Por Romina de Luca – Hace más de un año que se le dio sanción a la Ley 26.150, más conocida como “Programa Nacional de Educación Sexual Integral”. Se trata de un intento de reglamentar su enseñanza obligatoria desde el nivel inicial hasta el superior. El kirchenrismo, una vez más, quiso hacer alarde de un supuesto progresismo en materia educativa. La Iglesia católica reaccionó imponiendo sus condiciones y aprovechó para avanzar en su armado político y cultural. En primer término, bloqueó el tratamiento del tema. Cuando su salida se mostró inevitable, logró varios gobiernos provinciales tardaran en adherir al proyecto. Por último, y como instancia final, garantizó una ley a su medida. Como arma de combate, editó su propio libro de educación sexual.
Más vale tarde…
El texto legal establece, a modo genérico, el derecho de los alumnos a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos. La categoría “integral” implica que se entiende a la sexualidad como parte del ser humano y por lo tanto su tratamiento debe darse en todas las etapas y fases de la vida. La ley sólo formula lo que podríamos llamar declaraciones de principios, donde indica la necesidad de transmitir conocimientos pertinentes, precisos y confiables sobre los distintos aspectos de la sexualidad. Al mismo tiempo se fomenta la promoción de conductas “responsables” para la prevención de problemas de salud sexual y/o reproductiva.
Para su implementación se dispuso todo el tiempo del mundo. El Ministerio de la Nación dispone de un plazo mínimo de 180 días para la elaboración de los contenidos curriculares que las provincias deben tomar como base para luego elaborar sus propios contenidos. A tales efectos, conformó una Comisión Interdisciplinaria, que estuvo más de seis meses paralizada. A su vez, se previó una implementación “gradual y progresiva, con un plazo de hasta cuatro años” (artículo 10º). No obstante, estos puntos resultan menores frente al famoso artículo 5º. En éste, se dispone que los contenidos de enseñanza deberán estar en consonancia con los “idearios” de cada comunidad educativa. Tal como sospechará el lector, este punto abre la puerta para que las escuelas religiosas elaboren sus propios proyectos. Este artículo no aparece en la ley por “gracia divina”, sino que responde a las presiones políticas del clero. Veamos algunos ejemplos significativos.
Por la gracia del señor
En la Ciudad de Buenos Aires, durante el año 2004, la Legislatura trató el proyecto de “educación sexual”. Allí, la Iglesia libró una batalla para lograr que cada escuela privada pudiera elaborar su propio proyecto educativo.1 Si bien este objetivo puede parecer “defensivo”, en realidad equivale a una cobertura legal para que los sacerdotes operen ideológicamente. Para llevar adelante su propuesta, el clero se valió de los legisladores macristas.2 La organización clerical ACIERA expresó que Mauricio representaba la concepción de la “educación sexual basada en los valores del reino de Dios” con la familia como principal actor.3 Para ambos, la enseñanza sexual debería ser una tarea privativa de la familia en tanto ella constituiría el agente educador natural; además debería impartirse a partir del séptimo grado. Así, el proyecto PRO se limitaba a proponer talleres de formación y orientación para padres y docentes.4 En diciembre de 2004, la sesión dedicada al tema terminó en escándalo cuando las dos partes, oficialismo y oposición, no dieron quórum. En ese momento, el futuro jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri operó para que sus legisladores no votaran el proyecto K.5 Sin embargo, finalmente el proyecto se aprobó con la inclusión del polémico artículo 5° de la ley nacional, que en este caso, llevó el número 8º, en 2006. Luego de la sanción, ambos “contendientes” (el kirchnerismo y el macrismo) se felicitaron.
La Provincia de Buenos Aires aprobó un proyecto de educación sexual obligatoria en todos los niveles, en 2004. Sin embargo, éste no prosperó puesto que la Iglesia logró que fuera vetado por Felipe Solá. Hoy día, la Provincia no ha avanzado aún en la promulgación de ningún proyecto. Producto de la discusión de 2004, sólo posee un programa piloto que se aplica en 75 escuelas. Todavía no se sancionó una ley específica para el conjunto de la provincia y solamente se han introducido algunos contenidos en otras materias como “construcción de ciudadanía”. Adriana Puiggrós, la otrora “progresista”, tuvo un alineamiento poco ambiguo: “hay contenidos mínimos, en función de la libertad de conciencia, hay un margen de libertad para que las escuelas elijan”.6 Es decir, pretende obstaculizar todo avance contra el clero.
