Esta es la primera de dos columnas destinadas a examinar la obra y el pensamiento de Paulo Freire. Como conversábamos en la columna anterior sobre escuelas públicas de gestión social, buena parte de la política educativa de los últimos 20 años se defiende en “clave freiriana”, el progresismo apela a su figura como vía para justificar distintas formas de degradación educativa. Su apropiación por parte de los bonapartismos latinoamericanos y su rol en “domesticar” procesos de lucha debería darnos una pista sobre el contenido del programa freiriano. Sus defensores nos hablan de su “legado” para la educación pública, popular, para la “emancipación”. Por eso, revisar el pensamiento de este pedagogo resulta de interés así como la forma en la que construyó una “nueva pedagogía” fundada en una serie de definiciones y redefiniciones laxas de distintas categorías como conocimiento -transmutado al sentido común-, la relación educador-educando -en un horizontalismo que desfigura el rol docente-, una noción de acción-praxis -sin programa-, de emancipación -sin contenido para la libertad-, de conciencia que se transforma en fe. En suma, la defensa de una acción política sin programa basada en la defensa del autonomismo.
LA EDUCACIÓN NO AVANZA: los cambios propuestos por el DNU y la ley ómnibus – Romina De Luca
En esta columna analizamos las perspectivas para educación que abren tanto la Ley Ómnibus como el