, la burguesía y el proletariado. La alianza que la clase obrera debe trazar con estos sectores debe apelar a los sectores más pauperizados, en particular con la pequeña burguesía no explotadora. Aquellos que, como los que se expresan en las entidades que examinamos, pertenecen al campo de los explotadores, nunca serán aliados fieles.
Notas
1 Cominiello, Sebastián: “La leyenda de los comerciantes. Pauperización y proletarización del pequeño capital argentino”, El Aromo nº 37, julio-agosto de 2007.
2 Página/12, 24/12/2002
3 Entrevista realizada por la autora a Rubén Manusovich, 20/10/2009.
4 La Nación, 11/05/2008.
5 Vulcano, Gabriela: “Osvaldo Cornide, de la CAME. De Videla y Menem a Kirchner y Cristina”, Perfil, 14/10/2007.