En Córdoba, el Ministro de Educación, Eduardo Mundet, declaró, a fines del 2006, que no se implementaría la Ley durante el 2007, porque los docentes, según él, no estarían aún “capacitados”. Recién en octubre del corriente año se incorporaron dos documentos de base para la discusión sobre los contenidos.7 La concreción del proyecto aparece como algo remoto. Similar es la situación de Chaco.8
En la provincia de Julio Cobos, el “ladero” de Cristina, tampoco se avanzó demasiado. La ministra de Educación, Emma Cunietti, se reunió con los referentes del Consejo de Educación Católica (CONSEC). Allí, la Iglesia, en la voz del padre Augusto Baracchini, sostuvo que no se oponía a la Ley, pero que ésta debía propugnar el sexo “con amor”.9 “Amor”, esconde, en el lenguaje clerical, la obligación del matrimonio.
En Corrientes directamente se desconocía el asunto. Hasta agosto, la provincia no había adherido a la Ley Nacional. Aquí también la Iglesia demostró una gran capacidad militante: el obispo Carmelo Giaquinta llamó a la desobediencia civil contra la nueva ley.10 Por su parte, el Centro de Investigación y Capacitación Social, de orientación católica, desarrolló distintas actividades promoviendo una sola voz: el Estado no debe olvidarse de la familia.11
Entre Ríos merece un capítulo aparte. La ley 9.501, que incorporaba la educación sexual, fue sancionada tempranamente: en el 2003. Pero, el gobernador Jorge Busti, junto a la Iglesia, impidió su ejecución. Al punto tal que, en 2005, sectores laicos iniciaron una campaña para interpelar al gobernador. 12 La Iglesia respondió con un contragolpe y se encargó de recolectar 15.000 firmas que fueron presentadas a la cámara de senadores para que se revisara el proyecto original.13 Exigía que se incorporaran una serie de reformas: reconocimiento de los padres como principales educadores de sus hijos, eliminación de las menciones de género y de toda alusión al problema de los embarazos no deseados y, por último, el rechazo a la participación de profesionales de la salud y de ciencias sociales en la elaboración de los contenidos. En el mes de agosto, sin debate, las modificaciones fueron aprobadas.14
Por su parte, el proyecto K tampoco resulta progresista y evidencia sus limitaciones. No sólo por la presencia de cláusulas que habilitan a las comunidades religiosas a enseñar lo que quieran sino también porque un debate serio sobre la sexualidad no se debería limitar a la resolución individual de los problemas. El aborto libre y gratuito como opción debería aparecer en la agenda.15 Sin embargo, no aparece en ningún lado y en su reemplazo se ofrece la vasectomía, es decir, la mutilación.
El reino de las tinieblas
La Iglesia no sólo resistió los embates, sino que tomó la ofensiva editando su propio manual de educación sexual: Educación para el amor.16 Allí, se imparten las directivas educacionales a directivos, docentes y padres.17 Bien, veamos cómo se entienden la sexualidad allí. El manual explica la cuestión como una forma positiva si va unida a los principios morales de la familia patriarcal jerárquica cristiana y destinada a la procreación. Para la juventud se pregona el pudor, la virginidad y la castidad.18 En un libro presentado como orientador sobre educación sexual, uno esperaría que se desarrollaran temas básicos en la materia, tal como postulan, “científicamente”. Sin embargo, la concepción aparece como una obra de creación divina, mágica. Ella sería el primer objetivo primero de la mujer-madre tal como María, en tanto, “la femineidad se manifiesta y se revela hasta el fondo, mediante la maternidad” (p. 30 y 108). Así, el rol de la mujer en la sociedad se subordina a mera parturienta. La única forma “normal” de familia es la patriarcal. Las otras formas son “no modélicas”, que el señor acoge sólo por su divina gracia y capacidad de perdón (p. 53-54 y 72). Es decir, los homosexuales deberían pasar su vida (y la eternidad posterior…) en penitencia. El SIDA aparece en el mismo punto en el que se desarrolla la homosexualidad (p. 30). No hay que ser muy suspicaces para advertir la relación que se traza entre ambos. En relación a los métodos anticonceptivos, se presentan sus peligros en lugar de sus beneficios. En todo caso, y como última instancia, se avalan los métodos naturales que, como todos sabemos, tienen una efectividad más que dudosa.
La Iglesia propone así una visión mística del mundo y de la sexualidad. Se encarga de negar el carácter placentero del sexo y lo reduce a la procreación dentro de la familia patriarcal. No debería llamarnos mucho la atención. Encarnando la justificación general de las relaciones de explotación, machaca sobre dos puntos: la familia y el sufrimiento o lo que es lo mismo, el orden y la explotación.
