Seco, seco… ¿Crisis de las economías regionales o baja competitividad?
Las perspectivas bajo este gobierno es que se reitere la misma situación que durante el kirchnerismo. No por tal o cual decisión política, sino por la escasa competitividad de estas actividades y de la estructura del capitalismo en Argentina.
Camilo Robin
OME-CEICS
Primero fueron los productores porcinos, en junio, mediante una manifestación en el puente Rosario-Victoria, organizada por Federación Agraria. Más tarde, los tamberos en Rafaela, regalando leche. Por último, los productores de fruta haciendo lo propio en Plaza de Mayo, durante agosto. Este mes de septiembre, los productores de verduras. Todos ellos pusieron los primeros acordes a la sinfonía que se viene: patrones agrarios de regreso a las rutas en reclamo de medidas que le permitan superar los problemas de competitividad a aquellas producciones fuera de la zona núcleo. Si bien el gobierno tiró el hueso de la pronta mejora de infraestructura en transportes de cargas, así como también de producción y distribución de energía, aclaró que no va a impedir la entrada de carne porcina importada.1
Fuera del núcleo
No solo en Rosario se produjeron cortes. También se registraron en Rio Negro, Misiones y Tucumán.2 Dejando de lado los grandes cultivos (soja, maíz y trigo), prácticamente cualquier actividad que huela a campo es noticia por un tendal de propietarios en problemas. En la producción olivícola en La Rioja, Catamarca, San Juan y Mendoza encontramos reclamos por el incremento de los costos en energía y transporte. Similar situación existe en Tucumán con la caña, en Misiones con la yerba y el té y, en Corriente,s con la yerba y el tabaco.
Por su parte, la producción avícola no logra exportar más del 7% de lo que produce, cuando en mejores épocas supo alcanzar el 20%. Tampoco puede revertir la tendencia a la baja en la faena. En porcinos, el panorama es todavía peor: mientras se baten records de consumo interno, los productores se quejan por una rentabilidad supuestamente nula, dada la saturación del mercado y la creciente entrada de importaciones brasileñas. Si bien la producción de carne vacuna tiene el síndrome de Michetti y empieza a ver la luz al final del túnel, lo cierto es que los especialistas estiman que llevará de dos a cuatros años recuperar los stocks ganaderos y poder abastecer mercados externos como el de EE.UU., Cuota Hilton y 481 incluida.3 La producción tambera y de lácteos presenta un panorama similar, con el caso de SanCor vendiendo parte de su negocio a Vicentín, como ejemplo. Hay más subramas del agro y ganadería en crisis, como la producción de miel. En definitiva, gran parte de la actividad de la agroeconomía está en problemas, exceptuando los cultivos centrales y otros afines como el girasol, avena, colza, etc, que comparten una similar base técnica y de industrialización, concentrándose su siembra en las mejores tierras, que además se beneficiaron con la eliminación de rentenciones.
¿Qué son las economías regionales?
Ante este panorama, vuelve el fantasma de la crisis de las “economías regionales” (que nunca supimos cuándo se fue), un conjunto que remite a la actividad agraria extrapampeana (es decir, la mayor parte del país). Más bien, habría que decir que fuera de la región pampeana, el resto es eso que vive siempre al borde de la desaparición. Desde mediados de siglo XX, ha habido numerosos planes de fomento para la producción vitivinícola en Cuyo, de azúcar en Tucumán, de algodón en Chaco y Formosa. Pero nunca se ha podido situar a ninguna de estas producciones en condiciones de alcanzar la productividad media de la rama. Que la Argentina sea un capitalismo de base agraria no significa que todo el campo goce de iguales condiciones de competitividad. En gran medida, este es el problema que estamos viendo. Gran parte de la producción agropecuaria extrapampeana sufre la misma condición de ineficiencia que la industria.
¿Cómo se sostienen estas explotaciones? A través del combustible subsidiado, la energía subsidiada, exenciones impositivas, regímenes especiales, infraestructura que se paga con lo recaudado por organismos nacionales, entre otros mecanismos; como subsidios directos, hechos y derechos, tal el caso recurrente de la lechería, compensaciones por adversidades climáticas y otras. En cuanto a la logística, cuanto más lejos de los puertos, la influencia de los costos de transporte comienza a cobrarse partes crecientes del precio pagado en la puerta de la chacra. Será inevitablemente terrestre, dada la inexistencia de grandes cursos de agua que penetren el territorio y permitan hacerlo por barcos que, en términos generales, es más barato que el ferrocarril y el camión. En concreto, los costos de mover una Tn/Km en camión en Argentina comparados con los de transporte marítimo vía Rosario a China arrojan una relación donde de 33 veces más barato para este último caso.
