Que las estadísticas oficiales están manipula das, que tienen una función política y que cada vez que el INDEC difunde las cifras del desempleo hay un tembladeral político, es algo que sabe todo lector atento. Sin embargo, la clave del engaño es mucho más profunda que unos dígitos más o menos, de acuerdo a si contamos los Planes Trabajar como desocupados o si sumamos también los subocupados. Para empezar, la tasa de desocupación no mide cuántas personas no tienen trabajo. La tasa de desocupación mide cuántas personas de la Población Económicamente Activa (PEA) no tienen trabajo. ¿Quiénes integran la PEA? Las personas que tienen entre 15 y 64 años, que tienen un empleo o lo buscan “activamente”. Todo el que no entra en esta definición no puede considerarse un desocupado. En primer lugar está el problema de la edad: las miles de personas de más de 64 años que necesitan trabajar y no lo consiguen no son desocupados para el INDEC. Lo mismo ocurre con los menores de 15 años. Como mostramos en la nota central, si un obrero con su salario apenas alcanza a comprar los bienes estrictamente necesarios para su subsistencia individual, entonces sus hijos son desocupados, pues para obtener su subsistencia deberán depender de la asistencia pública o trabajar. En segundo lugar, sólo se cuentan las personas que tienen empleo o lo buscan “activamente”. El encuestador del INDEC le pregunta a la persona que no tiene tra bajo si en la semana anterior salió a buscar trabajo, fue a entrevistas, etc.. Por un lado hay empleos que se consiguen por contactos informales, que no llegan a constituir “entrevistas”. Por otro, normalmente una persona que está desempleada por un largo período de tiempo llega un punto en que si no consigue trabajo deja de buscarlo “activamente”, pues decide que ante las bajas probabilidades de conseguir empleo no tiene sentido seguir perdiendo tiempo y dinero. Tampoco estas personas son consideradas desempleadas por el INDEC, sino que son llamadas “des-incentivadas”. Con lo cual puede darse la paradoja de que, según el INDEC, el desempleo baje pero no porque haya más trabajo sino porque hay más “desincentivados”. Además, muchas mujeres al ser despedidas y no encontrar empleo deciden que es más rentable ahorrar el costo de la guardería quedándose en casa. Estudios detallados sobre casos actuales, muestran que muchas veces la mujer es ama de casa cuando no encuentra trabajo y no, como quiere la burguesía, porque “se abstiene de trabajar” frente a otras opciones personales. Para ellas no trabajar no es una opción libre mente escogida, sino el resultado de la escasa oferta laboral. Más o menos lo mismo ocurre entre los estudiantes: históricamente los chicos de barrios obreros dejaban la escuela al comenzar a trabajar. Al no haber trabajo hoy permanenecen más tiempo en las aulas. Esto no quiere decir que si tuvieran la oportunidad de trabajar no lo harían. Pero, por supuesto, como no buscan “activamente” empleo, no son desocupados.*
Es la base misma de la que parten todas las mediciones del desempleo la que es completa mente falsa. Sobre estos dudosos cimientos se montan otras inventivas creaciones de las estadísticas públicas. Así, los cartoneros y los limpiavidrios no son desocupados, sino cuenta propistas y una persona que trabaja 6 horas semanales es un “subocupado”.
Marina Kabat.
*Una de las investigaciones en marcha en el CEICS en el campo educativo contempla una encuesta entre estudiantes secundarios y universitarios para establecer que porcentaje de ellos trabajaría si pudiera hacerlo.