El kirchnerismo ha intentado realizar algunas tibias reformas de tipo progresista, en particular en materia cultural. Sin embargo, como podemos observar, la Iglesia ha logrado elaborar una respuesta contundente. Ha organizado sus fuerzas no sólo para obstaculizar los tímidos proyectos presidenciales. Para ello estableció alianzas con sectores de la derecha argentina, pero también con gobernadores oficialistas, como Felipe Solá o Jorge Busti. Asimismo, no se limitó a obstaculizar el programa K, sino que tomó la ofensiva ideológica, como organización cultural que es. En ese sentido, elaboró los contenidos y las herramientas para difundirlo, algo que el oficialismo no hizo. La “acometida” K se mostró sumamente endeble, revelando dos cuestiones. En primer lugar, al vitalidad de la Iglesia como partido político. En segundo, la debilidad del armado cultural educacional kirchnerista. En el momento en que necesitaba expropiar políticamente a las fuerzas que brotaron del Argentinazo, Kirchner se animó a desafiar ideológicamente a la Iglesia, llegando a amagar con la despenalización del aborto como táctica electoral. La profundización del reflujo libra a la pareja presidencial de tales avatares, como la presidenta acaba de confirmar, y deja a la educación a merced del avance clerical.
Notas
1Ley nº 2.110, sancionada el 12/10/2006, BOCBA Nº 2569 del 20/11/2006. http://www.cedom. gov.ar
2Fue impulsado por Jorge Enríquez, Santiago de Estrada y Juan Carlos Lynch y recibió en la Cámara el despacho por minoría.
3ACIERA: Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, está conformada por diez mil quinientas iglesias. Documentos emitidos el 05, 16 y 25 de noviembre de 2004. www.aciera. org/declaraciones/educacionsexual.doc
4Véase www.diariodegestion.com.ar/index.php/jorgeenriquez/ 2006/06/08
5Diario La Nación, 15/10/2004 www.lanacion. com.ar
6Declaraciones del 10/07/2007 en www.abc.gov.ar
7Véase www.cba.gov.ar
8Ley nº 5.811 más conocida como Ley Dumrauf.
9“Estamos de acuerdo con una educación integral, y la sexualidad es una faceta importante. Además la iglesia en sus escuelas hace muchos años que esta dando educación sexual, pero como algo integral planteando dos morales, una objetiva y otra subjetiva. Sobre la primera es que trabajamos, planteando un ideal de sexo con amor, porque últimamente se ha vaciado el amor del sexo” en: http// weblog.mendoza.edu.ar
10Ver: www.corrientesonline.com/2005/11/07/
11Ver: http://cicsoboletin.blogspot.com/2007/08
12Ver: www.cronistadigital.com.ar, 21/05/2007
13www.larepublicadigital.com.ar
14Véase www.mujereshoy.com
15Véase Rosana López Rodríguez: “Maternidad y Barbarie”, en El Aromo, nº 17, diciembre de 2004.
16Conferencia Episcopal Argentina: Educación para el amor. Plan General y Cartillas, Buenos Aires, CEA, 2006.
17Idem, p. 5.
18Recuperan los principios fijados por el Papa Juan Pablo II en la Familiares Consortio, nº 37, en Ibidem, p.11.
QUERIDOS HERMANOS: Recibí esto por WhatsApp:
“Por favor estén muy atentos la PRÓXIMA SEMANA: En el periodo de INSCRIPCIÓN en las escuelas les entregaran una hoja, donde les preguntarán a los padres si están de ACUERDO que les den «EDUCACIÓN SEXUAL» a sus hijos, en el aula de clases. Simplemente escriban: ¡NO! La idea de ellos es introducir la Ideología de Género en las escuelas argumentando que «ES A PETICIÓN DE LOS PADRES.» Así, se evitarán el debate en el Congreso. INFÓRMALES esto a todos los padres y madres de familia que conozcas. Hay que salvar a nuestros niños de este ataque mortal contra su integridad moral y espiritual.
Firmado: Cardenal Mario Aurelio Poli. (Mario Aurelio Poli, es el actual arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires y Primado de la Iglesia Católica en la Argentina).
POR FAVOR RETRASMITAN ESTO URGENTEMENTE: En las escuelas, por WhatsApp, por Facebook, etc.
Que actualidad que tiene este escrito Romina, aplausos!!!!