En este punto se manifiesta el tamaño reducido del capitalismo argentino. Una vez saturados los mercados circundantes, hay que salir en busca del puerto. Si está a mil kilómetros de distancia, resulta más barato abastecerlo desde el extranjero antes que transportar aceitunas desde la otra punta del país solo por amor a Moyano. Si consideramos que llevar aceitunas desde España a San Pablo cuesta us$800/tn y hacerlo por camión desde La Rioja cuesta us$3.500,4 una vez saturado el mercado interno, las posibilidades de competir con la producción foránea se complican. Por tanto, parte del problema de estas “producciones regionales” está en estrecha relación con el problema de los costos de transporte, a lo que se suma el de la energía.
En el caso de la leche, se conjugan varios factores como la baja productividad de los tambos, su dispersión y la de las usinas procesadoras, y la competencia con los cereales por la tierra en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.5 Existen propuestas para trasladar esta producción a tierras marginales, como ocurre en algunos países europeos para atenuar este efecto, pero esta alternativa vuelve a instalar el costo de transporte, una vez saturados los mercados locales.
No obstante, también entran en las regionales aquellas producciones como la soja, el maíz y el trigo que se producen fuera de la zona núcleo, por lo que no resulta extraño encontrar que en Chaco o Santiago del Estero se quejen de que los costos de transporte los dejan fuera de los puertos a la hora de exportar, habida cuenta de que compradores tradicionales en esas provincias, como la industria avícola, hoy demandan menores cantidades de insumos. Entre otras razones, por el aumento de los precios de alimentos que le hacen perder competitividad a la hora de engordar pollos.
Las razones argüidas en las bancarrotas recientes suelen centrarse, además del aumento en el transporte, en el atraso cambiario, en el más circunstancial problema de las inundaciones y en los aumentos de las tarifas de luz y gas, que en el producciones como la olivícola y avícola tienen gran incidencia en los costos, para riego en la primera y para iluminación, calefacción y ventilación de los galpones en la segunda.
Por ello, lo que está detrás del Plan Federal de Movilidad, presentado el 11 de junio, como una solución al problema de la inseguridad en las rutas, es antes que nada un intento de mejorar la competitividad del transporte por camión, más costoso en Argentina que el en Brasil o EE.UU.,6 principales competidores en el exterior en soja y maíz. Ergo, a igualdad de kilómetros respecto del puerto de exportación (o de la planta procesadora según el caso), mayores costos fijos, sin considerar cuestiones de productividad. Esto se evidencia en que en el Plan está contemplados casi todos los pedidos de larga data (entre otros, por la Bolsa de Cereales de Rosario7) para agilizar los ingresos a la zona portuaria y la circulación de camiones que se dirigen desde Salta para abajo, llevando el oro verde. En el mismo sentido, se inscriben las anunciadas mejoras de vías férreas como la famosa T del Belgrano Cargas que une Joaquín V. González en Salta con Avia Terai y Resistencia, en Chaco.
Más allá de la administración
Hace meses, se conoció la carta que le enviara a Macri una mujer propietaria de un tambo que acababa de cerrar el establecimiento familiar, luego de 70 años, en la que le pedía medidas urgentes para paliar la crisis, confiando en que Mauricio haría lo necesario.8 Y Mauricio no defraudó: prometió eliminar retenciones y las eliminó. ¿El efecto? Los precios internos de los commodities, beneficiados por la medida, sufrieron un alza que agrava el problema de abastecer feedlots y las producciones animales que dependen de su consumo, en un mercado de precios deprimidos. La vaca consume alimento balanceado, donde el costo del maíz representa el 60% de mismo, dependiendo de la zona y los precios locales, al igual que las aves de corral que se alimentan básicamente de soja y maíz. Mientras el año pasado estos sectores compraban insumos a precio subsidiado, este año ya no gozan de este esquema, que por momentos aparece completamente invertido respecto a la situación de un año atrás. Mientras en junio de 2015 la producción maicera del NOA apenas alcanzaba a cubrir los costos de transporte al puerto de Rosario y le convenía vender en el mercado interno, hoy le sirve exportar dado que la demanda local disminuye al ritmo del aumento del precio, siempre y cuando el contexto de recuperación de precios de los Tres Grandes en la plaza internacional se mantenga.
Al agro argentino le es más rentable exportar a granel un conjunto de mercancías agropecuarias, antes que derivados. Las perspectivas bajo este gobierno es que se reitere la misma situación que durante el kirchnerismo. No por tal o cual decisión política, sino por la escasa competitividad de estas actividades y de la estructura del capitalismo en Argentina.
NOTAS
1En http://goo.gl/251lll y http://goo.gl/y7EFs9
2http://goo.gl/3XbPe0, http://goo.gl/UMLsML, http://goo.gl/8VghjZ.
3http://goo.gl/GMWpze. Véase Pg 26 y ss.
4http://goo.gl/hl0xoO y http://goo.gl/2Nrz9M
5http://goo.gl/LOEGy9
6http://goo.gl/0LjanA y http://goo.gl/hl0xoO
7http://goo.gl/nEH6Dv
8http://goo.gl/Q74XWJ